De "perder ganando" a festejar subas: el truco del 1,9 % en julio
El Gobierno festeja un 1,9 % de inflación como si fuera la Copa del Mundo, pero omite que es la tercera suba consecutiva. Entre tasas altas para anclar el dólar y un relato que recuerda a la Tolosa Paz de "perder ganando", la película no es tan prolija como la foto.
A finales de noviembre de 2021, la actual diputada Tolosa Paz, electa en esas elecciones, lanzó una frase que dejó a todos preguntándose qué quiso decir: "A nosotros nos tocó perder ganando; ellos pueden haber ganado perdiendo."
Por Martín Tula | martin.tula@portada.com.ar
Algunos maliciosos de aquel entonces la tradujeron al lenguaje futbolero: es como cuando hacés "el gol del honor", pero te metieron siete. ¿Sirve para algo? ¿Cambia el resultado? ¿O es solo un intento de maquillar una derrota ya consumada?
¿Por qué traigo hoy esta célebre frase de la "pensadora contemporánea" Tolosa Paz? Porque esta semana se conoció el índice de inflación de julio: 1,9 %, y el Gobierno se aferra a ese dato como si fuera una medalla al mérito -destacando que es el tercer mes consecutivo por debajo del 2 %-dato que es real, pero omite un detalle nada menor: ese mismo indicador lleva tres subas seguidas (1,5 % en mayo, 1,6 % en junio y 1,9 % en julio). La foto puede lucir prolija, pero la película muestra que la curva descendente se frenó y comenzó a inclinarse hacia arriba (se espera que en agosto este dato este por encima del 2%). Y eso no es menor: cuando la economía se enfría, la inflación debería seguir bajando. Que vuelva a repuntar no es un motivo de festejo, es una señal de alerta.
En síntesis, volvemos al viejo y conocido relato: mostrar solo el dato que conviene, pero no contar la historia completa. Y esto, una vez más, confirma que política y economía van de la mano; ninguna sobrevive sin la otra y si no son consciente de esto a larga o la corta les puede jugar en contra.
En paralelo, el Banco Central volvió a subir la tasa de política monetaria para tentar a los pesos a quedarse en instrumentos financieros y así mantener el dólar estable o a la baja. El problema es que este ancla cambiaria tiene un costo alto: encarece el crédito para familias y empresas, agranda la bola de intereses que paga el Estado y profundiza la recesión. Es la receta clásica de corto plazo -y de época electoral- que usan todos los gobiernos: sostener la calma cambiaria hoy a fuerza de tasas altas, aun sabiendo que mañana habrá que pagar la factura.
Como ejemplo de este costo, el economista Fernando Marull señalaba en X que la tasa entre bancos a un día se pagó al 68 % TNA (5,6 % mensual) -en el gráfico que acompaña su publicación cual compartimos debajo de este párrafo-. Detrás de ese número técnico hay una realidad incómoda: para mantener el dólar quieto, el Estado paga intereses altísimos que terminan engordando las ganancias del sistema financiero mientras la economía real se enfría.
Mientras tanto, las esquirlas de la bomba que detonó Mauricio Macri en el PRO -que partió al partido- siguen volando. Las grietas se agrandan con las apariciones del ex embajador Guelar insultando al presidente del partido y de la diputada María Eugenia Vidal explicando porque la decisión de sumarse al oficialismo fue mala en distintos medios y sumada a la irrupción de los nuevos "Teletubbies" (por el color de los buzos) de La Libertad Avanza: Ritondo, Montenegro y Santilli hicieron que Javier Milei asuma ser el líder de campaña un mes antes de la primer elección.
Los datos económicos que no son para nada alentadores (en este momento) mas los politicos hacen que el gobierno nacional vea cómo la brecha con el kirchnerismo en intención de voto se acorta día a día, tanto de cara a las elecciones de septiembre como a las de octubre, esta última que venia muy holgada para los libertarios hoy la ventaja es de tres o cuatro puntos de diferencia.
Y en el medio nos encontramos nosotros, los argentinos de a pie -los que vivimos el día a día como podemos- los que seguimos atrapados en un futuro incierto, sin saber si lo peor ya pasó o todavía está por venir.
Aunque, siendo sinceros con usted querido lector, en Argentina esa pregunta siempre tiene la misma respuesta: tranquilos, lo peor está en camino... y ya dobló la esquina.
La mitad de la política consiste en ocultar que la otra mitad es inútil.
Karl Kraus