Yira, yira: cuando la locura gobierna
Las palabras de Discépolo resuenan más que nunca en un mundo que parece haber perdido el equilibrio. La locura gobierna en los despachos, en las casas, en los barrios, en los teléfonos. La realidad parece haber perdido todo sentido.
Verás que todo es mentira, verás que nada es amor, que al mundo nada le importa, yira... yira...
Las palabras de Discépolo resuenan más que nunca en un mundo que parece haber perdido el equilibrio. La salud mental, otrora una cuestión íntima y privada, se ha convertido en un problema de Estado, en un síntoma de sociedades al borde del colapso. La pandemia fue solo el punto de partida de una crisis que se expande como una mancha de aceite, alimentada por la incertidumbre económica, la falta de acceso a la vivienda, el aislamiento tecnológico y la precarización emocional.
En Argentina, el tema tomó relevancia en 2024 cuando un grupo de psiquiatras y psicólogos publicó una carta abierta pidiendo una evaluación psiquiátrica del presidente Javier Milei. Los profesionales advertían sobre la posibilidad de que su estado mental interfiriera con la toma de decisiones que afectan a millones de personas.
La reacción fue inmediata: negación, burlas, y la ya habitual estrategia de convertir cualquier crítica en un ataque de la "casta" contra el "león". Pero el debate quedó instalado. ¿Debe la salud mental de un líder ser motivo de escrutinio público?. ¿Cuánto afecta a un país que su mandatario esté psicológicamente inestable?.
¿Qué pasa en el Mundo?
En Europa, la crisis habitacional está demoliendo la psiquis de miles de familias. El acceso a la vivienda se ha convertido en un lujo, y con él, el derecho a la estabilidad emocional. La imposibilidad de proyectar un futuro genera ansiedad, depresión y, en los casos más extremos, suicidios.
Al mismo tiempo, el descenso de la tasa de natalidad en el mundo no parece responder únicamente a factores económicos, sino también a un agotamiento emocional. Traer hijos a un mundo que ofrece cada vez menos certezas y más angustia se vuelve una decisión difícil de tomar.
El juego online y la salud mental
Y si de salud mental se trata, la de los jóvenes es la más frágil de todas. La tecnología, que prometía conectarlos con el mundo, los ha encerrado en burbujas de aislamiento. El juego online se ha convertido en la gran válvula de escape, pero también en la puerta de entrada a otras adicciones: el consumo de drogas, el alcoholismo y el endeudamiento digital se han convertido en las nuevas cadenas de una generación que nunca conoció la estabilidad.
La locura ya no es un desvío, es la norma. Gobierna en los despachos, en las casas, en los barrios, en los teléfonos. La realidad parece haber perdido todo sentido, y el tango lo anticipó hace casi un siglo: "Verás que todo es mentira... yira, yira."