TIEMPOS MODERNOS

Pluriempleo: el gil trabajador en la era Milei

Argentina atraviesa una de las etapas más brutales de precarización laboral de las últimas décadas. No se trata de una percepción subjetiva ni de una sensación térmica ideológica.

Adrián Characán
Adrián Characán

Desde que asumió Javier Milei, la Argentina atraviesa una de las etapas más brutales de precarización laboral de las últimas décadas. No se trata de una percepción subjetiva ni de una sensación térmica ideológica: más de 120.000 empleos registrados se perdieron en el sector privado en apenas once meses. Como si fuera poco, la informalidad ya alcanza al 36,7% de los trabajadores, con picos alarmantes entre jóvenes (64,3%) y mujeres (38,9%).

En este escenario de supervivencia, nació -o mejor dicho, se normalizó- el pluriempleo. Una forma de malabarismo forzado que combina trabajos precarios, turnos eternos y apps de reparto o transporte como Uber, Rappi, Cabify o PedidosYa.

Pluriempleo: el gil trabajador en la era Milei

Rubén, por ejemplo, es nutricionista. Vive en Ezeiza y cada vez que tiene que ir a atender en Capital, abre la app de Uber para ver si puede llevar algún pasajero y sumar unos pesos. A veces, se queda esperando que su esposa salga del trabajo para volver juntos. Ese "tiempo muerto" también lo usa para manejar. Como él, miles. No hay épica. Hay necesidad.

Cansancio mental, bronca social

Alguien podría decir que este país siempre fue así, que "acá se labura desde siempre". Pero algo cambió. Lo que antes era excepción, hoy es norma. Las jornadas de 12, 14 ó hasta 16 horas ya no escandalizan a nadie. El pluriempleo no es sólo un síntoma de la pobreza: es el agotamiento legalizado.

Y ese cansancio empieza a explotar por algún lado. Lo vemos en la calle, en las peleas absurdas entre colectiveros y automovilistas, en la furia de los taxistas golpeando parabrisas, en el "me bajé del auto porque no daba más". La paz mental está en jaque. La angustia se filtra, se acumula, y termina saliendo a los gritos.

Pluriempleo: el gil trabajador en la era Milei

El futuro jubilado que no existe

Hay algo que pocos se animan a decir: ¿quién se va a jubilar con estos trabajos? ¿Con qué aportes? ¿Con qué derechos? El pluriempleo, disfrazado de oportunidad, es la puerta de entrada a una vejez sin previsión. Ya lo viven hoy los jubilados actuales, que no pueden comprar sus medicamentos, pagar los servicios, ni llenar la heladera.

Con Milei, el Estado desaparecepará los débiles pero se arrodilla ante los poderosos. Mientras se reduce la inversión pública y se desguazan las estructuras de protección social, se abren las puertas del país a fondos extranjeros, bancos buitres y especuladores seriales.

Datos que duelen

  • 120.000 empleos registrados perdidos en menos de un año.
  • 36,7% de informalidad laboral (64,3% entre jóvenes).
  • 6 de cada 10 trabajadores informales viven en hogares pobres.
  • Los trabajadores en negro ganan 46% menos que los formales.
  • Aumentan los monotributistas, mientras se reducen los asalariados formales.

"Gil Trabajador": entre la romantización y la desesperanza

Pluriempleo: el gil trabajador en la era Milei

La canción de Hermética resuena más que nunca. "Donar sangre al antojo de un patrón, por un mísero sueldo", dejó de ser una metáfora. Hoy el trabajador argentino trabaja más, cobra menos y se queda sin futuro. Lo más perverso es que muchos de esos trabajadores todavía dicen: "A mí siempre me tocó laburar, con todos los gobiernos, yo nunca dependí de nadie". Y es cierto. Solo que ahora laburan el doble y viven la mitad.

No es resiliencia: es resignación

¿Quién saca adelante este país?

Nos dicen que "el país sale adelante con trabajo". Pero ningún país sale adelante con tres trabajos, sin derechos, sin sindicatos, sin previsión, sin salud mental. Nos dicen que "hay que aguantar, que esto se va a ordenar". Pero ¿ordenar qué, para quién? Acá no se está ordenando nada. Se está rematando la dignidad.

El pluriempleo no es un mérito. Es un castigo. Y nosotros, los que todavía creemos en otra Argentina, no queremos ser más el gil trabajador.

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