Entre constelaciones, bajo astral y el poder que se esconde

Ludovica Squirru lo dijo alguna vez sin anestesia: nuestro país tiene bajo astral, y eso explicaría -en clave astrológica- por qué la historia parece un espiral repetido de ilusiones y derrumbes.

Adrián Characán
Adrián Characán

Hay un rumor que corre bajito pero que, cuando se escucha, inquieta: que la Argentina nació en una fecha de mala estrella. Ludovica Squirru lo dijo alguna vez sin anestesia: nuestro país tiene bajo astral, y eso explicaría -en clave astrológica- por qué la historia parece un espiral repetido de ilusiones y derrumbes.

Entre constelaciones, bajo astral y el poder que se esconde

En astrología, bajo astral es la zona más densa del plano astral. No es "infierno" en sentido religioso, pero se le parece: vibraciones bajas, energía estancada, emociones densas como la bronca, el miedo, la envidia. En lo simbólico, es el terreno donde crecen la corrupción, la traición y la violencia. Y, según quienes creen en esto, un país "bajo astral" tiende a atraer líderes con esas mismas características, como si el poder fuera un imán para la peor versión de nosotros mismos.

Entre constelaciones, bajo astral y el poder que se esconde

Fechas patrias y destino

No es casual-dirían los esotéricos- que la patria se haya fundado en fechas como el 25 de mayo y el 9 de julio, marcadas por energías que, según numerología y masonería, no son las más propicias para la prosperidad colectiva. Hay quienes aseguran que San Martín, por su formación masónica, jamás habría elegido esas fechas para declarar la independencia. Nosotros, escépticos o no, vemos que los ciclos de auge y caída se repiten, y que siempre parece haber una justificación "mística" para resignarnos a lo inevitable.

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El brujo que gobernó en las sombras

Pero el vínculo entre lo esotérico y el poder en la Argentina no es solo cuestión de horóscopos. Hubo un tiempo en que esa relación tomó forma carnal, con nombre, apellido y sangre. José López Rega, apodado el Brujo, fue mucho más que un funcionario excéntrico. Fue el hombre que, desde el Ministerio de Bienestar Social, tejió una red de terror llamada Triple A (Alianza Anticomunista Argentina).

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Bajo su mando, la Triple A persiguió, secuestró, torturó y asesinó a militantes políticos, artistas, estudiantes, curas y sindicalistas que no encajaban con su ideología ultraderechista. No hablamos de amenazas sueltas: hablamos de cientos de crímenes documentados, de listas negras confeccionadas desde un despacho oficial, de sicarios pagados con fondos públicos. López Rega manejaba recursos millonarios mientras usaba el ocultismo como pantalla y la violencia como método.

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Cuando el "rodrigazo" y la crisis política lo dejaron expuesto, renunció. Isabel Perón -a quien controlaba como su médium política- lo nombró embajador itinerante en España para sacarlo del ojo de la tormenta. Desde ahí, siguió moviendo hilos hasta que la dictadura del ‘76 lo dejó sin red. Vagó por República Dominicana, Suiza y Estados Unidos, escapando de pedidos de captura, hasta que el FBI lo detuvo en Miami en 1986. Extraditado a la Argentina, fue procesado por asociación ilícita, secuestros y homicidios. Murió en la cárcel de Ezeiza en 1989, casi ciego, sin condena firme, pero con su legado de muerte intacto.

De "el Brujo" a "la hermana del Presidente"

Medio siglo después, el esoterismo vuelve a rozar el poder. Hoy, quien ocupa ese rol de influencia invisible es Karina Milei, la hermana y secretaria general de la Presidencia. Su predilección por las cartas astrales no es un secreto: varios exfuncionarios han deslizado que decisiones de peso en el gobierno se han tomado tras consultas astrológicas, incluso para definir si una persona debía seguir en su cargo o ser desplazada.

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La dinámica sería simple: Karina interpretaría una carta, evaluaría "energías", y transmitiría a su hermano la "conveniencia" o no de mantener a alguien cerca. Y así, nombres que parecían inamovibles han salido de escena, no por un error técnico ni por una denuncia pública, sino -según cuentan- por "mala alineación" en los astros.

