PRESENTE

Nosotros y la Inteligencia Artificial: el trabajo humano frente a un espejo sin alma

Llegó la inteligencia artificial, y de un plumazo, empezó a mover esas sillas como si fueran piezas en un tablero que ya no reconocemos. ¿Qué estudiar en esta nueva era para que el saldo sea positivo?.

Adrián Characán
Adrián Characán

El futuro llegó hace rato. Como dicen Los Redonditos de Ricota: "todo un palo, ya lo ves". Hubo un tiempo en que alcanzar el trabajo fijo era la meta. Era la silla en la que uno podía sentarse, tranquilo, a armar su vida. Pero llegó la inteligencia artificial, y de un plumazo, empezó a mover esas sillas como si fueran piezas en un tablero que ya no reconocemos.

Nosotros y la Inteligencia Artificial: el trabajo humano frente a un espejo sin alma

Hoy, muchos no tienen un trabajo: tienen varios. Pluriempleo lo llaman. Pero en realidad es la manera elegante de nombrar el cansancio crónico, el café frío al mediodía, las horas robadas al descanso para subirse a una moto y hacer repartos, o manejar un auto ajeno en una App con nombre inglés. Todo para sumar unos pesos y llegar, apenas, a ese final de mes que cada vez queda más lejos.

Nosotros y la Inteligencia Artificial: el trabajo humano frente a un espejo sin alma

Los trabajos que ya no son seguros

Secretarios, cajeros, recepcionistas, administrativos. ¿Se acuerdan de ellos? La IA ya aprendió a hacer esas tareas. Mejor dicho: aprendió a hacerlas sin quejarse, sin pedir paritarias, sin tomarse días. No es que nos odie. No siente nada. Y ahí está el problema.

También están en la cuerda floja los redactores de textos básicos, los traductores mecánicos, los diseñadores que no se actualicen, los docentes que se resistan al cambio, los abogados que se duerman en los laureles. Porque el algoritmo no espera, y el mundo laboral tampoco.

Pero no todo está perdido: los trabajos que caminan al lado de la IA

Hay empleos que, lejos de desaparecer, se adaptan y se fortalecen. Los riders, por ejemplo, los que reparten comida, manejan autos o alquilan espacios en plataformas. Ellos trabajan con IA, no contra ella. Lo mismo los programadores, los diseñadores de sistemas, los expertos en datos, los encargados de ciberseguridad. Son las nuevas fronteras del empleo, donde el saber vale más que el esfuerzo físico.

Según estimaciones de organismos internacionales, la inteligencia artificial eliminará cerca de 92 millones de puestos de trabajo en el mundo, pero creará alrededor de 170 millones nuevos. El saldo es positivo, pero también es desigual: los que ya están mejor preparados, con acceso a la educación tecnológica y tiempo para aprender, serán los primeros en acomodarse. Los demás... bueno, los demás deberán correr de atrás.

Nosotros y la Inteligencia Artificial: el trabajo humano frente a un espejo sin alma

¿Qué estudiar en esta nueva era?

No todo vale. Hay carreras que ya nacen viejas. Hoy, estudiar para tareas repetitivas o automatizables puede ser una sentencia de frustración. Lo que se busca son habilidades blandas (empatía, creatividad, pensamiento crítico), pero también duras (manejo de datos, programación, análisis de sistemas, seguridad informática).

Si uno no sabe manejar una IA, corre el riesgo de que la IA lo maneje a uno.

El acceso desigual a la inteligencia artificial: una nueva brecha social

Los que más tienen, podrán pagar cursos, comprar herramientas, capacitarse, armar su propio porvenir digital. Los que no, quedarán mirando cómo pasa el tren, desde un andén que cada vez se aleja más. La movilidad social, ese viejo anhelo argentino de "mi hijo va a estar mejor que yo", tambalea frente a un futuro que no se construye a mano sino con código.

Nosotros y la Inteligencia Artificial: el trabajo humano frente a un espejo sin alma

¿Qué países están mejor preparados?

En América Latina, el mapa es claro. Chile lidera en infraestructura y desarrollo vinculado a inteligencia artificial, le siguen Brasil, Uruguay y recién después aparece Argentina. Nos falta inversión, pero sobre todo visión. Seguimos discutiendo si la IA nos va a robar el trabajo, mientras otros países ya la están usando para mejorar la productividad, la salud, la justicia.

¿Y si todo se va al demonio?

Porque sí, también existe ese otro escenario. El apocalíptico. El de las máquinas que aprenden demasiado rápido, el de los sistemas autónomos que deciden sin humanos en el medio, el de las guerras digitales, las manipulaciones masivas, los gobiernos invisibles. La IA, mal usada, puede ser una amenaza real. No lo decimos nosotros: lo dicen los científicos que la crean.

Nosotros y la Inteligencia Artificial: el trabajo humano frente a un espejo sin alma

Hoy, como nunca, se hace urgente un pacto social que incluya a todos en esta transformación. Que no deje a nadie afuera. Que entienda que el trabajo no puede morir, porque con él muere la dignidad.

Nosotros y la Inteligencia Artificial: el trabajo humano frente a un espejo sin alma

La inteligencia artificial no vino a salvarnos ni a condenarnos. Vino a ponernos a prueba.

Y la pregunta es: ¿vamos a ser protagonistas del cambio o espectadores del reemplazo?

Esta nota habla de:

Nuestras recomendaciones