Aunque es una tradición y un hábito, nunca deberías consumir alimentos por encima de esta temperatura
La ingesta de bebidas y comidas muy calientes es una costumbre difundida en muchos lugares. Sin embargo, especialistas alertan sobre las enfermedades que pueden producir.
Más allá del placer momentáneo que podemos experimentar por un plato recién servido y todavía muy caliente, comer alimentos muy calientes puede ser más riesgoso de lo que creemos. Son muchos los estudios y expertos que advierten sobre los riesgos asociados con este hábito que puede afectar a varios órganos a la vez: las quemaduras en la boca, la garganta y el esófago decantarían con el tiempo en el desarrollo de patologías como cáncer.
En el corto plazo, hay riesgos físicos y orgánicos por comer alimentos muy calientes como la generación de problemas digestivos. Allí están la irritación estomacal y el reflujo ácido, especialmente en personas con sensibilidad gástrica, ya que se dificulta la absorción de nutrientes debido a que el calor extremo puede dañar las enzimas digestivas.
Para evitar complicaciones, los expertos aconsejan dejar que los alimentos se enfríen antes de comerlos y probar siempre la temperatura antes de ingerirlos. También recomiendan optar por platos tibios o templados en lugar de extremadamente calientes.
¿Qué pasa cuando se consumen alimentos muy calientes?
Según lo detalla el portal businessinsider.es,al ingerir alimentos muy calientes el aparato digestivo y sus diferentes partes pueden resultar dañadas. En concreto, crecen las probabilidades de dañar la delicada mucosa que reviste el estómago y generar inflamación y dolor abdominal. También se ve comprometida la lengua, que es el primer órgano que entra en contacto con la comida a temperatura elevada y termina por quemarse, generando llagas y ampollas.
En casos de personas más sensibles puede producirse enrojecimiento y alteraciones de las papilas gustativas, desencadenar gastritis o úlceras abdominales. Por otro lado, el exceso de calor y de frío puede resultar perjudicial para los dientes provocando con las altas temperaturas agrietamiento en el esmalte dental. Por su parte, la garganta sufre dolor e hinchazón tras la ingesta.
¿Las comidas calientes sacian más?
Según lo detalla Infobae, las comidas calientes pueden provocar una sensación efímera de saciedad, aunque solo es el corto plazo. No obstante, al poco tiempo la sensación de hambre regresa y se produce un malestar estomacal tras la ingesta.
De hecho, ocurre que, si la comida está demasiado caliente, la digestión puede ralentizarse. El estómago para lograr el proceso digestivo debe enfriar estos alimentos para llevarlos a la temperatura normal de nuestro cuerpo, lo cual le llevará más tiempo.
¿A qué temperatura deben tomarse las bebidas?
Business Insider destaca que el consumo de bebidas muy calientes implica un alto riesgo para la salud humana si dicha práctica se sostiene en el tiempo, y produce un llamado de atención hacia las infusiones como el mate. Dicho portal destaca que el gran peligro se da a largo plazo con las bebidas demasiado calientes -como el té, el café o el mate-. Esto es así porque el consumo repetitivo de infusiones por encima de los 65 grados aumenta el riesgo de desarrollar cáncer de esófago.
Tanto la Organización Mundial de la Salud, como la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) llaman la atención sobre el impacto de la salud y, en el caso de la última agencia, coloca a las bebidas muy calientes al mismo nivel que la carne roja frente al riesgo de contraer cáncer. Tal es así que un comunicado emitido por el organismo en 2016 aseguraba que "No pasa nada por tomarse un día un café o un té muy caliente. Eso no va a desencadenar la aparición de un tumor. El problema es cuando se toma de forma continuada, como se hace en algunas poblaciones de América del Sur, Turquía, China, Irán o Japón".
¿Cuál es entonces la temperatura ideal para la comida?
Los especialistas recomiendan ingerir los alimentos a una temperatura similar a la del organismo, es decir, los 36,5 grados.