Falsas denuncias y reclamos verdaderos
La Asociación Verdad y Justicia Mendoza, no cesa en sus reclamos por denuncias falsas y por la lentitud en las actuaciones. Además, denuncias desde adentro
Reclaman por falsas denuncias, desidia, lentitud y por condiciones deplorables en el penal de San Felipe
Miembros de la Asociación Verdad y Justicia Mendoza, en esta ocasión junto a una asociación de Santa Fe, se manifestaron en el Polo Judicial de la provincia, en reclamo por las falsas denuncias y el letargo de la justicia provincial para algunos procedimientos que podrían traer alivio a quienes están privados de su libertad.
Nada se parece tanto a la injusticia como la justicia tardía
Tal como revelan referentes de la organización y familiares de algunos internos, esta máxima de Séneca "Nada se parece tanto a la injusticia como la justicia tardía" no está considerada en los criterios que imperan en la justicia mendocina. Cuentan que las dilaciones para efectuar las pericias, se ha tornado habitual. Algo que aportaría claridad para los procesos, se posterga y esto prolonga situaciones insoportables.
Nada personal
Según manifiestan familiares, la respuesta que han recibido y en persona, de parte de la Jefatura de Delitos contra la Integridad Sexual, a cargo de la doctora Daniela Chaler, es que las postergaciones obedecen a la falta de personal.
Presunción de culpabilidad
Entre los casos pendientes de resolución, desde la Asociación Verdad y Justicia Mendoza, señalan que es frecuente que se mantengan detenidos en el penal, con prisión preventiva, sin pruebas que justifiquen esa condición y sin que prime, tal como dicta uno de los pilares del derecho, el principio de inocencia. La violación de este principio, tiene consecuencias inmedibles, tal como hemos contado en anteriores ocasiones portada.com.ar/general/falsas-denuncias-un-reclamo-que-va-agregando-nombres-y-una-historia-para-no-repetir
Discrecional, arbitrario y dañino.
Ponen énfasis en que, por la falta de investigación rigurosa de los fiscales, sin que existan pruebas fehacientes y sustentado sólo por un relato, se detiene injustamente a personas íntegras. Además, insisten, cuando se determina que -efectivamente - no se ha producido ningún delito, pero se ha detenido injustamente a alguien, quien hubo efectuado esa falsa denuncia no recibe una sanción equivalente al padecimiento de un inocente en condición de encierro.
Mental, material, familiar, físico y socialmente, el daño es irreparable
Abunda la literatura que demuestra la profunda lesión que causa la privación de la libertad de cualquier sujeto, cuando no ha cometido un delito. Y en Mendoza, hay antecedentes incontrastables sobre estas detenciones.
Casos testigos
Hace escasos días lo padeció un ciudadano chileno, quien después de permanecer más de un mes aprehendido, debió ser liberarlo por la contundencia de las pruebas que lo absolvían. Habrá que ver qué consecuencias le trae a la provincia esa detención. Pero hay otros casos más lesivos aún, que deberían poner en guardia al sistema penal.
Las burocracias incomprensibles
El caso de Manuel (evitamos aportar mayores datos para no re victimizarlo) es elocuente. Fue denunciado y prontamente imputado por presunto "abuso sexual con acceso carnal". Debió padecer 9 meses en el penal para conseguir que el EdeAAS (Equipo de Abordaje de Abusos Sexuales ) hiciera las pericias, y luego 5 meses para que entregaran el informe. Finalmente fue sobreseído , por la certeza convalidada de que el delito nunca existió.
El exilio de Fernando
Fernando quiso contar su experiencia, por la conmiseración que siente por quienes sufren lo que él padeció. Decidió, luego del trauma vivido, irse con su familia a vivir al exterior.
Lejos de recuerdos tortuosos
Desde España, Fernando nos acerca su relato. Acusado por un delito contra la integridad sexual, estuvo detenido en el penal y admite que fue un infierno. Además de lo que él sufrió, debieron soportar lo que padecía su esposa cuando lo visitaba. Inenarrable.
Diecinueve meses imborrables.
Estuvo un año y siete meses, preso. Le negaron a su defensa, en más de una ocasión, el régimen de prisión domiciliaria. Finalmente, fue sobreseído, y cuenta que, en la audiencia, en la que dictaron que debía quedar en libertad, tanto el fiscal como la jueza, le ofrecieron sus disculpas, algo que, obviamente, Fernando no aceptó y seguramente no aceptará jamás.
La proeza de aportar pruebas para demostrar inocencia, la inversión de los procesos
Sí destaca Fernando que su situación tuvo un final conforme a la verdad, pero indica que hay otros que atraviesan similar suplicios, pero sin su suerte, la de poder reunir y aportar las pruebas suficientes y necesarias para demostrar su inocencia.
La cárcel como castigo ¿qué parte no se entiende?
Además de los pedidos suplicantes para que se realicen las pericias, para que se investiga con denuedo, para que se lleven a cabo, en tiempo y forma las audiencias, se suma a los padecimientos, la situación de precariedad y desatención que viven los internos en el penal San Felipe, que hemos advertido en anteriores ocasiones, aquí mismo portada.com.ar/portada/carcel-san-felipe-imagenes-no-aptas-para-personas-sensibles-e-impresionables
Condiciones que no se corresponden con la obligación del Estado
Desde San Felipe denuncian que pasan días sin agua caliente. Al menos en unos de los pabellones, los internos han soportado picaduras, según dicen de "chinches". Si acaso esas "chinches" fueran vinchucas, otro drama se agrega a la de estar privados de libertad. Están hacinados y en ocasiones, desatendidos. Reclaman cuestiones básicas, como las mochilas en los baños y camas.
¿Cuántas veces habrá que denunciar?
Produce tedio la redundancia, pero con repasar la Constitución, alcanza. Los penales no deben ser sitios para castigo. Y mucho menos, para encerrar a inocentes. Sería prudente que quienes evalúan con ligereza e inspirados por la venganza, atiendan los muchos casos de personas que están ahí por denuncias injuriosas y claro, por la impericia en los procesos de investigación. La libertad está garantizada, sólo para algunos privilegiados, los demás, todos vulnerables.