Causa Cacho Garay: cuando la Justicia parece un cuento chino en territorio mendocino
Otra audiencia frustrada. Otro capítulo lleno de rarezas, incógnitas y misterios en la causa que tiene como protagonista a Cacho Garay. Hoy, El humorista debía presentarse en el Polo Judicial Mendoza, pero cuando estaba listo para salir, la Justicia le tenía preparada otra sorpresa.
Otra audiencia frustrada. Otro capítulo lleno de rarezas, incógnitas y misterios en la causa que tiene como protagonista a Cacho Garay. Hoy, a las 08:20, el humorista debía presentarse en el Polo Judicial Mendoza para una nueva audiencia, tras la malograda instancia del 17 de marzo, que no se realizó porque la fiscal estaba de turno. Pero cuando estaba listo para salir, la Justicia le tenía preparada otra sorpresa.
A las 07:30, Garay llamó al control de monitoreo electrónico para informar su salida, como lo exige el protocolo. La respuesta lo dejó helado: no estaba registrado en el sistema, por lo que no podía salir. ¿Error administrativo? ¿Descoordinación? ¿O una de esas "coincidencias" que ya parecen parte del guion en esta historia?
No es la primera vez que algo así ocurre. La causa está plagada de movimientos que generan más preguntas que respuestas. Cambios de jueces y fiscales, audiencias sin registro en video, testigos que aún no han sido citados, declaraciones que aparecen y desaparecen, tiempos que se estiran al infinito. Y ahora, un imputado que no puede asistir a su propia audiencia porque, misteriosamente, el sistema "no lo tenía registrado".
En la última audiencia, la jueza Cabeza le sugirió a Garay que, si quería, podía no asistir a esta nueva instancia. Un consejo que sonó extraño, porque ¿qué imputado elige voluntariamente no estar presente en un momento clave de su proceso? Hoy, sin quererlo, la Justicia tomó esa decisión por él.
La gran pregunta es: ¿hasta dónde llega la casualidad y dónde empieza la causalidad? ¿Estamos ante un cúmulo de errores o ante algo más estructurado? Porque cuando los fallos siempre afectan a la misma persona y las irregularidades se repiten como un eco, la Justicia deja de parecer un tribunal y se convierte en un teatro donde cada acto ya está escrito.
Lo de Garay ya no parece un expediente judicial, sino un cuento chino , donde cada movimiento parece cuidadosamente calculado y el resultado final sigue siendo una incógnita. Pero lo cierto es que cuando la Justicia empieza a jugar al misterio, la única verdad que queda es la incertidumbre.