Insomnio: ese lugar donde la noche se queda a vivir
Cuando dormir se vuelve un privilegio. El insomnio es esa vigilia no deseada. ¿Y qué consecuencias tiene eso?. Muchas, profundas, invisibles al principio. Descubrí cómo el insomnio, aunque parezca un castigo, puede ser una invitación.
Dicen que más de 6 millones de argentinos padecen insomnio. Se dice rápido, pero son muchas las camas donde la noche no termina de apagarse, muchos los cuerpos que se acuestan sin entregarse, muchas las almas que suplican un poco de silencio interno.
Y sin embargo, ahí están: los ojos abiertos cuando ya todos duermen, los pensamientos que no paran, las vueltas en la almohada como si en algún rincón de la sábana pudiera haber descanso.
La vigilia no deseada
El insomnio es eso: una vigilia no deseada. No dormir cuando el cuerpo lo necesita. No poder dormirse, despertarse muchas veces durante la noche, o abrir los ojos demasiado temprano, con esa certeza de que ya no hay regreso posible al sueño.
Es una alteración del descanso profundo, el más humano de los derechos.
Detrás del insomnio: lo que no se resuelve
Las causas son muchas, pero el resultado es uno solo: agotamiento.
Estrés, ansiedad, angustias no nombradas. Dolencias físicas, preocupaciones, rupturas, miedos. Una alimentación pesada o inadecuada. El exceso de cafeína, de alcohol, de pensamientos.
El insomnio no es una enfermedad, dicen algunos médicos, pero sí una señal de alarma. Algo está pasando, algo no se resuelve, algo no se puede apagar.
Dormir no es solo cerrar los ojos. Dormir es sanar.
Pantallas: el enemigo silencioso de la noche
Y en el medio, un actor moderno, luminoso y silencioso: las pantallas.
La luz azul que emiten nuestros celulares, televisores, computadoras, tablets, le dice al cerebro que todavía es de día. El reloj biológico, ese engranaje delicado que regula nuestros ritmos internos, se desajusta.
Melatonina, serotonina, ciclos circadianos: todo queda suspendido bajo el resplandor artificial de las pantallas.
Los celulares nos arrastraron a una vigilia constante. Lo que antes era silencio ahora es notificación. Lo que antes era oscuridad, ahora es pantalla iluminada a centímetros de los ojos. Y así el cuerpo, confundido, ya no sabe cuándo detenerse.
El precio de no dormir
¿Y qué consecuencias tiene eso?. Muchas, profundas, invisibles al principio.
- Falta de concentración.
- Cambios de humor.
- Bajones anímicos.
- Irritabilidad.
- Bajo rendimiento.
A largo plazo: riesgo de hipertensión, enfermedades cardiovasculares, diabetes, deterioro cognitivo, envejecimiento celular.
El insomnio desgasta en silencio, de a poco, como una gota en la piedra.
Dormir es sanar
Dormir no es solo cerrar los ojos. Dormir es sanar.
Y por eso es tan importante no subestimar la falta de sueño.
Hay quienes se automedican, creyendo que una pastilla comprada sin receta es la solución. Grave error. Dormir inducido no siempre es dormir bien.
Hay que recurrir al médico, dejar que los especialistas miren ese territorio de la noche que a veces se vuelve hostil.
El laboratorio del sueño y lo que revela
Existen estudios del sueño.
Existen laboratorios donde una persona se acuesta y es observada por máquinas que miden todo: cuántas veces se despierta, cuánto tarda en dormirse, si alcanza las fases más profundas del sueño.
Y ahí aparecen otros datos, como las apneas del sueño.
Las pausas que interrumpen la vida: apnea del sueño
Las apneas son pausas en la respiración durante el descanso. Segundos que se hacen eternos.
El cuerpo se queda sin oxígeno, el corazón se altera, el sueño se interrumpe.
Hay personas que pueden tener más de 30 apneas por hora sin saberlo.
Y eso, con el tiempo, puede derivar en problemas serios: hipertensión, arritmias, infartos.
Las causas: sobrepeso, consumo de alcohol, tabaco, malformaciones del tabique, o simplemente una fragilidad muscular que impide que las vías respiratorias se mantengan abiertas.
- ¿Cómo recuperar el sueño perdido?
- ¿Qué podemos hacer para dormir mejor?
- Apagar el celular al menos una hora antes de acostarse.
- Hacer ejercicios de respiración, de esos que calman el ritmo y bajan la ansiedad.
- Evitar cenas pesadas. Crear un ritual de sueño: una luz tenue, una música suave, un horario fijo.
A veces es cuestión de volver a enseñarle al cuerpo que dormir es seguro. Que el día terminó. Que ya no hay más que hacer.
La poesía también duerme
Y entonces, cuando uno cierra los ojos, puede escuchar en su memoria esas palabras suaves del Flaco Spinetta:
La noche escapa sin saber por qué, los cuerpos quedan adentro del cucú...
La última plegaria de quien no puede dormir
Porque dormir no es perder el tiempo. Dormir es reconectar.
Y el insomnio, aunque parezca un castigo, puede ser una invitación.
A revisar lo que duele, lo que no se dice, lo que no se suelta.
A recuperar el sagrado derecho de soñar, aun en medio de este mundo que ya no sabe cómo apagarse.
Gracias por ver el video.
Gracias por quedarte hasta el final.
Ojalá esta noche puedas dormir.
Y si no podés, ojalá alguien te abrace. Aunque sea con palabras.