Trabajar desde casa a punto de convertirse en ley
Además del aumento de videollamadas a familiares o amigos, esta pandemia actual nos ha empujado al teletrabajo. Empleadores y trabajadores a lo largo del mundo han debido adaptar sus modalidades de empleo, en aquellos casos en que era posible, para seguir produciendo. En nuestro país esta transformación se vió acelerada con un Aislamiento Social Preventivo… Continúa leyendo Trabajar desde casa a punto de convertirse en ley
Además del aumento de videollamadas a familiares o amigos, esta pandemia actual nos ha empujado al teletrabajo. Empleadores y trabajadores a lo largo del mundo han debido adaptar sus modalidades de empleo, en aquellos casos en que era posible, para seguir produciendo. En nuestro país esta transformación se vió acelerada con un Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio que lleva casi 100 días.
El teletrabajo estaba reservado a grupos reducidos de trabajadores. Luego del Coronavirus, las empresas que ya habían incursionado en esta modalidad, están decididas a ampliar esta práctica, analizando cómo virtualizar sus procesos de trabajo. Empresas como Mercado libre o Santander han anunciado que podrían extender el teletrabajo para el 100% de su personal hasta por lo menos, enero de 2021. A nivel global, el CEO de Twitter ha sorprendido a sus empleados informándoles que seguirán trabajando desde su casa para siempre.
Según el relevamiento realizado por la consultora Apex America en empresas de la Argentina, Chile y Colombia durante el mes pasado, el 93% de las empresas logró mantener o mejorar sus resultados con esta alternativa digital, un 47% anticipa sostener el teletrabajo en los distintos niveles cuando termine el confinamiento, mientras que el 42% aún no lo descarta.
Otra encuesta realizada en Mendoza, también durante el mes de mayo, por la consultora Suma Equidad mostró que sólo 7,1% de los participantes realizaba teletrabajo desde antes de la cuarentena. Sin embargo, a partir de ella 74,5% de la muestra contestó que puede teletrabajar, en mayor o menor medida. De ellos, 46,2% comenzó a teletrabajar desde el comienzo de la cuarentena y 21,2% lo hace parcialmente, ya que no puede cumplir con todas las tareas que se le exigen.
En este contexto se suscitarán nuevos acuerdos entre empresas y empleados. Los empleadores deberán aprender otro modo de definir el desempeño: ya no cabe el control horario sino que se medirá por logros. Estos acuerdos inevitablemente deberán incluir la definición de tiempos de trabajo para que no se transforme en un vivir conectado.
Patricia Collado, socióloga e investigadora del Conicet, consideró, en diálogo con medios provinciales, que el teletrabajo «intensifica la jornada laboral, exprime a las personas en su capacidad de relación, de decodificación del otro, y potencia la cantidad de capacidades humanas que se ponen en juego y que tienen valor de mercado. Por eso terminás agotado». «Hay un desligamiento de los empleadores que recae sobre los trabajadores. Ahora ponemos todos los recursos pero los impuestos se los disminuyen a las empresas». Por eso destacó la importancia de las demandas de los trabajadores para que el trabajo no esté precarizado. «Hay que regularizar las actividades y llenarlas de derechos, evitar la prolongación ‘ad infinitum’ de la jornada y lograr la responsabilización de las empresas», dijo. «Las legislaciones protectoras tienen que salir de la lucha de los trabajadores, nada ha sido una dádiva», concluyó.
Diputados aprobó la Ley de Teletrabajo
La Cámara de Diputados de la Nación aprobó en la noche de este jueves y giró al Senado el proyecto de ley para dotar de un marco regulatorio al teletrabajo. Con 214 votos positivos, uno negativo y 29 abstenciones, la iniciativa que modifica la ley de Contratos del Trabajo fue avalada después de cuatro horas de debate y fue girada al Senado.
La normativa propuesta señala que la prestación laboral a distancia es voluntaria, no puede ser impuesta por el empleador y es por lo tanto reversible, al tiempo que consagra el «derecho a la desconexión» del empleado remoto.
De convertirse en ley, la iniciativa entrará en vigor al cumplirse un plazo de 90 días contados desde la finalización del Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio.
Entre otros puntos, el texto aprobado señala que las personas que se desempeñen bajo la modalidad remota «gozarán de los mismos derechos y obligaciones que las personas que trabajan bajo la modalidad presencial y su remuneración será la correspondiente al convenio colectivo de trabajo, no pudiendo ser inferior, en su caso, a la que percibía o percibiría bajo la modalidad presencial». Además establece que «el empleador debe proporcionar el equipamiento -hardware y software-, las herramientas de trabajo y el soporte necesario para el desempeño de las tareas, y asumir los costos de instalación, mantenimiento y reparación de las mismas, o la compensación por la utilización de herramientas propias de la persona que trabaja».
En los casos de roturas, desperfectos o desgaste de los instrumentos tecnológicos de trabajo, el empleador deberá hacerse cargo de su reemplazo o reparación. En tanto, el trabajador a distancia «tendrá derecho a la compensación por los mayores gastos en conectividad y/o consumo de servicios que deba afrontar», y «dicha compensación operará conforme las pautas que se establezcan en la negociación colectiva, y quedará exenta del Impuesto a las Ganancias».
En cuanto a las tareas de cuidados, se establece que quienes «acrediten tener a su cargo, de manera única o compartida, el cuidado de personas menores de 13 años, personas con discapacidad o adultas mayores que requieran asistencia específica, tendrán derecho a horarios compatibles con las tareas de cuidado a su cargo y/o a interrumpir la jornada».
Sobre al «derecho a la desconexión», se consigna que el trabajador remoto tendrá «derecho a no ser conectado y desconectarse de los dispositivos digitales» fuera de su jornada laboral o durante los períodos de licencias, al tiempo que el empleador tendrá prohibido «remitirle comunicaciones por ningún medio» en esos períodos.