POLÍTICA Y JUSTICIA

Presos de la ignorancia, la desidia, la indolencia y la arbitrariedad

El riesgo que hoy asume un individuo en Mendoza, está fuera de los cálculos, porque los datos que se suministran no son verídicos y tampoco se puede acceder para constatarlos. La realidad carcelaria es una patética confirmación

Si la cárcel no tiene como propósito el castigo, y es para proteger la decencia frente al crimen, debería auto acuartelarse la Justicia

La superpoblación carcelaria es -en sí misma- un castigo para los reos. Si además se tiene en cuenta la cantidad de personas privadas de su libertad, sin que se cumplan las instrucciones y los procesos con eficacia y a tiempo, peor. Si le sumamos la cantidad de detenidos por denuncias falsas, la cosa se pone peligrosa.  

No la ven

Como no vemos a los presos -más allá de la sofisticada teoría del panóptico de Foucault-  y están imposibilitados de hacer demandas públicas ya que pocos muestran la realidad cotidiana por la que atraviesan los "internos", no se resuelve la problemática que padecen y eso, sin dudas, ocasiona daños importantes, algunos de consecuencias sociales y otros, de denigración humana que es irreparable. O sea, so pretexto de impartir "justicia" se lesiona la integridad sanitaria, psíquica y moral de quienes están bajo la tutela total del Estado. 

Envidia por ignorancia

Exactamente una década atrás, cobraba notoriedad en títulos de extintos diarios la noticia de que en Países Bajos (Holanda, para todos, incluidos ellos), liberaba 23 edificios penitenciarios. Algunos los alquiló al reino de Noruega y otros a Dinamarca, para que alojen a sus delincuentes. ¿Empezaron a portarse bien? ¿hubo una epidemia de inocencia?. No. Cambiaron códigos, redujeron penas. Hicieron inversiones sociales y sanitarias. Redujeron algo la conflictividad pero no en esa medida. Impusieron más penas de carácter financiero. Los índices de crímenes cambiaron denominaciones. Lo que antes era un crimen pasó a ser una falta. Lo que antes una falta, con un acuerdo de partes se resolvería. Hacer una comparación sería inadecuado, las realidades de toda índole ostentan diferencias insalvables. Tampoco es que los jueces neerlandeses sean mejores, quizá la diferencia radique en que son "mas parecidos", o sea, más próximos a la "igualdad" prometida desde la administración de Justicia

Nada de copiar

Exactamente lo que se reclama en Argentina y en Mendoza es que se imparta aquél principio de Ulpiano: a cada cual lo que lo suyo. O sea, a cada quien lo que le corresponda. Replicar fallos y sentencias, cuando las causas, los delitos, la circunstancia, la gravedad, difieren, es lisa y llanamente: injusticia. Y la admisión de "injusticia" está dado, principalmente, por la desmemoria y por el desprecio hacia la otredad. Hasta ayer se clamaba por Loan, el chiquito correntino. Aún sin algún dato que al menos indique si la criatura está viva o muerta, Loan no está en la agenda. Y en Mendoza, no es diferente. Los casos de desaparecidos es la cabal demostración. Hasta un joven abogado, empleado del Poder Judicial, Nataniel Guzmán, sigue desparecido sin un sólo indicio, a pesar de la persistencia de su madre para que se investigue con seriedad. 

Las condenas anticipadas

Que una denuncia se convierta de inmediato en una condena, obedece a cuestiones que, en muchos casos, escapa a la administración de Justicia, es verdad. Pero que esa condena "mediática" incide en las decisiones ulteriores, es innegable. Que prosperen falsas denuncias hasta instancias de juicio obedece a la desaparición de la presunción de inocencia, por un lado; a la presión que sienten quienes deben arbitrar la instrucción y juzgar, por otro y a la inoperancia investigativa, también.  La falta de sanción severa para quienes efectúan denuncias falsas es otro elemento que colabora para el deterioro del tejido social, pero esto tiene cabida por presión social o -tan malo como eso- prejuicio. Ambas circunstancias amputan cualquier oportunidad de que el "derecho" sea una herramienta que proteja la integridad de la persona 

Las y los ciudadanos de a pie, no comprenden

Que la cantidad de personas privadas de la libertad exceda ostensiblemente la capacidad estatal para alojarlos, responde a una política criminal inadecuada. La estadística se encarga de derrumbar cualquier buena explicación que pretendan. Si la mayor detención y aprehensión de personas se tradujese en descenso de crímenes, podría justificarse. No es lo que ocurre, aunque hay que poner en relieve que los crímenes más aberrantes -que se han acentuado en los últimos meses- no marcan una tendencia alarmante, aunque duela. Pero sí es incoherente ante la mirada de cualquier mendocino (y mendocina) las inequidades que exhibe la administración de Justicia. Antes de que todos se olviden: el caso de los rugbiers franceses; el caso del chileno hincha del Colo Colo; el caso del abogado penalista del Este mendocino y el caso del turista italiano, todos liberados mientras en casos de denuncias más leves soportaron prisión preventiva hasta el límite, es: deplorable, irritante y también, amenazante. Si  no se posee condición de extranjero o de importante vinculación con el fuero penal local, adentro. 

