LA MUJER Y SU EMPODERAMIENTO

Únicas en Argentina y por vocación: gomeras profesionales

Los automovilistas se sorprenden. Hay quienes miran desconfiados. Los adultos son reticentes. Los turistas se sacan fotos con ellas

Primera y única en Argentina, segunda en Latinoamérica, un taller de gomería y tren delantero sólo gestionado por mujeres

El hombre estaciona cerca de la fosa, se baja de su auto y se dirige hacia el sector de atención al cliente. Hay una mujer, para detrás de su escritorio y un hombre sentado, con su celular. Aunque la jovencita se acerca para escuchar al hombre recién llegado, este se aproxima a donde estaba el otro individuo sentado, pero ese era otro cliente, nadie de la Empresa. Se nota en su gesto sorpresa y pregunta ¿quién atiende, aquí?

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Las chicas de las ruedas

Yamila, de impecable camisa blanca, es la gerenta del enorme y moderno taller de tren delantero y gomería, sobre la avenida San Martín Sur al 700 de Godoy Cruz. Confiesa que los varones toman actitudes diversas cuando son atendidos por mujeres. Algunos se sorprenden, otros se incomodan, pero también muchos lo celebran. Yamila adquirió experiencia administrativa y gerencial en otro rubro, farmacia. Se capacitó, presentó su CV y la entrevistaron de una importante empresa oriunda de Córdoba, que representa a una de las multinacionales de fabricantes de neumáticos, la italiana Pirelli. Fue seleccionada, la capacitaron en un rubro copado por varones y quedó seleccionada, hoy gerencia esa sucursal, pero hay más

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La mecánica del prejuicio

Además de lo concerniente a lo administrativo y comercial, que está a cargo de Yamila, a la hora de reparar una cubierta, revisar, emparchar, cambiar y alinear los vehículos, también se hacen cargo mujeres, sólo mujeres. En un oficio en el que las mujeres eran partícipes "auxiliares", quizá cebando mate o -como mucho- controlando el aire de las ruedas, hoy en ese taller se ocupan de todo. Desde lo más rudimentario que casi todo conductor (y no todas las conductoras) se las ingenian para hacer, como cambiar una rueda, hasta emparchar, vulcanizar, enderezar, y colocar cubiertas nuevas para quienes tienen el suficiente capital, todo lo resuelven, ahí, Abril y Giuliana. Asimismo, la mirada desconfiada y prejuiciosa de varones adultos, no desaparece hasta tanto no comprueban que el trabajo fue realizado a tiempo y con eficacia

Únicas en Argentina y por vocación: gomeras profesionales

Estudiar, conocer, saber y trabajar

A diferencia de las gomerías de paso que sólo se encargan de pinchaduras o arreglos de ocasión, este taller es integral sobre el rodamiento de los vehículos, y para eso cuenta con personal especializado, en este caso, mujeres, sólo mujeres. Le cuenta a diario PORTADA, Abril, jefa de taller, que ella estudió y se recibió en bachillerato para luego continuar una carrera afín, pero no era su vocación y abandonó a pesar de haber avanzado en lo académica. Su Papá, experto en mecánica, ante la curiosidad de Abril, desde niña, repetía su respuesta ante las inquietudes de su hija. esto se aprende: mirando, observando. Según relata Abril, ese resquemor le sirvió para que, efectivamente, mirando, haya aprendido sobre mecánica y cuestiones relativas a los autos, hoy comanda ese taller

La tecnología no es sólo para expertos, también es para expertas

Haciendo girar una máquina sofisticada, Giuliana no le esquiva a las preguntas. Estudió en una de las escuelas técnicas más prestigiosas de la región, Ingeniero Pablo Nogués, egresó como Técnica Electromecánica. La presteza y velocidad con que manipula las herramientas y máquinas, evidencias que además de la solvencia educativa y el dominio técnico, disfruta de su trabajo y aunque no lo manifieste, da la sensación de que se divierte cuando los varones más reacios comprueban la precisión de sus respuestas y el rigor de su tarea

Únicas en Argentina y por vocación: gomeras profesionales

Aún hay quienes pretenden ofrecer peleas con una gomera

Cuesta admitirlo, pero cuando alguien menciona la palabra "gomera" remite casi de inmediato a ese arma primigenia y rudimentaria, y resulta casi inimaginado pensar en jóvenes femeninas que puedan hacer un trabajo cuya primera exigencia era la rudeza. Giuliana, tanto como Abril en la sección del taller y Yamila desde su vidriada oficina, parecen intuir al instante en que se detiene un vehículo, manejado por un varón, cuál será la reacción al no encontrar a alguien de su mismo género. una actitud quizá más antigua que el propio descubrimiento de la rueda, pero demasiado vigente para esta época en la que la inteligencia artificial amenaza la inoperancia humana y pone en duda todos los criterios

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