Presupuesto 2026: por qué el rechazo del Capítulo XI expuso los límites de Milei en el Congreso

El Gobierno llegó al recinto convencido de que el Presupuesto 2026 salía sin sobresaltos, pero una jugada de exceso de confianza terminó dinamitando el corazón político del proyecto.

El rechazo del Capítulo XI expuso límites al poder del Ejecutivo, dejó heridos entre los aliados y confirmó que la victoria electoral no garantiza control parlamentario. En paralelo, la reforma laboral quedó en pausa por falta de consensos y, en el Mercosur, Javier Milei volvió a tensar el tablero regional, reafirmando que la gobernabilidad también se disputa fuera del Congreso.

El miércoles se trató en la Cámara de Diputados el Presupuesto 2026. Con un quórum de 140 diputados, se abrió la sesión y, en ese momento, se pensó que el oficialismo no iba a tener mayores inconvenientes en aprobarlo de manera relativamente sencilla para luego definirlo en el Senado.

Era tal la confianza que, unos días antes, el Gobierno introdujo en el Capítulo XI un artículo clave: el artículo 75. Esta modificación proponía derogar lo que ya había perdido en votaciones previas y cuyos vetos también habían caído: la Ley de Emergencia en Discapacidad y el Financiamiento Universitario.

La incorporación de este artículo obligó al Gobierno a negociar con propios y ajenos la forma de votar. Para asegurarse de que esto "saliera o saliera", Este Capítulo además incorporaba un conjunto de facultades excepcionales para el Poder Ejecutivo: la posibilidad de reorganizar, fusionar o disolver organismos del Estado; eliminar o modificar fideicomisos; avanzar sobre empresas públicas; reasignar partidas presupuestarias sin intervención del Congreso; y prorrogar delegaciones de facultades más allá del ejercicio anual.

Además, el capítulo incluía una cláusula específica sobre la deuda del Estado nacional con la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, que condicionaba el reconocimiento y eventual pago de los fondos reclamados por coparticipación a decisiones futuras del Ejecutivo, sin establecer montos ni plazos. Esto fue objetado por la oposición por afectar el control parlamentario y desconocer fallos judiciales.

En síntesis, este capítulo podía sentenciar un "poder casi absoluto" para el Gobierno, permitiéndole manejar el 2026 a gusto y piacere del Presidente. Y, tal como venía la votación, todo indicaba que así sería.

Pero como la política es el arte de lo impensado -y a veces el sentido común prevalece sobre el toma y daca partidario- este capítulo no pasó. Perdió la votación por 123 votos negativos contra 117 afirmativos, un resultado impensado horas antes, cuando el Gobierno había liberado la chequera de Santilli para negociar fondos con las provincias y había avanzado en un acuerdo para repartir lugares en la AGN: uno para La Libertad Avanza, otro para La Cámpora y el último para el peronismo federal.

Este acuerdo, sellado pasadas las 3 de la madrugada, solo sorprendió al PRO y a Cristian Ritondo, quien -en un súbito ataque de republicanismo y moralidad- se sintió ofendido por la falta de códigos y por la forma en que el Gobierno nacional negoció esa jugada. En resumen, mi querido lector: los primeros que se pintaron de violeta fueron también los primeros en ser golpeados en esta nueva Cámara de Diputados, quedándose sin la posibilidad de colocar a un delfín de Mauricio Macri, como Jorge Triaca.

El Presupuesto pasó luego al Senado, donde obtuvo dictamen sin modificaciones, y se estima que será tratado el 26 de diciembre. Allí, Patricia Bullrich se refirió al tema con una definición clara:

La prioridad del Gobierno es sancionar el Presupuesto 2026.

Con esto dejó en evidencia que la estrategia del oficialismo es que lo que no pudo pasar, quede afuera, y que el proyecto salga tal como está para no dilatarlo más. Aquí el Gobierno cometió un error de lectura: creer que la victoria en las urnas se trasladaría automáticamente al Congreso. Quedó demostrado que, en temas sensibles, no la tendrá tan fácil.

También puede leerse como un aprendizaje: no dar pelea en batallas perdidas ni generar desgastes innecesarios. El miércoles perdió una batalla -un capítulo- pero ganó la guerra entregando peones. El PRO.

Mientras tanto, la reforma laboral impulsada por el Gobierno no tiene aún fecha de tratamiento en el Senado. Tras el debate en Diputados y la fuerte resistencia sindical, el oficialismo optó por postergar su discusión para febrero, con la idea de introducir cambios que faciliten acuerdos políticos. El proyecto apunta a flexibilizar convenios, modificar el régimen de indemnizaciones y reducir costos laborales, pero enfrenta el rechazo de la CGT y de bloques opositores que advierten sobre una pérdida de derechos adquiridos.

Para cerrar una semana en la que la gestión de Javier Milei atravesó momentos de tensión, este sábado, en la Cumbre del Mercosur celebrada en Foz do Iguaçu, los presidentes reafirmaron la continuidad del bloque, aunque quedaron expuestas fuertes tensiones internas. Milei volvió a reclamar una "flexibilización" del Mercosur para permitir acuerdos comerciales individuales, mientras que Brasil defendió el esquema actual. El acuerdo Mercosur-Unión Europea volvió a quedar sin definición, trabado por objeciones ambientales y políticas del lado europeo.

Presupuesto 2026: por qué el rechazo del Capítulo XI expuso los límites de Milei en el Congreso

El Presidente también se expresó sobre la política de Donald Trump y la presión de Estados Unidos sobre Venezuela. Sostuvo que:

La Argentina saluda la presión de los Estados Unidos y Donald Trump para liberar al pueblo venezolano.

Y llamó a sus socios del Mercosur a condenar al régimen de Maduro y respaldar esa postura, en lugar de mantener "acercamientos tímidos".

En contraposición, su par brasileño advirtió que una eventual intervención militar en Venezuela sería una "catástrofe humanitaria".

Gobernar es persuadir.

Juan Domingo Perón, discurso en la Escuela Superior Peronista, 1952

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