Juan Domingo Trump
El autor, Martín Tula, establece analogías entre el reelecto presidente de Estados Unidos, Donald Trump y quien fuera tres veces presidente de la Argentina, Juan Domingo Perón
El sueño americano, un sentido de identidad nacional
por
Martín Tula
El 5 de noviembre, Estados Unidos eligió a su presidente número 47. En la previa, las encuestas señalaban una elección reñida entre Kamala Harris y Donald Trump, aunque, como suele suceder tanto en EE.UU. como en nuestro país, los pronósticos volvieron a fallar. Esta vez, el presidente electo obtuvo 292 votos electorales frente a los 224 de Harris, además de ganar el voto popular con casi el 51%. El Partido Republicano también recuperó la mayoría en el Senado, y mantiene una considerable influencia en la Corte Suprema. Este resultado refleja la profunda polarización de la sociedad estadounidense, dividida entre quienes ven en Trump a un salvador en tiempos de crisis y quienes lo consideran una amenaza. A mi juicio, sin embargo, Trump representa el cansancio de una sociedad que anhela recuperar el sueño americano (American Dream) de la casa propia, la familia, el trabajo y, tal vez, un negocio propio. En otras palabras, el regreso a valores que representan, para los estadounidenses, un sentido de identidad nacional.
Economía, inmigración y seguridad.
La campaña de Trump se basó en tres ejes fundamentales: economía, inmigración y seguridad, temas que resuenan en la clase media trabajadora, que ha visto debilitado su poder adquisitivo en los últimos años. La economía de EE.UU. se ha resentido considerablemente desde la pandemia, afectando tanto al final del gobierno de Trump como a la gestión de Biden. Aunque este último logró mejorar los indicadores macroeconómicos, la inflación alcanzó un máximo de 5,4% en junio de 2021 y solo a finales de este año se pudieron reducir las tasas de interés. Y aunque la tasa de variación anual del IPC en Estados Unidos en octubre de 2024 ha sido de solo un 2,6%, los estadounidenses no han sentido esto como un logro en la economía diaria, ya que pueden comprar menos que hace cuatro años, un factor decisivo en estas elecciones.
La inmigración y la seguridad, temas tradicionalmente asociados a la economía, también jugaron un papel importante. En esta ocasión, casi el 25% de los votos de Trump provinieron de latinos, muchos de los cuales, siendo descendientes de inmigrantes, sienten que deben proteger lo que han logrado y rechazan la llegada de nuevos migrantes que, perciben, podrían competir por recursos y empleos. Este respaldo refuerza el mensaje de "seguridad" que Trump ha vinculado a su visión económica.
Con estos tres ejes -economía, inmigración y seguridad-, Trump consiguió un respaldo inesperado. Ni las encuestas ni los propios demócratas previeron la fortaleza de su campaña, que se apoyó en una narrativa de nacionalismo y proteccionismo que hace eco del peronismo en Argentina, aunque en una versión norteamericana. Al igual que Perón en su momento, Trump ha promovido un proteccionismo económico y un nacionalismo conservador que atraen a quienes se sienten dejados de lado en una economía globalizada.
Juan Domingo Trump
Las similitudes con las políticas de Perón son evidentes: el proteccionismo económico y la promoción de la producción nacional se presentan como soluciones a los problemas económicos actuales. Perón implementó medidas para proteger la industria argentina, limitando las importaciones y promoviendo la producción local. Esto impulsó la creación de empleo y permitió al Estado controlar los precios de productos básicos, promoviendo la distribución de la riqueza a través de la sustitución de importaciones. Sin embargo, en Argentina, el proteccionismo también trajo problemas: el gasto público se duplicó, el déficit fiscal alcanzó el 13% del PIB en 1948, y la inflación, especialmente en alimentos, creció más de 20 puntos anuales. Esta política, en teoría, beneficiaba a las clases populares, pero en la práctica contribuyó a una inflación crónica de la que Argentina aún no ha logrado escapar.
Trump parece dispuesto a repetir una fórmula similar en su segundo mandato, que ya empleó en el primero. Planea imponer aranceles de entre el 10% y el 20% a todas las importaciones, con tarifas aún más altas para productos de China (60%) y México (entre el 100% y el 200% para automóviles). Estas medidas proteccionistas pueden revitalizar ciertas industrias, pero también podrían disparar la inflación, que actualmente está en descenso. Aunque su discurso hacia los trabajadores parece atractivo, el proteccionismo y la intervención estatal en la economía suelen ser contradictorios con la idea del libre mercado que él mismo promueve.
Para un peronista de bien, no puede haber nada mejor que otro peronista
Esta afinidad por el proteccionismo y el nacionalismo no es exclusiva de Trump; otros líderes, en países y contextos muy diferentes, han apelado a las mismas ideas. En Argentina, por ejemplo, la Ministra de Seguridad Patricia Bullrich, quien alguna vez perteneció al peronismo, militando en la JP, luego pasó por el radicalismo de la Alianza, para transitar junto a Macri en Juntos por el Cambio y culminar uniéndose a los sueños libertarios de LLA, liderados por Milei, quien alguna vez la calificó de "montonera tira bombas". No obstante, Bullrich no ha dudado en declarar su admiración hacia Trump a través de la red social X. Su postura es confusa, porque en uno de los hilos habla de "es la economía, estúpido" y en otro de "nacionalismo consciente", una contradicción poco feliz para una politóloga.
Contradicciones flagrantes
A lo largo de la historia, líderes de ideologías distintas y de contextos diferentes han recurrido al nacionalismo y al proteccionismo como herramientas para impulsar sus agendas. En Argentina, como hemos visto, estas políticas no lograron el éxito deseado.
Milton Friedman lo expresó claramente: "Muchas personas quieren el libre mercado en los bienes que compran, pero no en los bienes que venden." En resumen, para quienes gobiernan hoy, el liberalismo económico parece ser sólo una conveniencia para mantener el poder en beneficio propio