Cosas y casos

La proximidad a figuras políticas en casos de violencia de género, abundan. Que la defensa de los rugbiers franceses la encare el hermano del Ministro de Justicia de la Nación no debería constituir una herramienta que inspire temor, hasta que se compara con otros casos y se ve cómo las diferencias son inocultables y lo que hasta meses atrás era suspicacia, hoy es certeza. Que haya que mostrar una matrícula de abogado o un pasaporte, para acelerar los procesos, que se llame a testigos, que se cumplan los plazos y que se realicen las audiencias, para así obtener los beneficios legítimos, es toda una arbitrariedad.  Que, como si se tratara de un guion intrascendente, se borre toda una declaración y no se recupere esa extensa declaración, en la que se incluían nombres de personajes conspicuos de la política y del empresariado local -algo que cualquier idóneo en informática hace a diario- y luego la declaración testimonial de la denunciante omita esos nombres y presente diferencias ostensibles con esa primera declaración, pase inadvertido para "la justicia", no le asigna mucho crédito al sistema.  

Ningún juicio apresurado

La presunción de inocencia, elemento germinal del Estado de Derecho, ha desaparecido en demasiados casos de Mendoza. La igualdad, otro sustantivo aunque abstracto, rector para la organización jurídica, está ausente. Y al parecer, lo único apresurado en litigios que involucran a personas, homicidios, asesinatos, secuestros, lesiones, delitos contra la integridad sexual, es el juicio de quienes no tiene facultades a tales efectos. Medios, pseudo periodistas, opinadores, influenciadores. Todos ellos con una exasperante velocidad abren juicios y de inmediato dictan sentencias. Tanto como la administración judicial, en ocasiones, sin pruebas, sin poder demostrar los hechos, sin testigos, o sea, a pura voluntad de designar a alguien culpable. Vocación por inculpar. Ese apuro de encontrar un culpable para cada crimen, o peor, un crimen para cada culpable, alimenta el desconcierto y estimula el incumplimiento de la ley. Grave

El plagio de la realidad a la ficción

Entre muchos, escogemos un caso, que alguna vez mencionamos aquí mismo. Nuestra presunción de inocencia es estéril. La convicción de que no ha habido crimen, preferimos lo determine la "justicia". Lo que no podemos ni vamos a omitir es consignar que, sea culpable o inocente -aún ni siquiera cumplimentan las audiencias preliminares- han transformado un denunciado en una  víctima. Innegable. Come poco, malo y a la sociedad nos cuesta como si comiera mucho y sabroso. Duerme mal porque no tiene las condiciones para poder descansar como cualquier persona merece. Tiene dificultades para asearse, cuando no es que el calefón está averiado hay escasez de agua. Permanecen innecesariamente hacinados. La insensatez compite contra la maldad y la desidia. Estuvo bajo el régimen de prisión domiciliaria. No hubo ningún incidente que afectara lo que el Sistema Penitenciario prevé. Había vuelto a trabajar. Se desplazaba en el estrechísimo perímetro permitido. ¿Qué pasó? Una jueza objetó lo que otra jueza había determinado. No es Kafka, es la justicia mendocina. 

En este rincón, la injusticia, en el otro, también

Los motivos que arguyó esa jueza que objetó la decisión de la primera que otorgó ese beneficio fueron que: los argumentos que la otra jueza expuso para esa condición (a lo que llaman beneficio) no estaban lo suficientemente definidos. Lo que para una era una garantía, para la otra un riesgo. Lo que una expuso como motivo -trabajar- para la otra era una tentación a la fuga, aunque eso no haya ocurrido.  No es Fellini, es Mendoza.  Al "interno" lo regresaron al Penal de San Felipe, ahí adonde no cabe nadie más. No pudo seguir trabajando -esperando llegue el juicio- Nuevamente con recursos del Estado debe alimentarse, mal y caro. Otra vez debe padecer el hacinamiento. Volvió a tener inconvenientes en su salud, dificultades para asearse. ¿Ese es el Sistema Judicial?.  Mientras, un joven púgil, condenado por un homicidio, entrena y compite, en libertad y ante un público de notables. Las notables diferencias de un sistema que puede tocarle a quien esto escribe pero no se sonría, tampoco queda eximido, por más buena gente que sea, al que está leyendo.

Esta nota habla de:
Últimas noticias de Sistema penitenciario provincial

Nuestras recomendaciones