Todos somos Vicentin... pero solo algunos andan en yate, mientras Cristina Cumple 100 días de prisión domiciliaria

"Todos somos Vicentin" , detrás de esa frase se escondía uno de los mayores desfalcos que se le hicieron al Banco Nación en toda su historia. Doble vara de la justicia y los 100 días de Cristina.

Adrián Characán
Adrián Characán

Hubo un tiempo en que el "todos somos Vicentin" se transformó en bandera. Una consigna que parecía encarnar la defensa de la empresa nacional, de la producción y del trabajo. Pero detrás de esa frase se escondía uno de los mayores desfalcos que se le hicieron al Banco Nación en toda su historia.

Todos somos Vicentin... pero solo algunos andan en yate, mientras Cristina Cumple 100 días de prisión domiciliaria

Según el economista Claudio Lozano, lo que sucedió con Vicentin constituye un fraude monumental, un agujero negro de 300 millones de dólares que el propio banco estatal permitió. No fue un error, fue una maniobra calculada, con aval de funcionarios que deberían haber protegido los intereses del pueblo argentino.

Los funcionarios señalados

En aquel entonces, el Banco Nación estaba conducido por Javier González Fraga y su vicepresidente, Lucas Llach, hoy asesor clave de Federico Sturzenegger en el gobierno de Javier Milei. Ambos firmaron créditos que violaron la norma básica de la entidad: ningún préstamo podía superar el 15% del capital del banco destinado a una sola empresa. Vicentin superó con creces ese límite.

La operatoria fue tan descarada que incluso se trabajaba sábados y domingos para seguir aprobando desembolsos. Una lógica similar a la que se utilizó en la Dirección de Discapacidad de la misma época: reclutaban personal para dar de baja pensiones enviando notificaciones a domicilios equivocados, logrando así cortar beneficios a los más vulnerables. En un caso y en el otro, el Estado puesto al servicio del ajuste y de los intereses de arriba.

Los nombres del directorio

Por eso es tan importante la causa que se siguió en Santa Fe y la que hoy avanza en Comodoro Py. Porque a estos personajes no se les suelen conocer los nombres.

Entre los 26 integrantes del directorio citados aparecen:

  • Daniel Gugliatti, presidente de Vicentin y accionista mayoritario.
  • Alberto Macua, vicepresidente.
  • Hernán Roberto Vicentin, apoderado.
  • Máximo Paduán y Martín Colombo, directores.
  • Roberto Gasse, CFO y jefe financiero, considerado la mente más lúcida de la trama offshore que derivó fondos hacia guaridas fiscales en Uruguay, Delaware, Andorra e Isla de Man.

Según los investigadores, Gasse fue el verdadero arquitecto de la ingeniería financiera que permitió fugar esos 300 millones de dólares prestados por el Banco Nación.

La aceleración del fraude

El documental Cuellos Blancos, de Andrés Cedrón, censurado en las salas del INCAA, reconstruye cómo el fraude se potenció en los últimos meses de 2019. Entre julio y diciembre se produjo una aceleración fenomenal: solo en noviembre Vicentin recibió más de 90 millones de dólares en nuevos créditos.

Lozano lo explicó sin vueltas: el Banco Nación ya había convertido a Vicentin en su mayor deudora, pero cuando Macri perdió las elecciones en octubre, se aceleró el festival de favores. Entre noviembre y la primera semana de diciembre, la plata fluyó como nunca. El 4 de diciembre de 2019, con el macrismo en retirada, quedaron estampadas las firmas de González Fraga y Llach en los últimos desembolsos.

Era el epílogo de un gobierno que, antes de irse, aseguraba la salvación de sus financistas.

González Fraga y el desprecio de clase

En paralelo, González Fraga sermoneaba por televisión:

Le hiciste creer a un empleado medio de que su sueldo medio servía para comprar celulares, autos ,motos e irse al exterior, porque eso es una ilusión, eso no era normal.

Lo dijo con saña, con desprecio de clase. Mientras predicaba austeridad para los trabajadores, habilitaba créditos fraudulentos de cientos de millones de dólares a un puñado de empresarios. Una doble vara que hoy da vergüenza ajena.

Macri en el yate

Mientras tanto, Mauricio Macri navegaba en el Mediterráneo en el yate del magnate Mauricio Filiberti, proveedor monopólico de cloro de Aysa y actual socio de José Luis Manzano en Edenor.

