Peligro inminente para la humanidad, cuándo no.

Se llama Geoffrey Hinton, es inglés. vive en Toronto, renunció a Google , empresa en la cual llegó a ser vicepresidente y siembra temor desde una entrevista que publicó The New York Times en el Día Internacional de Trabajadores y Trabajadoras Explica este investigador, generador de sofisticados sistemas informáticos, que aquello que suponía hace algunos… Continúa leyendo Peligro inminente para la humanidad, cuándo no.

Se llama Geoffrey Hinton, es inglés. vive en Toronto, renunció a Google , empresa en la cual llegó a ser vicepresidente y siembra temor desde una entrevista que publicó The New York Times en el Día Internacional de Trabajadores y Trabajadoras

Explica este investigador, generador de sofisticados sistemas informáticos, que aquello que suponía hace algunos años. para un futuro mucho más alejado, está ocurriendo hoy. La superación de «las máquinas» ya existe y tienen más posibilidades de procesar pensamientos que los humanos.

Bradbury, Borges, Bioy Casares, Orwell, Huxley deben estar muy atentos a este fenómeno, al menos para cobrar «derechos de autor». Así como el francés Verne anticipó el viaje a la Luna y algunas intromisiones marítimas antes impensadas, los literatos de cuentos y novelas fantásticas empiezan a parecerse a historiadores y para colmo, poco rigurosos.

Hinton, «El Padrino de la Inteligencia Artificial» como lo titula «La Dama Gris» (el New York Times) y repiten tanto la BBC, como diario El Mundo, la Vanguardia, y traduce con errores inadmisibles La Nación, advierte que se les está escurriendo como el agua entre los dedos este fenómeno de mega procesadores y la síntesis de acumular y asimilar información y datos con una celeridad que ningún mamífero podría alcanzar.

Explica Hinton que el riesgo es inconmensurable y que él siente que ha sido uno de los protagonistas de esto que puede significar la historia del fin o el fin de la historia Entre otras advertencias asegura que, así como hay personas que utilizan esta herramienta (principalmente el ChatGPT) con fines benéficos, hay quienes podrían usarlos para manipular, adulterar todo lo conocido, apropiarse de lo ajeno y poner en jaque a «la verdad».

Luego de leer y releer la nota (debí acudir a otro medio que publica en castellano, por mi ausencia de dominio del inglés),nota que en un principio y luego de chequearla, debo admitir, me causó tanta curiosidad como incredulidad, puedo asegurar y categóricamente que no hay algo demasiado novedoso ni suficientemente amenazante como para armar bolsos y mochila anti catástrofe.

Lo que está señalando Geoffrey Hinton es que existe una competencia voraz (también) en el terreno del mundo digital, y ahora no se trata de elegir entre Oriente y Occidente, ni entre creyentes y ateos, ni siquiera entre izquierdas y derechas sino entre Google y Microsoft.

Confiesa este hombre de 75 años que la autonomía de las máquinas estuvo desde siempre entre sus cálculos, pero no imaginó que se iba a desatar con tanta prontitud.

Hace pocos días, también los medios de comunicación publicaban que científicos de todo el Planeta y los principales animadores de tecnologías, habían firmado una especie de petitorio para que durante seis meses se interrumpiera el avance de estos sistemas de Inteligencia Artificial. Paremos unos segundos antes de volver a revisar el celular. Cuando se refieren a «todo el mundo» ¿es todo el mundo o es el mundo occidental, del norte y exceptuando a grandes territorios? Luego, cuando leemos quienes son los que expresan el temido avance incontrolable de las máquinas empezamos a tranquilizarnos, quizá sea tiempo de que las máquinas se hagan cargo, las opciones humanas no suenan muy alentadoras.

Seguramente sonará irreverente, pero entiendo oportuno que nos hagamos algunas preguntas ¿cuántos apocalipsis estamos decididos a soportar? y en términos de la acción comunicativa, el interrogante sería ¿y desde cuándo los que nos manipulan están dispuestos a dejarlo de hacer?- Suena extraño esto de navegar por un agitado mar de dudas infinitas. Incomoda pensarnos como marionetas con pretensiones de protagonistas, pero ¿qué oportunidad tenemos de verificar que lo verosímil es verdad y que esa verdad es irrefutable?- Las de siempre.

Hoy se plantea como dilema en las esferas del desarrollo digital qué uso tendrá la IA conversacional. La lucha es entre dos gigantes y seguramente pronto eliminarán a quien se anticipó ( ChatGPT) que es de una hipotética entidad sin fines de lucro. Ahora la batalla será entre Google con su BardI y Bing de Microsoft.

Hinton, en esta entrevista dice (ahora) que en 1992 abandonó un proyecto cuando advirtió que estaba detrás el financiamiento del Departamento de Estado de los Estados Unidos, una manifestación que de no haberla pronunciado quien ganó el premio Turing en 2018 diríamos que es autoría de un pésimo guionista.

Hay países que han inhabilitado estos «chatbot» de inteligencia artificial. Sí, claro. Rusia, Irán, China, pero se sumó Italia, países del África y ahora, además. sorprende la adhesión del joven filósofo de moda, Harari, con un discurso más catastrófico aún que el del renunciante de Google. El autor de Homo Sapiens dice sin más que considera que el hombre (mala traducción, porque se refiere a hombres y mujeres) no está capacitado para un embate de estas tecnologías y el progreso autónomo pone en riesgo a la humanidad.

Continuando en la indagación debemos aceptar que si figuras de la talla de Musk, Bezos, Zuckerbeg, Hinton se pronuncian casi asustados es porque algo grave puede ocurrir. No se trata sólo de que veamos al Papa con una campera tipo «anorak» (devela mi edad), o que simulen la voz de Biden (sin mejorarla), el peligro es, tal como algunos insinúan y otros explican, se pierda la noción de la verdad. Tautológico

Antes de que Geoffrey Hinton renunciara a Google, antes de tomar contacto con la entrevista y de leer el manifiesto de los popes del capitalismo cibernético no pude evitar la tentación de utilizar dos de estos chatbot de Inteligencia Articial. No me decidía si le pediría que hiciera alguna tarea que a mí me fastidia, si haría uso de esta herramienta para que resolviera algún problema que me resulta imposible a mí o trataría de engañar al robot con un ardid, preguntándole algo que sólo yo podría responder con rotunda certeza.

De modo gratuito ofrece más que una opción. Hasta tres. Definí utilizar las tres oportunidades de manera diferente. Un texto sobre un acontecimiento histórico relevante, la segunda: un divertimento irrelevante ;y la tercera y última, la pregunta más difundida en la historia de la humanidad. La duda existencial para quienes carecemos de formación científica suficiente y para colmo, es nula la fe. Ahí voy -me dije para mí-, a ver si en verdad es tan inteligente y tiene respuesta para todo. Simple: Dios ¿existe? pregunté.

Cada cual está en su derecho. Habrá quien le dé crédito a esto que está leyendo y quienes no. Cabe la posibilidad, inclusive, que alguien sospeche que esta extensa nota ha sido redactada por alguna de las IA. Presiento que alguien también sostendrá que de ninguna manera la IA podría haber escrito esto, escaso de valor periodístico.

El suspenso se disuelve ante la falta de interés. El misterio pierde su razón de ser ante el desdén. La verdad es apenas un decorado cuando su consecuencia es idéntica a la falsedad.

La duda es imprescindible pero limitada. La amenaza obtiene su rédito sólo si alguien teme. El temor a la IA es tan legítimo como el miedo a que se interrumpa la conexión justo cuando íbamos a responder ese chat.

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