Rolf Hossinger: Héroe en el cielo, olvidado en la tierra

Por Orlando Pelichotti

En la noche del viernes pasado, y minutos antes de la gran tormenta que azotó a Buenos Aires, todos esos recuerdos terminaron en un contenedor de basura: cientos de fotos amarillentas, muchos diplomas, distinciones, también recortes de decenas de diarios de muchos países, testigos de un pasado glorioso.

La historia de un hombre que surcó los cielos y enfrentó guerras quedó reducida a simples desechos, como si todo lo que hizo no importara. Flavio junto a su hijo Augusto pasaban por el lugar donde estaba tirado, y rescataron de lo que sería un triste final.

Los recuerdos del Maradona del volovelismo argentino rescatados de la basura

Esta historia surge de la curiosidad y el respeto por nuestra memoria aeronáutica. El primer medio en darla a conocer, Diario PORTADA, pudo hablar con quienes se convirtieron en sus inesperados protagonistas: Flavio Quadrelli (49 años) y su hijo Augusto (24), estudiante de piloto de aviación comercial.

Era la noche del viernes pasado en Zárate, provincia de Buenos Aires, justo antes de que una gran tormenta se desatara. Mientras paseaban al perro por las calles del barrio, algo llamó su atención: papeles, diplomas, premios, fotos originales, recortes amarillentos de diarios y revistas, entre ellos tapas de El Gráfico y fotos con Arturo Frondizi en el Senado. Todo tenía un denominador común: la vida del piloto Rolf Hossinger.

Ayudados por la luz de un celular, Augusto le susurró a su padre: "Es considerado el Maradona de los planeadores en Argentina". Sin dudarlo, comenzaron a rescatar el material, que resultó ser abundante y valioso, antes de que la tormenta pudiera arrasar por completo.

A la mañana siguiente, empezaron a catalogarlo y compartirlo en Facebook, solicitando información y despertando un interés inmediato. Muchos mostraron entusiasmo para que los recuerdos fueran donados al Club Planeadores Zárate, en el mismo barrio donde el hallazgo ocurrió.

Es imposible no sentir un vacío profundo al pensar que símbolos de coraje, talento y pasión pueden desaparecer en un instante. Los vuelos, los récords y las victorias sobreviven sólo en la memoria de quienes aún los recuerdan. La gloria de Hossinger sigue flotando en el viento, pero la tristeza de su abandono nos recuerda lo frágil que es la memoria de los héroes

Rolf Hossinger: el hombre que hablaba con el viento

Nacido en Mártires, Misiones, en 1930, y forjado entre los cielos de Suecia, Rolf Hossinger parecía tener en su destino la señal de volar. Desde joven descubrió el arte del vuelo sin motor, también llamado volovelismo, aprendiendo a leer las corrientes como si fueran notas de una partitura invisible.

En 1960, en Colonia, Alemania, alcanzó la gloria: con un Skylark 3, se convirtió en campeón mundial de la clase abierta, único argentino en lograrlo, uniendo con maestría instinto, aerodinámica y paciencia. Cabe mencionar que fue tapa de la revista El Gráfico en varias oportunidad y por sus logros internacionales se adjudicó el Olimpia de Plata y de Oro, elegido naturalmente como el mejor deportista de nuestro país en ese mismo año.

Pero Hossinger no se contentó con los límites de un campeonato. Piloto civil de Aerolíneas Argentinas, desde donde innovaba todos los años, junto a su tripulación, además de ser uno de los pilotos más recordados por sus compañeros, hasta el día de hoy. También se dedicó a ser explorador de dirigibles y globos aerostáticos (tenía la licencia 1 de Argentina).

Cuando estalla la guerra se inscribe para aportar toda su experiencia, y fue aceptado con el grado de Comandante de Línea Aérea, que estuvo en los vuelos de evacuación humanitarios durante la Guerra de Malvinas desde el 14 de abril hasta 7 de junio de 1982, por lo cual fue condecorado con la "Distinción Héroes de Malvinas", por su valentía en el accionar aeronáutico desde el ámbito civil, y aporte a nuestro país en 1987, también cruzó casi todos los ríos y cielos en aventuras por casi todas las provincias de nuestro país, que parecían desafiar el tiempo.

