Las playas de Mendoza no son muy recomendables, moverse en auto es un sacrificio
La cantidad de playas de estacionamiento en Mendoza no parecen suficientes. El estacionamiento medido es escaso. Las condiciones de los baños, espantosa.
La cantidad de vehículos particulares en Mendoza mantiene el promedio nacional. Al menos un auto cada 3 personas. Si bien la extensión de la provincia es generosa, no escapa al fenómenos de la concentración de actividades en las capitales de provincia y en las ciudades cabeceras, situación que promueve colapsos momentáneos del tránsito y escasez para estacionar.
La Independencia, un espacio gigante.
La interesante ventaja que ofrece la Ciudad de Mendoza es su diagramación urbanística. Después del devastador terremoto de 1861, el ingeniero Julio Ballofet, presentó su Plan. Una plaza central y cuatro adyacentes y equidistantes. Esto, entre muchos otros beneficios, permite que se utilicen los perímetros para estacionar vehículos. Hoy el valor de la tarjeta (que administra el municipio) es de $150 la media hora. Quedó como denominación para quienes comercializan esas tarjetas la de "cuida coches", aunque no sea esa la función.
Pocos se han ido de vacaciones y muchos no tienen ni para quedarse.
En este verano bochornoso, básicamente por al recesión, mendocinas y mendocinos no han partido en busca del mar o de otros destinos turísticos y continúan con sus actividades, pero de todas maneras, no les resulta gratis.
Con los nuevos valores en los combustibles, los conductores dudan entre dar vueltas buscando un lugarcito pegado al cordón o atreverse y lanzarse a ingresar en una playa de estacionamiento.
Autocine, pero sin películas.
En el micro centro de Mendoza aparece un fenómeno único en el mundo. Sobre calle Lavalle, los vehículos ingresan a edificios con techos elevadísimos y pisos de parquet. Sí, las elegantes y enormes salas de cine ahora son cobijo para autos, motos y bicicletas. Una síntesis de los tiempos. Glamour exorbitante o desprecio al arte, cada uno puede elegir la opción que mejor crea.
Bancando los horarios.
La actividad bancaria en la ciudad de Mendoza es intensa y los horarios, no han cambiado a pesar del crecimiento demográfico y algunos cambios de hábitos. Hasta las 13, si no, vuelva mañana. Esto incentiva la aparición de nuevos espacios inertes para que "aparque", tal como dicen hoy los chicos gracias a la influencia de medios y redes, por un rato y con precios dispares.
Cocheras y arbolitos.
La tan promovida ley de oferta y demanda, muy auspiciada por el gobierno actual, muestra sus exasperantes desproporciones en pocas cuadras. Por ejemplo, una hora de estacionamiento en un edificio hecho para tal fin, sobre calle Catamarca, cobra $ 500 la hora. Varias plantas de cocheras permanentes y, adonde no dice "particular", puede poner el auto de culata. Metros antes y después, $ 600 la hora. A la salida, la abundancia de "arbolitos" replican el sonido del bosque financiero "compro, vendo, cambio, dólares, chilenos". Pero si no consiguió lugar ahí y atraviesa San Martín adonde Catamarca se hace Espejo, el cambio es obligado, y más caro.
El precio del apuro.
Si acaso requiere velocidad para estacionar más cerca del banco, sepa que tal como dice Milei, nada es gratis. Las más cercanas a los edificios bancarios (Nación, Macro, HSBC, Francés, etc.) cobran $ 800 la hora. Más grave aún que el valor, ya que son playas sin ningún tipo de resguardo, ni paredes, ni techos, ni media-sombra, es si necesita acudir al toilette, baño, sanitario. En al menos tres (una ubicada en 9 de Julio y Necochea; otra en Vicente Zapata casi salta y otra en calle Buenos Aires) responden "está clausurado". Dato para que tome note la Municipalidad de la Ciudad. Y adonde sí, puede observarse la calidad edilicia, el lujo de los artefactos y la higiene del mismo, cuestión de que mejor, se quede con las ganas.
Para votarse encima.
Adjudicarle todos los males "a la política" es inútil, como inútil es considerar que empresarios privados, para contribuir al bienestar general, harán inversiones y mejorarán sus servicios de altruistas que son. Si no es desde el Estado que se exija y se gestione control, si no son los ciudadanos los que reclamen con las herramientas posibles, quien detente el poder -circunstancial- pretenderá someter a quienes en vez de clientes, contribuyentes , usuarios, son víctimas de ocasión.