El Eternauta: la nevada que no cesa
El Eternauta no es sólo una historia de ciencia ficción: es una advertencia, un testamento, un manifiesto visual de la historia argentina.
Crónica de un país que resiste con los ojos abiertos. El Eternauta: la nevada que no cesa.
Tengo los ojos de Darín
Una canción de Los Piojos lo anticipaba sin saberlo: "tengo los ojos de Darín". Hoy, esos ojos cargan la memoria de un pueblo entero. En la serie de Netflix, El Eternauta vuelve encarnado por Ricardo Darín, cuya mirada, firme y dolida, representa no sólo a Juan Salvo, porque El Eternauta es más que una historia de ciencia ficción: es una advertencia, un testamento, un manifiesto visual de la historia argentina.
La nevada mortal como símbolo político
Una nevada silenciosa, blanca y hermosa... pero mortal. La misma que cae cuando los pueblos se adormecen, cuando el confort anestesia y el poder concentra. La misma que cayó en la historieta publicada por primera vez en 1957, en la revista Hora Cero, escrita por Héctor Germán Oesterheld y dibujada por Francisco Solano López.
Una nevada que ya no parece tan irreal, mientras en el país que más alimentos produce la comida escasea, cuando el techo se vuelve inalcanzable para miles, cuando desde el gobierno se desmantelan derechos conquistados.
El mensaje que no se diluye: nadie se salva solo
Desde su primera publicación, El Eternauta fue más que un cómic: fue un grito.
Lo entendieron quienes lo leyeron en dictadura la segunda entrega de El Eternauta, muchos que debieron esconder entre libros de escuela, esa saga que había cobrado carácter de denuncia. Aquellos que lloraron en silencio cuando supieron que Oesterheld había desaparecido en 1977, entregando no sólo su obra, sino también su vida en defensa de una idea y una lucha, la de la justicia social, la de la memoria, la de un país donde la solidaridad no fuese una excepción sino un deber.
Oesterheld militaba en Montoneros cuando fue secuestrado por la dictadura militar. Se dice que siguió escribiendo incluso desde los centros clandestinos de detención. Su cuerpo nunca fue hallado. Como su personaje, también él se convirtió en un viajero del tiempo, una conciencia que persiste.
El Eternauta: espejo y profecía
La serie dirigida por Bruno Stagnaro actualiza la historia y la vuelve más urgente. No por los efectos especiales ni por la producción internacional, sino porque nos habla de hoy.
El enemigo ya no es sólo el "hombre robot" o el "cascarudo".
Ahora se presenta en formas nuevas: en la concentración mediática, en los discursos que deshumanizan, en los algoritmos que aíslan, en los perros clonados Murray, Milton, Robert y Lucas de Conan -máquinas de obediencia, criaturas creadas en la sombra para servir sin preguntar.
En cada uno de ellos, se esconde una versión nueva del miedo, del control, del olvido.
El héroe colectivo
El Eternauta no es un superhéroe. No tiene capa, ni rayos, ni escudos. Tiene miedo, tiene frío, tiene dudas. Pero se pone el traje improvisado de esquí, construye una cabina, organiza la resistencia. Llama a sus vecinos. Protege a su hija. Por eso, la figura del Eternauta ha sido usada tantas veces: en afiches, murales, actos políticos. Porque simboliza lo opuesto al héroe individualista. Porque insiste, una y otra vez, en que el camino se transita en grupo.
También asociado a tantos otros: a Néstor Kirchner caminando bajo la tormenta, liberándonos del yugo del FMI o simplemente dando un mensaje, descolgar cuadros de genocidas, a Luis Alberto Spinetta plantado en la Carpa Blanca con los maestros o en campañas viales, para cuidar la vida humana, al dibujo hecho a tiza en la vereda de Corrientes que resiste cambien estos tiempos de discursos cargados de odio y egoísmo.
Una historia que vuelve cuando más se la necesita
En un país que padece hambre, pobreza, desempleo, ajuste y desprecio por la cultura, El Eternauta aparece en Netflix como un espejo brutal. Y también como una esperanza.
La nevada que cruzó fronteras
Lo que empezó como una historieta argentina, escrita entre mates y sueños rotos, hoy estremece al mundo entero. La serie El Eternauta, dirigida por Bruno Stagnaro y protagonizada por Ricardo Darín, no solo es tendencia en Argentina: también ocupa el primer puesto de audiencia a través de Netflix en Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, República Dominicana, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, El Salvador, Uruguay y Venezuela.
Pero el impacto no se detiene en América Latina.
Europa también quedó atrapada en la tormenta blanca: Alemania, Eslovaquia, España, Hungría, Italia y Turquía llevaron la adaptación del cómic de Oesterheld y Solano López al primer lugar de popularidad. Esa nevada bien porteña, bien suburbana, está cayendo como una metáfora universal.
Como si en cada apagón, en cada temblor como el de Chile o el de La Rioja, en cada gesto de solidaridad, en cada rostro cubierto, el mundo entero reconociera su propia batalla
Ojos que interrogan
Los ojos de Darín -como los de Kirchner, Spinetta, o los dibujos callejeros- nos miran y nos preguntan:
- ¿Vamos a resistir la nevada?.
- ¿Vamos a organizarnos?.
- ¿O acaso vamos a esperar que venga alguien a salvarnos?
Como siempre, la respuesta está en nosotros.