María Inés Zaragoza y un Jardín para conectar con el arte, en el Museo Carlos Alonso
La artistas mendocina expone hasta el 24 de agosto en el Museo Carlos Alonso su muestra "Había un Jardín que me llamaba"
Textiles de MARÍA INÉS ZARAGOZA en el Museo Carlos Alonso, hasta el 24 de agosto
"Había un jardín que me llamaba"
La artista María Inés Zaragoza pone en palabras aquí, lo que puede disfrutarse en sus obras, exhibidas en el Museo Carlos Alonso, con la curaduría de otra gran artista plástica, Marcela Furlani. Hasta el 25 de agostos se puede visitar y disfrutar en Emilio Civit 348 en la ciudad de Mendoza,
Tengo un conocimiento vago de los seres que habitan mi jardín y un modo propio para conectarme con ellos. La naturaleza como un espacio de recogimiento. A veces distante, otras no. Rica en materialidad y sensibilidad. Promueve mi reflexión de la realidad, del hoy, de los hechos que se suceden en el mundo lejano y en el nuestro, próximo. Un mundo que rodea y agobia. La guerra, el hambre, la enfermedad, el aislamiento, el dolor. La incertidumbre. La contaminación, el abuso. El deterioro. La falta de escrúpulos, la violencia, el egoísmo, la divinización de lo material. La pérdida. A través de mi interpretación de ella, intento responder a esto
El NUSHÜ, único idioma que sólo comunicaba entre mujeres
Quizás tal como lo hacen, desde los tiempos medievales las mujeres chinas a través del NUSHÜ, utilizo símbolos que manifiestan belleza y significado, para superar circunstancias adversas. Conviven la nostalgia y el dolor, la alegría y la esperanza.
NUSHÜ es un sistema de escritura creado por un grupo de mujeres durante la China feudal, al ser privadas del derecho a la alfabetización. Este legado ha persistido durante generaciones. Los símbolos que transmiten esta cultura femenina, plenos de crear belleza y significado, son testimonio de su resiliencia, incluso en circunstancias adversas.
Búsqueda - elecciones - proceso
El textil, casi tan antiguos como la propia civilización humana, ha estado presente en todas las épocas y culturas. La primera evidencia arqueológica de la civilización humana es la existencia de telas y tejidos.
El textil ofrece la posibilidad de convertir el arte en algo cercano y accesible, vinculando la producción visual a lo cotidiano. Su adaptabilidad se manifiesta en tapizados, almohadones, manteles, cortinas. Objetos tradicionalmente reconocidos como utilitarios, que pueden trascender sus límites de uso, desdibujando, una vez más, los límites entre el Arte, el Diseño y los objetos utilitarios.
Hace cuatro años que me reencontré con las gubias, la madera y otros materiales similares. Periodo en el que me he dedicado a estampar paños con matrices grabadas o recortadas. Combino plenos, tramas, colores, transparencias. Descubro muchas veces cómo la superposición provoca la aparición de colores no previstos, que simplemente aparecen, mientras otras desaparecen, se funden con el fondo. Es como un JUEGO que NARRO, sus participantes son las telas, las formas y las tintas.
Siento una simbiosis de distintos componentes: la tela como soporte, la elaboración de la matriz que permite llegar a la estampación, los procesos de indagación y experimentación gráfica. Procesos que pocas veces parten de una idea previa. Prima lo intuitivo, lo azaroso, la sorpresa.
¿Objeto, prenda o pieza de arte?
Un textil se puede transformar en un objeto o continuar su existencia como paño. Estos paños que a veces pujan por escaparse, de romper los límites, mientras otros se conectan con lo instalativo.
Estos textiles hablan de la flora, de la naturaleza, de la vida. Evidencian el cambio, lo que muta. Sugieren el renacimiento. Mientras los colores predominantes varían de acuerdo a la tonalidad-base de cada tela, entablando una especie de diálogo. Y es así como las diferentes combinaciones pueden denotar alegría, drama, quietud, agitación, equilibrio
María Inés Zaragoza: perfil de una artista Visual
Breve recorrido por su trayectoria y sus contribuciones
Con una sólida formación y un compromiso ejemplar con el arte y la educación, esta destacada artista visual ha construido una carrera notable que abarca la creación artística, la docencia y la gestión cultural. Su trayectoria comienza con una formación especializada en grabado, al completar un curso sobre litografía y zincografía en el Taller de Asociación Ars Empori en Gerona, España. Este periodo formativo marcó el inicio de un camino que combinaría la práctica artística con una profunda dedicación al ámbito académico.
En 1984, inició su labor docente como jefe de Trabajos Prácticos en el Taller de Grabado de la Facultad de Artes, junto al maestro Scilipoti. Este rol significó una continuación de su relación con el Taller de Arte de la Escuela del Magisterio, donde había comenzado su formación como alumna. A partir de 1996 y hasta 2024, desempeñó el cargo de profesora adjunta en la misma cátedra, consolidando su papel como educadora y referente en el campo del grabado.
En paralelo a su labor docente, la artista ha destacado como investigadora. Desde 2002 hasta 2013, dirigió proyectos de investigación sobre la imagen digital, en calidad de investigadora categorizada por la Secretaría de Ciencia, Técnica y Posgrado. Este enfoque en la imagen digital refleja su interés en las intersecciones entre tecnología y arte, un tema recurrente en su trabajo.
Entre 2011 y 2018, la artista asumió el cargo de Secretaria de Extensión y Actividades Artísticas en la Facultad de Artes y Diseño de la UNCuyo. Durante su gestión, promovió iniciativas culturales significativas, tales como la Semana de las Artes y el Diseño (2012-presente) y el Programa de Muestras Anuales de Artistas Visuales Argentinos, en colaboración con la Municipalidad de Mendoza. Este programa incluyó la participación de reconocidos artistas como Nora Correas, Nicola Constantino, Horacio Zabala, Teresa Pereda, Marcela Astorga y Edgardo Madanes, entre otros.
Como artista visual, su obra abarca una variedad de temas recurrentes, incluyendo el tiempo y el devenir, la arquitectura, los juegos de abstracción y la mujer. Estos temas se manifiestan en sus distintas series de trabajos, ofreciendo una visión profunda y multifacética de la realidad.
En 2024, presentó su muestra individual "Amarra. Textiles estampados" en el Espacio Confluencia - FAD UNCuyo, destacándose como una expresión contemporánea de su exploración artística. Además, su participación en más de ochenta exposiciones grupales y colectivas, tanto a nivel nacional como internacional, subraya su reconocimiento en el ámbito del arte visual. En particular, ha sido seleccionada en dos ocasiones para el International Biennial Print Exhibit en Taiwán, lo que reafirma su prestigio y la relevancia de su obra en el escenario global.
Con esta combinación de práctica artística, investigación, docencia y gestión cultural, esta artista continúa siendo una figura central en el panorama de las artes visuales, contribuyendo de manera significativa a la evolución del arte contemporáneo y la formación de nuevas generaciones de artistas.