En un país que se debate entre la ciencia y el esoterismo, este tipo de prácticas despierta inquietud. Porque una cosa es consultar el horóscopo personal y otra muy distinta es definir el rumbo de un ministerio en función de un tránsito planetario.

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El puente hacia el horror

En los 70, la Triple A fue el ensayo general de la represión ilegal que vendría con la dictadura militar. Hoy, las cartas astrales no matan, pero sí pueden orientar decisiones que afectan a millones. La diferencia es de método; el patrón es el mismo: cuando la racionalidad queda subordinada a creencias personales, el Estado se vuelve imprevisible.

El círculo vicioso del bajo astral

Si aceptamos la metáfora del bajo astral, la Argentina parece vivir en ese bucle:

Líderes que llegan prometiendo redención y terminan concentrando poder.

Decisiones guiadas por caprichos, supersticiones o venganzas personales.

Instituciones debilitadas, incapaces de frenar abusos.

Un pueblo que, entre la bronca y el miedo, vota más por rechazo que por convicción.

Y así, el ciclo se reinicia: más pobreza, más desconfianza, más campo fértil para que aparezca otro "brujo".

En términos esotéricos, el bajo astral "se alimenta" de las emociones que genera. Cuanto más miedo y odio circulan, más difícil es romper el hechizo. Traducido a política: si premiamos el agravio, terminamos gobernados por el agravio.

Y nosotros, ¿qué?

Podemos decir que no creemos en estas cosas. Pero si miramos bien, veremos que el daño que hizo López Rega no necesitó de astros: necesitó de impunidad, de estructuras que lo protegieran, de una sociedad demasiado dividida para reaccionar a tiempo. Y que, si hoy seguimos atrapados en ese loop, es porque todavía no encontramos la manera de salir del bajo astral político.

Aclaración necesaria

Entendemos claramente que José López Rega -como en otros casos, incluido el de Patricia Bullrich, quien en sus inicios militó en la Juventud Peronista- si bien se presentó como parte del peronismo, en esencia actuó como un infiltrado. Desde adentro, impulsó acciones similares a ataques de falsa bandera que golpearon al propio movimiento, alimentando el antiperonismo y allanando el camino para discursos y figuras como la de la actual vicepresidenta Villarruel.

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López Rega no era peronista. Era, en cambio, una figura siniestra y oscura, enquistada en las más altas esferas del movimiento con el único objetivo de operar en su contra. La palabra "enquistado" nunca estuvo mejor usada: un elemento extraño que se metió con otras intenciones, carcomiendo desde adentro lo que decía defender. Su paso dejó una marca imborrable, ajena por completo a la representatividad y la tradición histórica que el peronismo ha sostenido y demostrado durante décadas. Muy seguramente como diría el propio San Martín para referirse a los traidores  como López Rega , lo calificaría de : "Cobardes y malvados, no merecen ser llamados hijos de la patria".

Y ahí volvemos a la pregunta que trasciende la política: ¿quién no tuvo alguna vez un compañero de escuela, un amigo, un socio o una pareja que parecía compartir nuestras ideas, pero que en realidad perseguía objetivos opuestos? ¿A quién no le pasó?


Dato Curioso:


Y si hablamos del "bajo astral", no todo es mística oscura o manipulación de poder. En 1988, la mismísima Xuxa ya le había puesto cara -y purpurina- al concepto en su película Super Xuxa contra o Bajo Astral. Sí, mucho antes de que algunos gurúes lo usaran para explicar desgracias nacionales, ya existía un film para chicos donde un espíritu sombrío que vivía en las cloacas intentaba llenar el mundo de tristeza... y ella, con canciones, colores y coreografías, le plantaba batalla para devolverle la alegría a los pibes. Un recordatorio, tal vez ingenuo, de que incluso los monstruos del alma pueden vencerse con un poco de música y mucho optimismo.

Lo decimos con la frase de siempre, que sirve tanto para brujas como para ministros:

No creemos en brujas... pero que las hay, las hay.

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