Revisitar Jesucristo Superstar, la ópera rock de Andrew Lloyd Webber y Tim Rice, es siempre un ejercicio necesario

Jesucristo Superstar o Jesucristo Superestrella, como se conoció en algunos países de América Latina, es una ópera rock con música de Andrew Lloyd Webber, quien tenía 22 años cuando la compuso; y letras de Tim Rice, que primero surgió como álbum conceptual en 1970 y un año después dio el salto a los escenarios de Broadway hasta la actualidad donde, más de 50 años después de su estreno, sigue cautivando.

Adaptado libremente de los Evangelios, el argumento se centra en los últimos siete días de la vida de Jesús de Nazaret, comenzando con los preparativos de su llegada a Jerusalén y finalizando con la crucifixión. La resurrección no está incluida de manera intencionada para evitar cualquier referencia a la divinidad del protagonista.

Rice y Lloyd Webber fueron acusados de negar la divinidad de Cristo y convertir a Judas en héroe

El espectáculo se adentra en la psicología de Jesús desde el punto de vista de su discípulo Judas Iscariote, quien es retratado como una figura trágica descontenta con la dirección que ha tomado la doctrina de su maestro, y plantea un enfrentamiento político y personal entre los dos que no está reflejado en la Biblia.

Durante el desarrollo de la trama se presentan numerosos anacronismos intencionados, como actitudes y sensibilidades contemporáneas, argot en las letras de las canciones o alusiones irónicas a la vida moderna. Desde su debut en Estados Unidos, Jesus Christ Superstar ha podido verse en más de 40 países a lo largo de todo el mundo, convirtiéndose en un fenómeno cultural sin precedentes.

Repasemos algunos detalles de la producción original de Tim Rice y Andrew Lloyd Webber

Revisitar Jesucristo Superstar es un ejercicio necesario. La versión de Norman Jewison encabezada por Ted Neelly, Carl Anderson e Yvonne Elliman se mantiene en el Top de musicales. Repasemos un poco de todo hasta llegar a su estreno en España, quizá, la versión en castellano de mayor éxito.

Tim Rice y Andrew Lloyd Webber afrontan el reto de componer un disco conceptual sobre la vida de Cristo. En origen no fue un musical. La génesis del musical rock nació con el estreno en Broadway de Hair. Una mezcla de pseudo-filosofía espiritual entre hippies con toques de hindúes.

Ambos autores vieron la oportunidad de cubrir un espacio de espiritualidad que flotaba en el ambiente a través del rock. El LP fue un éxito total en USA y en UK pasó desapercibido. Para la grabación del disco, el papel de Jesús lo interpreta Ian Gillan vocalista de Deep Purple.

Gillan, en estado de gracia, hace una grabación superlativa. Se suman al elenco la desgarrada voz de Murray Head como Judas e Yvonne Elliman, como María Magdalena y que, además, estrenó en Broadway y protagonizó la película de Jewison.

Varios actos de protesta dirigidos por movimientos y sectores ultra católicos atacaron y a la vez promocionaron el espectáculo. El Papa Pablo VI vio en el musical una vía de extender el cristianismo y dio su beneplácito con entrevista incluida a sus autores en Radio Vaticano.

Una vez conseguido escuchar en la emisora vaticana rock por primera vez lo demás parecía sencillo. Es cierto que el debate siguió encendido sobre todo por la no aparición de la Virgen María y los dudosos sentimientos de María Magdalena hacía Jesús.

Qué Judas fuera el protagonista no ayudaba mucho. También los judíos se suman a la fiesta por la representación, según ellos, malévola de los sumos sacerdotes. Pero al final venció la música y la partitura de Webber es estratosférica.

Jesucristo Superstar tiene cerca de veinticinco motivos musicales lo que le otorgan una dimensión operística. Se pueden ver elementos de rock experimental de finales de los '60 evocando a bandas y artistas como Jimmy Hendrix o King Crimson.

No olvida lo que es el musical tradicional con grandes baladas que se mueven entre lo lírico y el rock. También las estructuras clásicas con Prokofiev de marco y las disonancias para los personajes judíos. Incluso nos regalan un número al más puro estilo Ragtime con Herodes.

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Cómo se gestó la versión española de Jesucristo Superstar con Camilo Sesto como productor y protagonista

A principios de los '70, en España la dictadura estaba en sus estertores, y a pesar de ello hubo una lucha feroz con la censura. Nacho Artime viaja a Londres para hacerse con los derechos para España cosa que consigue rápidamente.

Al llegar no tiene ni siquiera la adaptación al castellano. Como director escénico piensa e incorpora a Jaime Azpilicueta. ¿Quién financia un proyecto que se estimaba en la fecha en unos 15 millones de pesetas?

Aquí aparece Camilo Sesto, un fan del espectáculo que había visto en Londres varias veces la versión original.

Camilo Sesto se convierte en el único productor que arriesga un capital muy importante en un montaje al que no daban el más mínimo futuro. Un acierto de Camilo y el tándem Azpilicueta/Artime es incorporar a Teddy Bautista como director musical proveniente del mundo del rock.

Se rodean de músicos rockeros y Bautista trata de simplificar el número de maestros al mínimo necesario tras ver partituras con 27 pentagramas según sus propias palabras. La incógnita se plantea sobre la capacidad de Camilo para alcanzar los registros que exige la partitura. Pero Camilo pronto sorprenderá a todos y recabará admiradores entre sus compañeros. Completa el reparto Ángela Carrasco con voz cálida y perfecta para el controvertido personaje de María Magdalena.

La versión española de Jesucristo Superstar, con Camilo Sesto y Ángela Carrasco

Otra dificultad eran los cuerpos de baile. En aquella época no existían actores y actrices formados para cantar y bailar a la vez. Se convirtió en una pequeña ONU con coros procedentes de varios países. También se busca Teatro y se elige el Alcalá Palace. Un espacio pequeño y traicionero por su foso como veremos.

Un foso para músicos, visión para el director y espacio para un Mellotron (un teclado que reproduce instrumentos). Esto deja un escenario donde el frontal es muy estrecho y se accede a él a través de pasarelas. Muchas veces actores y bailarines cayeron al foso encima de músicos.

Nuestra imagen actual del musical es de actores que se mueven libremente por el escenario. En el año '75 no había micrófonos inalámbricos lo que supone que se movían y bailaban con micrófonos con cables. Imaginen la dificultad a la hora de montar coreografías.

Se optó porque técnicos de sonido estuvieran recogiendo cable en plena función. Se calcula que se movían más de 8 kilómetros de cable. Por primera vez se utiliza el sonido cuadrafónico en España repartiendo torres de sonido por el Teatro y se coloca un altavoz en el techo.

Música en vivo. Sonido de vanguardia. Iluminación como no se había visto hasta la fecha y el entusiasmo de todo el elenco, producción y dirección consiguieron que este musical fuera un hito en España y un punto de inflexión de trascendencia social.

A pesar de amenazas de bomba, insultos a actores, manifestaciones a la puerta del Teatro y descalificaciones, el respaldo social y de taquilla fueron tan abrumadores que prensa, radio y televisión no les quedó más que aceptar el éxito sin paliativos ni ambages.

Una mención para la interpretación de Camilo en Getsemani un tema donde maridan a la perfección bases de rock con elementos sinfónicos produciendo un éxtasis trascendental.

Llegar a esos sobre agudos con esa intensidad y fuerza está en la voz de muy pocos.

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