condenada

Cristina condenada, el peronismo en ruinas y el circo sigue

La Corte se definió y el caso está cerrado, no hay revisión, no hay indulto, la ex presidenta está condenada. Lo único que le queda a Cristina Fernández de Kirchner es la militancia desde las sombras.

El fulbito judicial y el mito de la proscripción

Discutir un dictamen judicial a esta altura es solo fulbito para la tribuna. Es querer alimentar la teoría de la proscripción, insistir con que la ex presidenta es inocente, y repetir que la "casta judicial" la persiguió a ella y a su familia es una mentira que ya todos conocemos.

Por: Martín Tula | martin.tula@portada.com.ar

La Corte se definió y el caso está cerrado, no hay revisión, no hay indulto, la ex presidenta está condenada. Lo único que le queda a Cristina Fernández de Kirchner es la militancia desde las sombras, desde su nueva "Puerta de Hierro" en San José 1111, donde se alimentará de relato hasta que lleguen las elecciones de septiembre y octubre. El miércoles quedó firme la sentencia. Cristina quedó con prisión domiciliaria y tobillera. Automáticamente se activó el show: la Plaza de Mayo se convirtió en una escenografía decadente, donde el choripán, el fernet y la cerveza eran el decorado de una Argentina al borde del abismo. Quiero detenerme en un detalle: Que los acuerdos entre el kirchnerismo y el ejecutivo estuvieron y siguen vigentes. Si usted o yo quisiéramos mañana vender medias o empanadas en una plaza de cualquier barrio, nos echan en cinco minutos y la ministra Bullrich aplicaría el protocolo con fuerza y sin miramientos. Soy un fiel admirador de la frase "dentro de la ley, todo; fuera de la ley, nada". Pero me gustaría que esa vara se aplique de igual manera para todos.

Cristina, ¿la nueva operadora desde el balcón?

Perón, desde el exilio, no solo manejó la política interna del peronismo: también digitó alianzas en nombre del "bien común". Hoy, la ex presidenta parece prepararse para jugar el mismo rol: operar desde las sombras, desde el balcón donde cumple su condena como jefa política de un espacio que, hasta hace días, parecía fracturado. No los une el amor ni la ideología. Los une el espanto de perder la "pyme estatal": cargos, estructuras, sueldos, y -sobre todo- cajas. El objetivo es sostener lo poco que queda de poder, aunque sea a cualquier costo.

Hoy la interna se pregunta: ¿quién será la nueva voz del movimiento? Algunos ven en Axel Kicillof al heredero natural, por su rol como gobernador y su capacidad para captar votos moderados desencantados del PRO y de aquellos votantes de centro derecha que no quieren al gobierno de Milei y no encuentran muchas opciones. Otros siguen apostando a Máximo Kirchner, el nonato del relato, que nunca pudo asumir el liderazgo y siempre vivió a la sombra de su madre. Los más pragmáticos señalan a Sergio Massa, que conserva estructura, aliados en la gestión y, sobre todo, cintura para acomodarse según sople el viento. El "panqueque funcional" que seduce al círculo rojo.

¿Está realmente acabada Cristina?

El Gobierno y los medios repiten que Cristina está acabada. Que ya no tiene intención de voto ni fuerza en las calles. Pero vos y yo sabemos que el votante argentino es emocional, volátil y sobre todo -económico-. No se vota por planes a largo plazo. Se vota con el bolsillo, con bronca o con miedo. Si el relato peronista sirvió para algo, fue para instalar que ellos son "la única solución posible". Ayer fueron los montoneros. Después, La Cámpora. Hoy, las "fuerzas del cielo". Manual básico del populismo: decir lo que el otro quiere escuchar. Y repetirlo hasta que parezca verdad.

Parafraseando a Mario Vargas Llosa, el populismo es experto en prometer para llegar al poder y en culpar a otros cuando fracasa. Es una definición que encaja perfecto con el recorrido del kirchnerismo y la actualidad del mileismo: relato, épica y culpa ajena como receta eterna.

Esta nota habla de:

Nuestras recomendaciones