Todos somos Vicentin... pero solo algunos andan en yate, mientras Cristina Cumple 100 días de prisión domiciliaria

En esa cubierta, acompañado por Juliana Awada, Macri se dedicaba a llamar a dirigentes y operadores para blindar a Vicentin bajo la bandera de la "solidaridad santafesina" contra la expropiación.

La postal resume la impunidad del poder real: mientras fugaban millones, se paseaban en cruceros de lujo y nos dejaban la factura a todos los argentinos.

La justicia en manos de Ercolini

Hoy la causa Vicentin quedó en manos del juez Julián Ercolini, el mismo que llevó adelante la persecución contra Cristina Fernández de Kirchner en la causa Vialidad. Difícil esperar imparcialidad en una justicia que suele compensar condenas a medida para mantener el equilibrio del poder real.

Todos somos Vicentin... pero solo algunos andan en yate, mientras Cristina Cumple 100 días de prisión domiciliaria

Y ahí está la paradoja: mientras 26 directivos de Vicentin y los expresidentes del Banco Nación siguen en libertad, Cristina Fernández lleva hoy 100 días bajo arresto domiciliario, en una causa plagada de errores jurídicos y considerada totalmente improcedente por especialistas en derecho. 

La vara desigual de la justicia

Lo más llamativo es la lógica que se utiliza para condenar. En la causa Vialidad, Cristina Fernández de Kirchner fue responsabilizada por supuestas irregularidades en la obra pública de una provincia en la que no tenía influencia directa. La narrativa judicial logró hacerla responsable de algo que estaba fuera de su jurisdicción concreta.

Si aplicáramos esa misma lógica, habría otros nombres que hoy deberían estar rindiendo cuentas:

  • Mauricio Macri, por el fraude de los créditos del Banco Nación a Vicentin, que ocurrieron bajo su gobierno y con funcionarios designados por él.
  • María Eugenia Vidal, por la explosión en una escuela bonaerense que terminó con la vida de dos docentes, producto de la falta de inversión en infraestructura y controles de gas.
  • Javier Milei, por la presunta corrupción que salpica a su propia hermana Karina, vinculada a la recaudación del 3% y a las licitaciones y  negocios del laboratorio Suizo Argentino, la cripto estafa $LIBRA.

Pero claro, la justicia no mide con la misma vara. Lo que en un caso se vuelve delito imprescriptible, en otros se convierte en silencio, dilación o directamente en impunidad. Y podríamos seguir con muchos ejemplos más.

El delito de los Cuellos Blancos

Lo de Vicentin no es un simple "mal manejo empresarial". Es un caso de manual de lo que en criminología se define como delito de cuello blanco.

En Cuellos Blancos, la doctora Victoria Rangugni, titular de la cátedra Delito y Sociedad en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, lo explica así:

"En los años 30 y 40, Edwin Sutherland propuso conceptualizar el delito de cuello blanco. Fue una extrañeza en el discurso criminológico: una práctica delictiva generalizada en los sectores de altos ingresos. La noción de delincuencia encierra algunas conductas y personajes, pero deja fuera otros. Delito y delincuencia no son análogos. Lo que ocurre en relación a Vicentin y a la identificación social es que la gente asocia la delincuencia al motochorro. Sin embargo, los verdaderos criminales son estos de cuello blanco, invisibilizados, que generan daños colectivos mucho más graves".

En Santa Fe, la justicia se mostró absolutamente comprable. Ahora, en Comodoro Py, más que una búsqueda de verdad parece haber una venganza de Macri contra sus antiguos amigos. Porque lo cierto es que estos ladrones VIP rara vez son señalados. Nadie habla de ellos. La corrupción se pinta siempre como materia del corrompido, nunca del corruptor.

Vicentin debería haber sido de los argentinos. Una empresa estratégica para garantizar soberanía alimentaria, para controlar la exportación de granos y evitar la fuga sistemática de divisas. Pero terminó siendo otro capítulo de la Argentina desigual: los de arriba blindados por jueces, medios y yates; los de abajo, condenados a pagar la cuenta.

Por eso, hoy más que nunca, vale la pena recordar que si todos somos Vicentin, solo algunos andan en yate y una sola lleva 100 días presa . 

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