El manejo y las consecuencias de hacerlo bajo los efectos de la ira
Cada vez más personas salen a conducir cargadas de emotividad, y eso termina provocando accidentes o situaciones extremas. Antes, los taxistas decían que quienes tocaban bocina de forma impulsiva no sabían manejar.
En el tránsito actual, cada vez más personas salen a conducir cargadas de emotividad -ya sea positiva o negativa-, y en muchas ocasiones esa energía termina provocando accidentes o situaciones de extrema tensión. Antes, los taxistas decían que quienes tocaban bocina de forma impulsiva no sabían manejar.
Hoy, con los tiempos cambiados, hablamos de manejo defensivo: el conductor ya no enfrenta solo a otros despistados, sino también a nuevos distractores como el mate y, especialmente, el celular. Ese pequeño aparato puede ser la chispa que encienda la ira de quien está detrás. Mirar un mensaje en un semáforo, escuchar un bocinazo y responder con insultos o incluso violencia ya no es ficción.
Se han visto casos donde choferes -tanto de taxis como de colectivos- se pelean, rompen espejos o con palos golpean otros vehículos. Estas escenas revelan una sociedad donde la ira nos domina y el tránsito se convierte en un escenario violento.
Contexto estadístico: ¿qué pasa en Mendoza y en el país?
• En los dos primeros meses de 2024 en Mendoza hubo alrededor de 48 muertes en accidentes viales (23 en enero, 18 en febrero, 7 en marzo).
• Según el Ministerio Público Fiscal, en 2024 se registraron 171 siniestros con víctimas fatales, una caída del 13,5% frente a 2023 (198), pero aún un 9% más que en 2022. Gran Mendoza concentró el 55% de las muertes.
• En el primer semestre se reportaron 67 fallecidos, de los cuales 7 fueron por alcohol al volante.
• A nivel país, en 2023 hubo 3.894 muertes por siniestros viales, una tendencia en descenso que continúa en 2024 con alrededor de 3.539 muertes.
• Las provincias con mayor tasa de mortalidad vial en 2024: Misiones (15,5), Santiago del Estero (14,9), La Rioja (14,5) por cada 100.000 habitantes. Mendoza presenta una tasa intermedia, pero con un riesgo creciente durante los primeros meses del año.
La ira al volante: por qué es tan peligrosa
1. Emociones intensas afectan la lógica y la estrategia. La irritación te hace reaccionar sin pensar, perder concentración y exponerte a maniobras bruscas.
2. Un vehículo puede convertirse en un arma. La infraestructura vial lo reconoce: se colocan mojones y pilares para proteger a peatones y frenar ataques -incluso de tipo terrorista- con autos.
3. Otros factores de riesgo: a la distracción y la ira se le suman otros componentes igual de peligrosos. El consumo de alcohol, sustancias problemáticas como la cocaína o la marihuana, e incluso la ingesta de psicotrópicos o medicamentos recetados por un psiquiatra pueden alterar la percepción y los reflejos, multiplicando la posibilidad de un accidente.
4. Conductores jóvenes y motociclistas en riesgo. El perfil demográfico más vulnerable lo componen hombres jóvenes de 15 a 34 años, en moto sobre todo.
Cómo reaccionar ante la ira y protegernos
1. Respiración consciente: al primer bocinazo o insulto, inhalá profundamente por 4 segundos y exhalá otros 4. Esto ayuda a calmar la primera reacción emocional.
2. No incentiven la pelea: si alguien se enoja, evitá mirar fijamente, insultar o hacer gestos. El famoso "gesto del dedo", mejor no hacerlo.
3. Distancia física: si detectás que otro conductor está alterado, disminuí la velocidad y dale espacio.
4. Si te provocan, cambiá de carril: mejor alejarse que ignorar la ira de alguien.
5. No te distraigas: evitá mirar el celular incluso cuando estés frenado. El primer paso de la ira es la distracción.
6. Usá el cinturón, respetá los límites: exceso de velocidad, alcohol o drogas agravan la respuesta emocional y el riesgo.
7. Reconocé tu estado emocional: si venís con bronca por el laburo o lo económico, lo mejor es postergar el viaje o delegar la conducción.
¿Cuándo está apto para manejar?
- En Argentina, la edad mínima para sacar registro es 18 años.
- Hace años había posibilidad de emanciparse antes, pero ya no.
- La madurez emocional para manejar implica saber controlarse, ser responsable y capaz de priorizar la seguridad de todos.
