DIA DEL ESCRITOR

El lunes es feriado porque hoy es el día del escritor

El lunes será feriado. El motivo es la conmemoración de la muerte de Martín Miguel de Güemes, héroe pintado en La Guerra Gaucha por Leopoldo Lugones

El lunes, sí. Pero hoy es el día del escritor y esto no es una noticia, la noticia sería que lea hasta el final

El lunes es feriado porque hoy es el día del escritor

La Guerra Gaucha

Hoy los detalles resultarían abrumadores. Sumado a los términos de jerga y el vigente desdén por la historia, La Guerra Gaucha, la publicación inicial en prosa de Leopoldo Lugones, quedaría sometida al encierro en alguna biblioteca abandonada.

El lunes es feriado porque hoy es el día del escritor

¿Quién te dijo?

Esta suposición está soportada por la estadística de la actualidad. Al revés de lo que suele decirse, cada día se lee más y son más las personas que leen. Qué cosa. ¿qué se lee? bueno, eso ya es otra cosa. Hay que fijarse en los mensajes de texto. Hoy nadie leería la obra de Lugones. Esta afirmación es apenas una elucubración nutrida por algún ejercicio mental, de esos que no llevan a ninguna parte, porque en definitiva, la lectura y la escritura no son vehículos para andar viajando hacia el conocimiento, son recursos para creer que aún no hemos fenecido.

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La obra que fabrica feriados

Se lee mucho más hoy que cuando el poeta escribió su obra inaugural. Esa prosa con descripción detallada de lugares, paisajes y batallas, La Guerra Gaucha, le dio dimensión a la figura de Martín Miguel de Güemes, salteño heroico a quien, al menos, podríamos agradecerle por el feriado del próximo lunes. Jamás hubiese imaginado Güemes que su existencia y valor serían reconocidas gracias a un escritor, Lugones en este caso, del que luego, los círculos políticos, intelectuales y artísticos, abominarían. Tampoco Lugones hubiese imaginado que el lunes sería feriado por Güemes, ni el día del escritor, hoy, por él. Su imaginación abordaba aspectos menos inmanentes, algo menos coyunturales

El lunes es feriado porque hoy es el día del escritor

¿Te parece, Lugones?

En el presente, tiempos en que se cuestiona hasta la forma de la Tierra, hubiese demandado discusiones insoportables definir cuál debería ser el día del escritor, y se sumaría como duda merecida ¿y de la escritora?.

A diferencia de hoy, en la tercera década del 1900, lo decidieron sin titubeos. Mentira. Es lo que acordaron decir luego. En realidad, los cuestionamientos por aquella elección, que para muchos resultaba inapelable, fue bastante cuestionada. No son las vanidades ni los celos elementos ausentes en los ámbitos literarios.

Malditos ha habido siempre

Se eligió el 13 de junio, en coincidencia con la fecha en la que había nacido Leopoldo Lugones en 1874, en Córdoba. Pero se eligió la fecha una vez que había muerto por propia decisión. Hay quienes descartan que el motivo haya sido que Lugones fue el primer presidente y promotor de la SADE, que nada tiene que ver con el Marqués escritor, el francés procaz, en este caso se trata del acrónimo de Sociedad Argentina de Escritores.

Argumentos de una elección

Las argumentaciones sobran. El caudal de su obra hace que pocos la hayan leído completa, y como siempre ocurre, es mejor no saberlo todo.

Su primer poemario, publicado a sus 19 años, sería suficiente motivo. Pero luego de esa temprana publicación de "los Mundos", conoció a Rubén Darío, el nicaragüense que más influyó en sus comienzos y a quien le agradeció su generosidad y estilo. La elección pudo obedecer a tantas obras que resulta indescriptible. En "Lunario Sentimental" podría residir el motivo principal, pero preferir sólo su faz de poeta sería mezquino. 

El misterio no puede tener tantas variantes, porque cuando hay demasiadas posibilidades, la intriga no podrá develarse desde la sagacidad de la razón sino por puro azar, ciencia en la que también navegó Lugones. Sería irrefutable aceptar que se eligió el día de nacimiento de Lugones para conmemorar al "escritor" y evitar recordar sus preferencias políticas y morales sobre el final de su vida.

Condenado por sí mismo

La literatura fantástica de la Argentina tiene su origen en la literatura de Lugones. Todas sus inquietudes, indagaciones e intromisión en cuanta disciplina científica existieran, le proporcionaron material para su cuentos y compilaciones en ensayos.

