Día Internacional de las Personas con Discapacidad
El autor, Martín Tula, reflexiona y expone la actualidad del colectivo de Personas con Discapacidad, en donde las políticas del Estado se agotan en la retórica de campañas
Legislar y promover
por
Martín Tula
El 3 de diciembre es el Día Internacional de las Personas con Discapacidad. Esta fecha fue designada en 1992 por Naciones Unidas con la intención de promover los derechos del colectivo mediante el desarrollo y la inclusión. Sin embargo, en nuestro país, esto no estaría sucediendo ni hoy ni en aquel momento.
Argentina vive en una coyuntura permanente donde la economía, la seguridad y los problemas sociales ocupan la agenda diaria. Estos temas, que también incluyen a las personas con discapacidad, suelen abordarse desde una generalización que nos deja siempre de lado.
Digo "nos deja" porque, estimado lector, también soy una persona con discapacidad: tengo Osteogénesis Imperfecta grado tres. Es por ello que hoy, desde esta columna, puedo escribir no sólo con datos sino además, con fundamentos.
Actualmente, Argentina carece de políticas reales de Estado dirigidas a las personas con discapacidad. Aplicando la tan mencionada teoría de que la demanda debe regular la oferta, observamos que las demandas aumentan cada día mientras que las ofertas son nulas.
Nuestra Constitución, en su artículo 75, ordena "legislar y promover" acciones positivas que garanticen la "igualdad real de oportunidades y trato, y el pleno goce y ejercicio de los derechos", abarcando en particular a personas con discapacidad, niños y mujeres. Sin embargo, estas disposiciones no se están cumpliendo en un país donde la accesibilidad, tanto en los ámbitos del Estado como en la vía pública, empeora constantemente.
Educación y transporte
La educación sufre vaivenes constantes: el alumnado muchas veces no puede completar su ciclo lectivo por falta de transporte y accesibilidad, mientras que los docentes hacen esfuerzos casi épicos para cubrir las necesidades de estos estudiantes en el proceso de aprendizaje.
Desprecio por las leyes
No podemos olvidar el acceso al trabajo, donde el sector privado, en ocasiones, no puede contratar a personas con discapacidad debido a la falta de transporte adecuado o a las dificultades de acceso físico. Por increíble que parezca, esto sucede incluso en barrios de alto poder adquisitivo como Belgrano, donde la falta de rampas o el mal estado de las veredas dificultan la movilidad y ponen en duda la posibilidad de otorgar puestos laborales.
El cupo laboral y las pensiones no contributivas son, en esencia, un parche para una problemática de fondo que ni hoy ni ayer ha sido adecuadamente abordada.
El voto útil del inútil
Cada dos años, durante las campañas electorales, los discursos en favor del colectivo de personas con discapacidad resurgen. Los partidos políticos presentan propuestas vacías, que rara vez llegan a ser tratadas en las cámaras legislativas provinciales o nacionales, porque no generan interés mediático.
No faltan los eventos improvisados para los candidatos de turno, donde algunas personas con discapacidad son colocadas en primera fila para la foto del partido y los medios. Estos actos suelen culminar con un pequeño titular en la tercera o cuarta página de algún diario local, destacando la "preocupación" y la "necesidad de un cambio" en las políticas de Estado.
En Argentina, el colectivo de personas con discapacidad es, lamentablemente, el "voto útil": se cuenta con ellos y con sus allegados, que creen en las promesas de campaña. Pero, al no poder participar de manifestaciones masivas o actuar como fuerza de choque, como ocurre con colectivos como el LGTB+ o el feminismo, terminan siendo percibidos como "inútiles" en tiempos de agendas populistas.
Incluir, no. Igualar: sí
En esta época, discutimos las formas, pero rara vez abordamos el fondo de la cuestión. Hoy se habla de "inclusión" y de "personas con discapacidad". Sin embargo, quiero reflexionar con usted, amigo lector: ¿debemos incluir o igualar?
La sociedad no debe simplemente incluir, sino igualar. Para graficarlo, no es lo mismo que haya un coche con cuatro asientos y me incluyan porque sobra uno, a que, desde el inicio, yo sea parte del proyecto de viaje. Igualar significa tener las mismas oportunidades que los demás, ya sea en un coche o en la vida misma.
Como dijo Benjamin Franklin: "Lo único que debemos temer es al miedo mismo". Es hora de que las personas con discapacidad dejen de temer al futuro y levanten hoy la bandera de la igualdad para construir un presente y un futuro mejor.