CARA DE PIEDRA

"Roma no paga traidores": Una antigua frase que desnuda los límites de la traición y el valor de la lealtad

Coincidencia, o no, la frase es atribuida, entre otros, al general romano Marco Junio Bruto. "Roma no paga traidores": una frase de hace más de 2000 años que sigue marcando un límite moral. ¿Es válido traicionar si el resultado es favorable? Descubrí la historia y el mensaje detrás de esta sentencia romana. 

En los laberintos de la historia, pocas frases han trascendido tanto como "Roma no paga traidores". Aunque breve, esta sentencia revela una profundidad ética que resuena desde la Antigüedad hasta nuestros días. La frase nace en el seno de la República Romana, atribuida a líderes como Lucio Emilio Paulo Macedónico o incluso Marco Junio Bruto, y se dice que fue pronunciada en respuesta a un enemigo que ofrecía traicionar a su propio pueblo a cambio de recompensa. La negativa del general romano dejaba en claro que Roma podía ser implacable en la guerra, pero no al costo de su dignidad: la traición era despreciable, aun si servía a los intereses inmediatos del imperio.

El trasfondo cultural de esta expresión habla de una ética política y militar que privilegiaba el honor por sobre la conveniencia. En una sociedad que exaltaba la virtud, la lealtad era un valor supremo, y el traidor, aunque útil, era visto como un ser indigno de confianza. Roma no podía recompensar a quien, por interés personal, rompía el vínculo con su comunidad. El traidor, tarde o temprano, sería traicionado. Esta visión, profundamente política, ha atravesado siglos y se ha instalado en el imaginario colectivo como advertencia universal: quien traiciona hoy, traicionará mañana, sin importar de qué lado esté.

En tiempos modernos, la frase vuelve a emerger como un juicio moral. En escenarios políticos, empresariales o incluso personales, traicionar suele tener consecuencias a largo plazo, más allá del beneficio inmediato. Las democracias actuales, plagadas de casos de delaciones, filtraciones o rupturas internas, nos recuerdan que la lealtad sigue siendo un valor central en la convivencia. Tal vez Roma ya no esté en pie, pero su enseñanza persiste: el fin no siempre justifica los medios, y la confianza no se construye sobre la traición. En definitiva, "Roma no paga traidores" no es sólo una lección histórica, sino también un espejo donde observarnos.

A cara de piedra: el presidente Javier Milei, negó el saludo a Jorge Macri y Victoria Villarruel

En el marco de la conmemoración del 25 de mayo, el presidente argentino Javier Milei participó del tradicional Tedeum en la Catedral Metropolitana de Buenos Aires. Durante su ingreso al templo, se produjo un momento de tensión cuando Milei evitó saludar tanto al jefe de Gobierno porteño, Jorge Macri, como a su vicepresidenta, Victoria Villarruel, quienes lo esperaban en la entrada. Este gesto fue interpretado como una manifestación de las crecientes diferencias políticas dentro del oficialismo.

"Roma no paga traidores": Una antigua frase que desnuda los límites de la traición y el valor de la lealtad

Posteriormente, el presidente utilizó sus redes sociales para justificar su actitud, citando la frase: "Roma no paga traidores". Esta expresión, de origen romano, se refiere al desprecio hacia quienes traicionan a sus aliados, incluso si sus acciones resultan beneficiosas en el corto plazo. Al emplear esta máxima, Milei dejó en claro su percepción de que tanto Macri como Villarruel han actuado en contra de sus principios o acuerdos previos.

La frase "Roma no paga traidores" ha sido utilizada a lo largo de la historia para señalar que las traiciones no deben ser recompensadas y que la lealtad es un valor fundamental en las relaciones políticas y personales. En el contexto actual, la utilización de esta máxima por parte del presidente Milei pone de manifiesto las tensiones internas en el gobierno y plantea interrogantes sobre la cohesión y el futuro de la coalición gobernante.

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