Un inédito súper clásico el domingo 19
El domingo 19 será el balotaje, haciendo analogía con el fútbol, es la definición por penales. Uno sólo puede ganar.
Si se tratara de tenis, sería match point, pero como la disputa es de carácter colectiva, sirve como mejor ejemplo el fútbol. Terminó el partido. El trámite regular. Ninguno obtuvo la diferencia suficiente para consagrarse campeón durante el tiempo reglamentario ni en el extendido, esto deberá definirse por penales. Más que un desafío, una instancia especial, una invitación a participar de un inédito súper clásico, el domingo 19
Zurdos y diestros
A diferencia de un tiro libre a distancia y con barrera, o de un corner (tiro de esquina), aquí no hay ventaja previa que valga. Se ubica la pelota exactamente en el medio. Los que prefieren la derecha y los que dominan la izquierda tienen idéntica posibilidad. Meterla o no. Para el caso, que pegue en el poste, en el travesaño, errarle por un centímetro o por 20 metros, da igual. Si lo ataja el rival o lo marra el propio, la diferencia será pura anécdota que no incidirá en el resultado. La opción es binaria, un partido que definirá qué y cómo será la República Argentina en los próximos cuatro años. Cuatro años, como los mundiales.
Antinomias
Se insiste desde hace décadas en que la política de nuestro país se dirime como un "Boca River" permanente y parece que eso impide llegar a acuerdos de largo aliento para que beneficien "al fútbol todo" (a la Nación) y no sólo a una parcialidad. Difícil negarlo como concepto, pues todo indica que el Mundo está constituido con un carácter binario: AC/DC. Y el domingo 19, cada cual define si apagar o prender la luz. Una instancia sirve para conseguir dormirse y la otra para realizar los sueños. Cada una y cada uno tiene su propia experiencia onírica, su color de camiseta, la esperanza o la desesperanza.
El resto de los clubes también son protagonistas
Con razón se dirá que reducir el fútbol al "Boca River" es una simplificación inadmisible. Es verdad, como es innegable que son los equipos que suman la mayor cantidad de adhesiones, motivo suficiente para saber que cuando esos rivales se enfrentan, resulta imposible ignorar el partido, voluntaria e involuntariamente, porque siempre en algo, a todas y todos, afecta.
Deportivo Neutral
Es natural que una porción importante, aquellos que no simpatizan ni con Boca ni con River, se abstenga de manifestar su preferencia, pero eso no significa que no la tenga, y en demasiados casos, es notorio, algunos tienen debajo de la propia una otra camiseta. No tiene nada de malo tener dos camisetas, lo triste es que lo nieguen, porque es una auto deslealtad, o peor, una crisis de identidad. Y en este partido es inocultable -en varios casos manifiesta- la vocación de que uno de esos equipos no sólo pierda, sino que desaparezca, perversa vocación que se instaló en Argentina desde tiempos de Moreno Saavedra, por lo menos.
Partido al medio
Siete investigaciones a las que hemos tenido acceso sobre las preferencias de quién será el ganador de este inédito súper clásico, arrojan una paridad exasperante. Precisamente por eso, la oportunidad que otorga la Democracia, es única y para el domingo 19, muy especial. Cada ciudadana y ciudadano podrá ingresar al campo de juego sin ser reprimido, y tendrá la posibilidad de ejecutar su propio penal. Hasta existe la posibilidad de que los convencidos neutrales la tiren afuera o se la entreguen mansamente al arquero, quizá para restar alguna probable sensación culposa.
Contradicción definitoria
Decir que algo clásico es inédito, sí, es un oxímoron. Justificamos esta licencia, porque aunque la política, al igual que el fútbol, se compone de tensiones opuestas y competencias inevitables, los partidos de fútbol no se resuelven por cantidad de hinchas, por mayoría de aficionados ni por cantidad de entradas vendidas, las elecciones, sí. Tener la oportunidad de elegir y no hacerlo es el abandono decidido de una libertad posible (verdadera, no ficcional), y a diferencia del fútbol, aquí si lo mirás por televisión se altera el resultado.
Desconcertantes árbitros de ocasión
Árbitros advenedizos
En esta oportunidad, el torneo se define entre dos. Los que quedaron descalificados previamente optarán, también. Algunos por apoyar a quien hasta hace días insultaban desde la tribuna, otros al equipo que entienden como mejor representante de su estilo de juego y otros, a ninguno. Tanto como en el fútbol, resulta que han aparecido de repente referís vocacionales, pero son de temer, porque dicen que quieren un partido sin faltas y transparente, mientras ya le han puesto nombre a las tarjetas rojas y amarillas, y advierten sobre el comportamiento de uno sólo de los dos equipos. Ante esto, con mayor razón, no importa si es tres dedos, con la derecha, con la izquierda o de puntín, hay que meterla, para eso están las urnas.