Salud

Qué es el hígado graso, cuáles son sus síntomas y qué dieta se puede seguir para curarse

El hígado graso es una enfermedad que afecta a miles de personas. Su correcto diagnóstico y una dieta adecuada pueden evitar el agravamiento del cuadro e impedir desarrollos de patologías como cáncer o cirrosis.

El hígado es uno de los órganos más importantes del cuerpo humano y sobre el que se habla mucho debido a distintas enfermedades o dolencias que lo afectan. Hay muchos datos dando vuelta en internet, sobre este órgano, pero también sobreabunda la desinformación que provoca dudas y temores en la sociedad y en aquellas personas que creen padecer alguna dolencia.

En este sentido, una de las patologías más comunes que suele afectarlo es el denominado "hígado graso", dolencia que es compartida por muchos sujetos pero que no es tenida en cuenta con la importancia necesaria hasta que ya es tarde. Es por esto que es indispensable entender cuáles son las funciones que el hígado cumple en el organismo, así como también la forma de cuidarlo.

Qué es el hígado y cuáles son sus funciones en el cuerpo

El hígado es el órgano de mayor tamaño dentro del cuerpo y su función central es ayudar a digerir los alimentos, además de almacenar energía y elimina toxinas. Se ubica en la parte superior del abdomen y ayuda a procesar la comida a través de la bilis, que es la encargada de procesar las grasas de los alimentos para que el organismo las asimile.

Según lo señala el portal Stanford Medicine, el hígado regula la mayor parte de los niveles químicos de la sangre, a la vez que produce y libera bilis. La bilis tiene la tarea central de descomponer las grasas y las prepararlas para su posterior digestión y absorción.

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Así, la sangre que sale del estómago y de los intestinos atraviesa el hígado, órgano en el que es procesada y donde sus componentes son separados, equilibrados y desde allí se generan los nutrientes necesarios para el organismo. Pero la centralidad del hígado en la homeostasis del cuerpo no se limita a estas funciones sino que va más allá al brindar una serie de procesos para mantener la autorregulación del organismo:

  • produce ciertas proteínas para el plasma sanguíneo
  • produce de colesterol y proteínas especiales para ayudar a transportar las grasas por todo el cuerpo
  • almacena y libera glucosa
  • procesa la hemoglobina para usar su contenido de hierro
  • convierte el amoniaco nocivo en urea (que se elimina con la orina)
  • limpia la sangre de sustancias nocivas
  • regula la coagulación sanguínea
  • compensa la bilirrubina

De esta forma, luego de que el hígado descompuso las sustancias nocivas, estas son eliminadas del cuerpo a través de la bilis y de la sangre. En el primer caso se las libera mediante los subproductos biliares que ingresan al intestino y se exopulsan por las heces. En el segundo caso, los subproductos sanguíneos se filtran en los riñones y salen del cuerpo en forma de orina.

Qué es el hígado graso, una de las patologías más comunes

Según lo detalla el Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos -NIH- el hígado graso o EHNA (esteatohepatitis no alcohólica) es un tipo de enfermedad hepática en las personas que no consumen alcohol -o consumen poco- por la que se acumula grasa en el hígado. Este cuadro genera inflamación del mencionado órgano y daños en sus células, todo lo cual puede generar cirrosis e insuficiencia hepática.

El NIH sostiene que las personas con hígado graso presentan un riesgo elevado de desarrollar cáncer de hígado.

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Esta patología es más común en adultos de mediana edad, sobre todo en personas con sobrepeso, obesidad, diabetes o concentraciones altas de colesterol y triglicéridos en la sangre.

Cuáles son los síntomas del hígado graso

Según lo detalla el portal del gobierno estadounidense MidlinePlus, el hígado graso suele no tener síntomas claros que lo identifiquen como tal. Sin embargo, dentro de la sintomatología general de la enfermedad pueden encontrarse las siguientes dolencias:

  • Cansancio
  • Dolor en la parte superior derecha del abdomen
  • Decaimiento
  • Pérdida de apetito
  • Náuseas
  • Color amarillo en la piel y los ojos
  • Picazón
  • Acumulación de líquido e hinchazón en las piernas y el abdomen
  • Confusión mental
  • Sangrado gastrointestinal

Cómo se cura el hígado graso

Por el momento no hay un tratamiento directo contra el hígado graso, sin embargo las acciones médicas están orientadas a minimizar los daños del cuadro y a recuperar la salud a través de un conjunto de acciones.

  • Bajar de peso: las personas con sobrepeso deben seguir una dieta monitoreada para disminuir la cantidad de calorías que consumes por día.
  • Dieta saludable: para los cuadros de hígado graso se recomienda mantener una dieta con muchas frutas, verduras y cereales integrales.
  • Ejercicios: una de las recomendaciones más importantes para las personas con hígado graso es realizar de forma diaria ejercicios. Un número estándar es 150 minutos de actividad física a la semana.
  • Proteger el hígado: para recuperar la salud del hígado es fundamental evitar alimentos y bebidas potencialmente dañinas. Es necesario evitar bebidas alcohólicas y comidas con grasas o azúcares.

Qué es el hígado graso, cuáles son sus síntomas y qué dieta se puede seguir para curarse

Las 3 frutas que puedo comer si tengo hígado graso

Si de bajar azúcares refinados y comidas con grasas se trata, las frutas son importantes aliadas a la hora de acompañar una buena alimentación en caso de padecer hígado graso. Es por esto que a continuación se presentan 3 frutas que aportan nutrientes y cuidan al hígado.

  • Limón: el ácido limonoato D-anillo-lactona o limonina de este fruto tiene efectos protectores sobre el hígado ya que es resistente a la deposición de lípidos. Por su parte, tiene propiedades antioxidantes y antiinflamatorias.

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  • Pomelo: uno de los principales componentes del pomelo es la naringenina. Este elemento sirve como antiinflamatorio, antioxidante y coadyuvante en la pérdida de peso.

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  • Manzana: ayuda a prevenir y desinflamar el hígado afectado. Su ingesta colabora en la reducción del peso corporal. Además, los polifenoles de la manzana actúan como antioxidantes y pueden proteger frente al excesivo depósito de lípidos en dicho órgano.

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