Una verdad incómoda: este gobierno no es liberal
La renuncia de Mondino, su voto en favor de Cuba y la designación de un adulador de Cristina Fernándes de Kirchner para conducir la política internacional de Argentina, desnudan la distancia entre ideología y relato. Análisis de Martín Tula. Foto composición de Sebastián Fernández @rinconet
Diana Mondino, la "aliade comunista"
Al despedir a la ex canciller Diana Mondino, el presidente Milei omitió un aspecto que hubiera podido aclarar sus motivos para echarla: su supuesto perfil de "aliade comunista" e ir en contra de las ideas de la libertad, por ejemplo.
Mondino presentó su renuncia mediante un comunicado oficial a través de la Cancillería, pero lo concreto, según diversas fuentes consultadas, es que su salida se aceleró después de que Argentina votara a favor de levantar el embargo económico sobre Cuba, en sintonía con la mayoría de los países, salvo Estados Unidos e Israel, que se opusieron. Esta situación fue la "gota que rebalsó el vaso", precipitando una salida que ya venía fraguándose hace tiempo. La relación entre Mondino y el "triángulo del autoritarismo" (Milei, Karina Milei y Santiago Caputo) se encontraba en tensión desde hacía tiempo, con múltiples diferencias que resultaron irreconciliables.
Aquí surgen varias preguntas que quiero compartir contigo, querido lector:
¿Era realmente esta votación tan crucial para nuestras relaciones internacionales? ¿Podría haber cambiado algo de fondo en la geopolítica respecto a la situación de Cuba? ¿O estamos, una vez más, ante un episodio de "fulbito para la gilada"?, en los términos tan usuales del propio presidente.
Para responder estas preguntas, es necesario entender que esta votación, en realidad, no iba a modificar las relaciones de Argentina ni con Estados Unidos ni con Israel, por dos razones muy simples: ambos países están hoy mucho más concentrados en sus propios asuntos internos. Estados Unidos está enfocado en su elección presidencial del 5 de noviembre, su política exterior está marcada por esta agenda, mientras que Israel se centra en la seguridad nacional y en afrontar ataques terroristas que afectan directamente su estabilidad. ¿Realmente creen que el voto argentino sobre el embargo a Cuba les importa en este momento?
Dicho esto, si nuestro Estado quisiera verdaderamente marcar una agenda clara y firme contra Cuba y el comunismo, la pregunta lógica es: ¿debería seguir haciendo negocios con China? Karl Marx dijo; "El capital es indiferente a la situación moral o política en la que opera", esto sostiene la postura de Milei con el país asiático, China es un socio comercial interesante precisamente porque no exige alineación política ni concesiones morales; lo único que pide es que no se le impongan obstáculos. Así, la salida de Mondino, etiquetada como una "aliade comunista", parece otro "gol para la tribuna", en el estilo al que ya nos tiene acostumbrados el presidente.
Estos son mis principios; si no le gustan, tengo otros.
Esta famosa frase de Groucho Marx, cargada de ironía, debería estar escrita en cada puerta de las oficinas de quienes se van sumando a esta gestión, llena de personajes que ahora "ven la luz" y antes parecían no verla. Esta paradoja aplica con exactitud al rumbo de este gobierno, que parecía querer romper con el pasado, pero que en muchos aspectos lo reproduce
Los giros copernicanos del flamante Canciller
Un ejemplo de este giro es el nuevo canciller, Gerardo Werthein. Este médico veterinario y empresario argentino, quien ocupaba el cargo de embajador en Washington, hasta horas atrás, no es sólo un diplomático: también fue, ¿o seguirá siendo?, un ferviente militante de Cristina Fernández de Kirchner y de su gestión, durante la cual expresaba constantemente su apoyo en X, con tuits que manifestaban su amor y respaldo al kirchnerismo. La exposición de estos mensajes fue tal que Werthein directamente cerró su cuenta
Una verdad incómoda: este gobierno no es liberal
A pesar de la retórica de Milei, los datos muestran que la promesa de gobierno que lo llevó a la presidencia, de abrir nuevos caminos y buscar una democracia verdaderamente libre, sin corrupción, y con un mercado desregulado, está muy lejos de cumplirse. La "casta" de la que habló en campaña sigue presente en el poder, esta vez de la mano de figuras como los Menem y su círculo, y la disidencia ideológica dentro del gobierno no es bien vista: si no piensas como el presidente, por el contrario eres automáticamente marcado como "zurdo" o "ensobrado".
Al final, lo que este gobierno muestra es que solo aquellos que han "visto la luz del liberalismo" son aceptados en sus filas. Personajes como Patricia Bullrich, Daniel Scioli, Guillermo Francos, Florencia Arietto, Leila Gianni, y ahora Werthein, son los nuevos soldados del liberalismo, que han recibido un lugar en lo que el presidente llama "las fuerzas del cielo". Sin embargo, esta supuesta "batalla cultural" se ha transformado más en una imposición ideológica que en una apertura real de pensamiento. Por otro lado, el cepo financiero sigue existiendo, limitando que el mercado pueda regular libremente la economía, uno de los principios fundamentales del liberalismo que se predica, pero no se cumple.
La Argentina de las ideologías de fondo, entonces, se está convirtiendo nuevamente en la Argentina del relato y la apariencias.