Javier Milei no cerró el ataúd del kirchnerismo: cerró el del PRO y encima le puso todos los tornillos
La política argentina es un tablero donde nadie juega limpio, pero pocos se imaginaron que el "outsider" disruptivo terminaría enterrando al PRO antes que al kirchnerismo. Entre errores estratégicos de Mauricio Macri y un fenómeno que ya no es tan "barrial", el verdadero cambio fue la autodestrucción de un partido que quiso ser todo y terminó siendo nada.
Del fracaso del gobierno K a la irrupción del "loco". El cierre de alianzas de esta semana y sin definiciones concretas del armado de listas que será el domingo 17 de agosto, dejó un hecho relevante que ni usted ni yo hubiésemos imaginado cuando el expresidente Mauricio Macri perdió las elecciones presidenciales frente a Alberto Fernández.
Por Martín Tula | martin.tula@portada.com.ar
En aquel momento había dos caminos posibles: que el gobierno de Alberto y Cristina fuera un fracaso (spoiler: lo fue), lo que devolvería el poder a Juntos por el Cambio, o que apareciera una tercera vía más de centro como alternativa a los dos polos.
Pero la política es un mundo de coyunturas y, en Argentina, se vive en "modo historia de Instagram": todo puede cambiar en segundos. Pasó lo impensado: llegó la pandemia, la cuarentena y, con ella, Javier Milei.
El "loco", el outsider, el "enviado de las fuerzas del cielo" entendió el juego y detectó un nicho asqueado de una política que lo tenía a merced de una cuarentena eterna. Una cuarentena que pudo ser efectiva en ciertos momentos, pero que el oficialismo usó como control para manejar a la sociedad.
Errores estratégicos... y errores estratégicos
En las legislativas de 2021, Patricia Bullrich se convirtió en una cara visible del anticuarentenismo junto al presidente Milei. Fue en noviembre de ese mismo año y ya como presidenta del PRO que Patricia dijo en un reportaje: "que el gobierno tendría que ir casa por casa a buscar a quienes no se vacunaran para que lo hagan".
Milei, mientras no era candidato a diputado y solo era panelista de los programas prime time de la televisión de ese momento, hablaba bien de la gestión del presidente Alberto Fernández, pero jamás tuvo la misma cortesía con el gobierno de Macri.
A Mauricio que esta semana le entregó el PRO lo trató de títere del establishment y que era un actor que mantenía el statu quo para que nada cambie realmente. Ni con su actual ministro de Economía Javier fue benevolente, a quien hoy llama "el mejor ministro de Economía de la historia".
De el dijo que cuando era parte del gobierno de Macri "se fumó más de US$15000 millones de reservas irresponsablemente e ineficientemente".
En ese 2021 Macri cometió su primer gran error estratégico: mandar a María Eugenia Vidal a competir como diputada por CABA después de haber sido gobernadora bonaerense. Pasó de "orgullosamente bonaerense" en su bio de Twitter a candidata porteña en un giro de 180 grados. Que le costó repudio internos y le dio tela para cortar a la oposición.
Como si fuera poco, en 2019 Macri ya había cometido otro error no forzado: la reelección de Diego Santilli como vicejefe de Gobierno porteño, cuando era el sucesor natural de Larreta. Resultado: interna feroz entre Lousteau y Jorge Macri, y el PRO porteño mirando cómo se comían la uñas.
Ese comicio dejó dos marcas para la historia: el oficialismo del Frente De Todos fue el primer gobierno nacional que perdió por primera vez desde 1983 la mayoría propia en el Senado, y en Diputados desembarcaron Javier Milei y Victoria Villarruel. El tablero había cambiado para siempre.
Del PRO moderno al "fenómeno barrial"
En las presidenciales de 2023, Macri decidió que era buena idea tener una interna del PRO dentro de la interna de JxC. Resultado: siete meses de Bullrich y Larreta limándose a diario, mientras Milei repartía trompadas verbales a todos menos a Massa. A Patricia la llamó "montonera tira bombas" y a Larreta "zurdo de mierda", pero a Sergio ni un "hola, ¿cómo va?".
Recién al final, Macri se inclinó por Bullrich (sin mucho entusiasmo) y, tras quedar afuera del balotaje, ambos corrieron a abrazar a La Libertad Avanza. Bullrich negoció su cargo y el de Petri, prometiendo a las bases y quienes fueron fiscalizaran la elección por La Libertad Avanza que así se acabaría el kirchnerismo. Giro inesperado: no solo no se acabó, sino que hoy tenemos más kirchnerismo que en el kirchnerismo, con figuras como Pilar Ramírez (que seguramente sea primera candidata en la lista de la ciudad de Buenos Aires a diputada) y Sebastián Pareja (quien es el armador en Provincia de Buenos Aires) ocupando lugares clave.
El PRO, que nació con identidad propia y discurso de cambio, vive la crónica de una muerte anunciada que arrancó en 2019, cuando Macri -tras un papelón electoral- mandó a "dormir" a todo su electorado. Hoy está fragmentado, absorbido por un Milei que hace menos de cuatro años tenía solo dos diputados. El partido que quiso ser tan grande como el peronismo o el radicalismo terminó siendo lo que López Murphy dijo de LLA: un "fenómeno barrial".
Javier Milei no cerró el ataúd del kirchnerismo. cerró el del PRO, y encima le puso todos los tornillos.
Cuando un partido no escucha a su gente, está destinado a perder.
Eduardo Duhalde