En 1987, sobre el Río de la Plata, realizó una travesía en globo que evocaba los primeros vuelos pioneros de Newbery y Aarón de Anchorena, uniendo historia y audacia. Recibió muchos homenajes en vida, como el Premio Héroes de Malvinas en 1990.

Compitió en nueve mundiales (1958, 1960, 1963, 1965, 1968, 1970, 1972, 1987, 1989), representando a Argentina, fue campeón nacional una y otra vez, y hasta sus últimos años permaneció en el aire, hablando con el viento, escuchando sus secretos, un maestro muy querido, enseñaba desde la misma pasión y experiencia.

Una de las fuentes consultadas fue Gustavo Marón, titular de la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC) y apasionado historiador de la aeronáutica en Mendoza. Sobre Hossinger, Marón señaló:

Fue un personaje muy querido y respetado en la aviación argentina. No solo era un excelente piloto, sino también una gran persona. Tuvo una participación destacada en Aerolíneas Argentinas y fue uno de los pilotos del dirigible La Serenísima, que surcó los cielos de nuestro país.

En la fría mañana del 3 de mayo de 2005, en Buenos Aires, cumplió su último final/aterrizaje (acompañado siempre en su enfermedad por su esposa Letty, sus hijos Sissy y Karin), se fue diciendo:

Cuando el turno me toque, pido a Dios me permita volar en su misma térmica.

Pero su legado persiste: un hombre que no solo voló, sino que convirtió cada vuelo en un diálogo silencioso con el cielo, y cuya sombra sigue flotando entre térmicas y horizontes infinitos.

Podemos verlo en diferentes momentos de su vida:

Esas extrañas aves voladoras silenciosas

En una entrevista para el Canal de España, vemos a un Hossigger distendido, pensativo, como era su costumbre: "En el planeador no se domina el aire, se dialoga con él: cada térmica es una ecuación invisible, cada ascenso una decisión precisa. Cuando el suelo se aleja en silencio, sabes que estás volando con la ciencia y el instinto en equilibrio perfecto... "

El vuelo sin motor, también llamado vuelo a vela o vuelo en planeador, es un deporte aéreo que consiste en pilotar un velero aprovechando únicamente las corrientes ascendentes de aire para mantenerse en el cielo y recorrer largas distancias, sin ayuda de un motor.

Considerado un deporte-ciencia, el vuelo a vela depende en gran medida de las condiciones meteorológicas y de la pericia del piloto, especialmente para utilizar térmicas y ondas de montaña. Los planeadores son remolcados por una avioneta hasta una altura inicial, generalmente de unos 500 metros, y a partir de allí el piloto vuela de manera autónoma, controlando el ascenso, la navegación y el aterrizaje mediante su habilidad y el conocimiento de la atmósfera.

El Skylark 3: recuerdos de una era dorada del vuelo a vela

Fue un planeador monoplaza de clase abierta destacado en la historia del vuelo a vela. Su mayor logro se produjo en el Campeonato Mundial de Vuelo a Vela de 1960, realizado en Colonia, Alemania, donde el sueco-argentino Rolf Hossinger obtuvo el primer lugar, convirtiéndose en el último planeador de diseño británico en ganar un campeonato mundial.

Con una envergadura de 18 metros y una estructura principalmente de madera. Las alas se construían con larguero principal y trasero, revestidas en contrachapado y tela, mientras que el fuselaje semimonocasco, de sección elíptica, estaba recubierto de madera contrachapada. La cabina, cerrada con plexiglás, se ubicaba delante del ala. Su peso máximo de despegue era de 358 kg, y dada la contextura física de Hossinger, se lo veía siempre despojado de casi toda la ropa posible, para dar con ese peso.

En Mendoza, este deporte se practica en el Aero Club San Martín, Mendoza. La Federación de Vuelo de Vela, apoyada por la ANAC, queda en calle Anchorena 275, Ciudad de Buenos Aires. 

El Aero Club San Martín es el lugar principal en Mendoza para volar planeadores, siendo un semillero histórico de pilotos de vuelo sin motor.

Ante el hallazgo de material histórico o para donaciones familiares o institucionales, el Archivo General de Mendoza, las recepciona, cataloga y custodia. Se ubica en calle Sargento Cabral 50 de Ciudad, ex Estación del Ferrocarril Trasandino.