Andar desparramando conceptos elogiosos es propio de la inteligencia artificial. Para los de carnes, huesos, mal aliento y volumen, lo recomendable es que lo lean. Una vez introducidos en el mundo fantástico de Lugones, quedarán habilitados para tener pesadillas intensas y para temerle a cuanta mirada se cruce por los ojos. Una interesante experiencia de pensar y pensarse desde otra perspectiva sin recurrir al auxilio de alucinógenos.

Separar la crítica a la obra del juicio al autor

La discusión siempre latente, en el caso de Lugones es inevitable. Los giros en su vida exceden los 360 grados, aunque la vitalidad de su obra, desde lo más purista hasta el incomprensible fanatismo telúrico, es inocultable. Puede ser un acierto considerar que Lugones fue el creador de todo lo que conocemos, lo que no conocemos y esto que pronunciamos. Polímata es la síntesis más cómoda para definir a Lugones, pero es criminal que no haya un día para esa cualidad.

Un camino en el que muchos transitan, pero no lo alcanzarán jamás

La deriva de su historia política daría envidia hasta a Bullrich y a Scioli. En su primera juventud adhirió a los postulados anarquistas. Luego y muy vinculado con José Ingenieros, abrazó al socialismo, del que fue expulsado. Su apego a un nacionalismo reaccionario provocó perjuicios concretos desde la escritura y desde la acción. "La hora de la Espada" obra cumbre de la intolerancia y la violencia no fue inocente. Ese brusco cambio aún hoy no encuentra explicaciones cabales. Y más intriga le agrega la historia de su descendencia. Su hijo, Polo, inventor de la picana eléctrica, sádico funcionario de la policía secreta en tiempos de Uriburu. Torturador confeso. Odiado por quien lo haya conocido, incluida su hija.

Todo es relativo

Las inquietudes de Lugones fueron tan vastas, que además de introducirse en los mundos esotéricos, religiones, masones, fue tal vez el divulgador más precoz de las teorías de Albert Einstein, con quien trabó amistad y fue el responsable de la visita del científico a la Argentina. Hizo publicaciones sobre la Teoría General de la Relatividad que le valieron los elogios del propio Einstein.

Un amigo execrable

Lugones compartió afecto, vocación y coincidencias estéticas con su colega y contemporáneo uruguayo, Horacio Quiroga. Precisamente el poeta y escritor oriental fue el primer vicepresidente de la SADE cuando Lugones inauguró aquella institución. Pocas vidas con episodios tan dramáticos como la de Horacio Quiroga, en su caso, más parecido a una espantosa novela sórdida de desgracias y terror que a una vida. En 1937, no aguantó más y el autor de "Cuentos de la Selva" y de "Los Perseguidos" y se quitó la vida. De esa drástica decisión, su compinche Lugones dijo: "matarse tomando cianuro es el suicidio de las sirvientas".

El amor no es más fuerte

Leopoldo Lugones, en 1926, conoce a Emilia Cadelago, una joven estudiante que cruzó al cincuentón Lugones cuando era director de la Biblioteca Nacional. Se enamora furtiva y perdidamente. Comienza una relación clandestina, de alto voltaje, motivo para que despuntara la más potente literatura erótica, claro, bajo un pseudónimo. Impertinente dirá su hijo. Inadmisible relación que Polo, ese torturador contumaz, logró malograr interrumpir

La maldición de los espejos o la invención de la muerte

Lugones completaba su relación amatoria con poemas de un vigor y bellezas impactantes. Hacía gala de su erudición y como método de ocultamiento, en varias ocasiones, eligió escribirlos en francés y en inglés, para halagar a su amada Emilia. Pero Polo se encargó de mutilar toda posibilidad de darle continuidad a esa historia prohibida de su padre. El 18 de febrero era viernes. Emilia estaba con una amiga. Sacó de su cartera un espejo, probablemente para corregir el maquillaje. Sin una manipulación que pudiera explicarlo, el espejo se rompió. Ella le dijo a su amiga, que ese era el signo de un cambio fundamental para su vida, presagio inexplicable. Mientras Emilia revisaba las astillas de cristal, lejos, en un hotel en el delta del Tigre, Leopoldo Lugones, completó un vaso con wiski y le agregó cianuro, ese veneno de sirvientas, para embriagarse de muerte. Es lo que se ha escrito hasta aquí. Será imposible testimoniar si esto ocurrió o es lo que un tal Leopoldo Lugones nos hizo creer.

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