La megaminería es un crimen a cielo abierto
Según anuncia el oficialismo mendocino, esta semana se aprobará en la Legislatura, si la población no logra revertir la decisión del gobernador, la autorización final para que se realice la extracción de megaminería a cielo abierto en Uspallata, en las nacientes del Río Mendoza.
El riesgo ambiental es gigantesco. Con las probabilidades actuales, que no tuviéramos derrames y fugas de las sustancias letales sería como sacar un número de lotería. Sin ir más lejos, la semana pasada, San Juan sufrió otro crimen ambiental cuando aguas abajo de la mina Veladero aparecieron cientos de peces muertos.
Por Carlos Almenara
El gobierno promete custodiar la contaminación pero sus antecedentes son los peores. La denuncia de inspectora de cauce María Emilia Scatolón de contaminación petrolera en la margen derecha del Río Mendoza terminó con la funcionaria despedida de Irrigación. Luego se supo de contaminación que emanaba de la Destilería, pero no hubo información pública de los responsables, al respecto. Si no pudieron controlar los derrames cloacales en Corralitos y aguas abajo es muy difícil pensar que los funcionarios de Cornejo puedan con los esquivos químicos de San Jorge.
El área gubernamental a cargo se llama "Ministerio de Energía y Ambiente" y el licenciado en Ciencia Política y Administración Pública, Alfredo Cornejo, que se ufana de su know how en el ordenamiento del aparato estatal, está reprobado. Una unidad organizacional con esas competencias contraviene principios básicos de control cruzado y especificidad de la tarea. Ambiente debe controlar a Energía, debe pedirle cuentas y exigirle, pero ¿qué ocurre cuando es la misma ministra?
Sería como pedirle al tesorero al que le faltó plata que haga la auditoría, o como pedirle a una Suprema Corte cuya mayoría reporta al gobernador que controle al Poder Ejecutivo ..., no, perdón, saquen esa última frase.
La funcionaria a cargo del "Ministerio de Energía y Ambiente" es Jimena Latorre, quien, según dicen, ya no cobra el doble sueldo por su cargo en el directorio de YPF que a 2024 llegaba a $ 70 millones mensuales. La semana que pasó desmintió al presidente al negar que Cornejo haya sugerido a Milei derogar la Ley de Glaciares. ¿Quién dice la verdad, Latorre o Milei? Rige el principio lógico del tercero excluido.
Si esta vez Milei dijera la verdad, que Cornejo pretenda terminar con la ley que protege los glaciares sería de una gravedad extrema.
Las proyecciones para dentro de unos años señalan que por el Río Mendoza circulará el 40% de su caudal actual. No habrá agricultura posible. Si, además, el agua está contaminada, no habrá vida posible.
Ahora bien, podemos preguntarnos si, como dicen sus propulsores, la megaminería es una solución económica para Mendoza.
Seguramente es un negoción para San Jorge y para algunos políticos que lo promueven, ¿lo es para el pueblo de Mendoza?
El gran debate económico para América Latina durante buena parte del Siglo XX giró en torno a las políticas más adecuadas para desarrollarnos. Hoy sufrimos un presidente que dice que la mejor política es no tener política y no tener Estado. Es mentira, no hay un solo país desarrollado que haya llegado a serlo sin políticas estatales que impulsen su desarrollo. El modelo de Milei es Haití, allí sí se verifica lo que propugna, carencia de estatalidad.
El modelo minero que nos proponen es extractivismo en estado extremo. No se plantea ningún desarrollo industrial local. La generación de riqueza con ese tipo de proyectos, más cuando están amparados en legislación como la emanada de la "ley Bases" o el "RIGI", es mínima o nula.
Hay decenas de países en África con modelos similares al propuesto. No ofrecen una promesa atractiva para una comunidad que, creemos, aspira a más.
Es decir, debería bastar con el riesgo ambiental y la escasez de agua para rechazar un proyecto como San Jorge, pero si analizamos su impacto regional, tampoco es rentable. Es más, lo que perderemos en producción agrícola y agroindustrial proyectado en el tiempo es muy superior a lo que promete generar el proyecto megaminero en la cuenca del Río Mendoza (rentabilidad estimada para los mendocinos, no para los empresarios de la mina y políticos que los avalan).
El gobernador Cornejo debería dar cuenta de sus resultados. A pesar de la suma del poder público que ostenta, su primer período de gobierno destruyó riqueza por cerca del 2% (caída del PBG según datos -corregidos- de la Dirección de Estadísticas e Investigaciones Económicas). El primer año de su segundo mandato ya volvió a destruir riqueza mendocina por 1,5%. El producto de Mendoza es menor hoy que en 2015, a pesar que aumentó (poco) con Rodolfo Suárez. Son datos duros de su propio gobierno.
Cornejo se exculpa, ¿cuándo no?, diciendo que la política económica la fija la Nación. Es parcialmente cierto, pero eso no lo hace menos responsable: apoyó a Macri y apoya a Milei.
No es tan difícil. La riqueza de la provincia está en la reconstrucción de su industria, en el carril Rodríguez Peña, en el vino, en el ajo, en la ciruela, en la oliva, en el turismo, en el comercio, en las miles de PYMES hoy asfixiadas porque no venden. Todo eso que Cornejo, Macri y Milei destruyeron. Los proyectos megamineros no sólo que no aportan nada al mendocino de a pie sino que terminarán de arruinar la economía que ya tenemos. Además del agua que nos da vida.








