DESIDIA MUNICIPAL

Guaymallén: la cloaca no discrimina. Agua de la miseria

Los videos son brutales. Pesadas tapas metálicas que saltan por la presión. Un río de aguas negras que invade las calles de Villanueva sin pedir permiso. El hedor es permanente. El riesgo sanitario, evidente. Y la desidia, institucionalizada.

Pero si hay algo que, al menos en esto, Guaymallén garantiza es equidad. Porque la misma postal que se ve en Villanueva se repite, sin matices, en Corralitos. En calle San Juan, en 2 de Mayo, donde los vecinos hace años conviven con cloacas colapsadas y líquidos servidos rebalsando en plena vía pública. Lo mismo da si es zona urbana o más rural, si es cerca del Hilton o en los márgenes. A todos por igual, los abandona.

Esto no es solo un problema de salud pública, que ya sería suficiente para exigir soluciones urgentes. Es algo peor: es un desprecio sistemático al contribuyente, al vecino que paga tasas, tarifas y aumentos escandalosos -como el 250% de incremento que aplicó AySAM en un año- pero recibe a cambio agua podrida saliendo de las bocas de tormenta.

La gestión no diferencia. Ni Villanueva ni Corralitos. En Guaymallén, la cloaca no discrimina. La única discriminación evidente es la de un Estado que castiga por igual a vecinos de zonas rurales y vecinos de zonas más urbanas , con el abandono.

Y mientras las cuadrillas de AySAM juegan a apagar incendios sin obras de fondo, las calles de uno de los departamentos más importantes de Mendoza se hunden -literal y metafóricamente- bajo las aguas servidas.

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