El tránsito no es sólo manejo o un medio de transporte. Es una responsabilidad social. Sin dudas, la ira al volante sigue siendo uno de los mayores riesgos en las rutas y calles, y se agrava cuando se combina con alcohol, drogas o medicación que afecta la conciencia. Los datos en Mendoza y el país lo confirman. Es clave aplicar el manejo defensivo, cultivar el control de nuestras emociones y priorizar una conducción segura. Sólo así transformamos la experiencia de manejar, reduciendo la tensión y construyendo rutas más humanas.
En paralelo a todo esto, y como si fuera poco, nos encontramos con un Estado que no sólo desfinancia a las instituciones que se dedican al cuidado de la vía pública por donde transitamos, sino que ha disuelto el Departamento Nacional de Vialidad. Esto habla a las claras de un achicamiento peligroso del Estado que, en consonancia con lo que hemos venido diciendo, transforma una simple salida en auto en algo que a veces no sabemos si tendrá retorno.
Ese achicamiento estatal va de la mano con la falta de campañas viales y con la ausencia de programas para asistir a personas con problemas de alcohol o consumo de sustancias peligrosas, como lo hacía antes la asociación civil Luchemos por la Vida. Hoy estas campañas son esporádicas, cuando en realidad deberían ser una política pública constante: no hacer una ruta en tiempo y forma, no realizar campañas de concientización sobre conducción y consumo de drogas, termina siendo más caro para el Estado al tener que afrontar los costos de hospitalizaciones, discapacidades o muertes evitables.
¿Qué pasa en un país donde hay lugares en los que la tolerancia al alcohol es cero y nosotros consideramos, dados los resultados existentes, que así debería ser? Nos encontramos en una provincia que tiene un lobby importante respecto a la tolerancia de 0,50 mg/l de alcohol en sangre, debido al auge turístico de las bodegas, la vendimia y todo lo relacionado con esto. Sin embargo, sería hora de buscar aplicaciones o alternativas para que el turista pueda tomar pero no conduzca. No hace mucho, tenemos la trágica historia del camionero brasileño que manejó durante kilómetros en contramano e impactó contra un ómnibus con pasajeros, causando una de las mayores tragedias de los últimos años. Debemos plantearnos hasta qué punto esa tolerancia no termina siendo un problema a largo plazo. Deberíamos rever esa política.
Tecnología y distracción al volante
Hoy los vehículos trajeron avances como cámaras, sensores y conectividad con el celular, lo que supone mejoras en seguridad, pero al mismo tiempo introduce nuevas fuentes de distracción. El manejo ya no se ve afectado solo por alcohol, drogas o velocidad excesiva, sino también por la interacción con pantallas táctiles, sistemas multimedia y notificaciones en tiempo real. Además, al caer la noche, las inclemencias climáticas -como neblina, hielo o lluvia- suman un riesgo adicional sensible. En combinación, estos factores complican la conducción y pueden desencadenar siniestros viales.
El cuidado de los más vulnerables es fundamental: los niños deben viajar siempre en el asiento trasero, asegurados con butacas o boosters adecuados a su edad, peso y altura (obligatorio hasta los 10años o hasta 1,50m). Nunca deben ir adelante. También es indispensable contar con los seguros al día y la Verificación Técnica Obligatoria (RTO/VTV), aunque muchas veces las calles en mal estado afectan la suspensión y tren delantero de los autos, sin que ni los municipios ni la provincia se hagan responsables.
Otro elemento clave: la falta de controles efectivos (como alcoholemia) permite una escalada de siniestros evitables.
Banalización del consumo y la irresponsabilidad al volante
Hace poco se comentó casi en tono gracioso que una mujer "batió el récord" de alcohol en sangre al volante, registrando de 4,4g/l, y tiempo antes se viralizó otro video de Canal 7 Mendoza en el que una joven, tras chocar, decía "el perro se cruzó" de manera afectada por el alcohol que luego la trasnformaría en un meme. Ambos casos fueron presentados como anécdotas tragicómicas, pero no dejan de ser situaciones muy peligrosas, tanto para quienes manejan como para terceros. La mujer con niveles tan extremos puso en riesgo vidas; la joven que culpa al perro transformó un siniestro grave en un dato anecdótico.
Es recomendable bajemos la espuma efervescente de la ira, manejemos con la cabeza clara y así cuidamos nuestras vidas y las de los demás.
Muchachos, bajemos un cambio y pongámonos todos como objetivo tocar bocina sólo cuando sea absoluta y definitivamente necesario.