El Carrizal: la tormenta que destapa la desidia y el abandono oficial
Otra lluvia, otro desastre: la historia se repite en la calle pública kilómetro 48 y la calle Cooperativa. Vialidad, Hidráulica y el Municipio de Luján de Cuyo no dan respuestas.
Las tormentas de los últimos días volvieron a dejar al descubierto lo que ya es un problema crónico en El Carrizal de Abajo: la falta de infraestructura y la indiferencia de las autoridades. Mientras el agua arrasa caminos y deja incomunicados a vecinos, alumnos y docentes, los organismos responsables siguen sin actuar.
Mientras el agua arrasa caminos deja incomunicados a vecinos, alumnos y docentes.
Las imágenes son elocuentes: el transporte escolar que lleva a los alumnos de la Escuela Luis Contreras quedó varado en una trampa de barro y agua, en una zona aluvional peligrosa. Los chicos no llegaron a la escuela, los docentes tampoco, y los vecinos de kilómetro 48, kilómetro 49, calle Cooperativa y Las Turberas quedaron nuevamente atrapados en sus propias casas. Pero lo más grave no es solo la interrupción del paso, sino el riesgo real para sus vidas.
Extracción de áridos: la actividad que nadie controla
A la falta de obras y mantenimiento, se suma otro problema que las autoridades tampoco han sabido -o querido- frenar: la extracción descontrolada de áridos en Anchorís. La Dirección Provincial de Vialidad, la Dirección Provincial de Hidráulica y el Departamento General de Irrigación no han ejercido un control eficiente sobre las empresas ripieras que operan en la zona.
La arena de Anchorís es bien conocida en la construcción, pero su extracción irregular ha provocado el colapso de los puentes sobre el arroyo de Los Pozos y el arroyo de Los Chañares. La sobreexplotación de los recursos naturales ha sido un golpe mortal para la infraestructura de la región, agravando el desastre en kilómetro 48, kilómetro 49, calle Cooperativa y Las Turberas.
Desvíos de cauces: las empresas protegen sus intereses y los vecinos pagan las consecuencias
A esta crisis se suma la intervención de grandes actores económicos que han alterado el equilibrio natural de la zona. YPF ha desviado cauces naturales con el respaldo de la Dirección Provincial de Hidráulica y el Departamento General de Irrigación para proteger sus pozos, afectando a quienes viven hacia el este. Sus terrenos se inundan y quedan aislados cada vez que llueve.
Lo mismo ocurre con ciertas bodegas, que han modificado los cursos de agua para resguardar sus viñedos, sin importar las consecuencias para los habitantes de El Carrizal de Abajo. Mientras estas empresas optimizan su producción para exportar a mercados exclusivos, los caminos de la zona se vuelven intransitables y los vecinos pierden el acceso a sus propias viviendas.
Otra obra mal planificada: la doble vía de la Ruta 40
A esto se suma la construcción de la doble vía de la Ruta 40, llevada a cabo por Vialidad Nacional. A pesar del rechazo mayoritario en la consulta pública, la obra se realizó sin considerar el impacto sobre el escurrimiento del agua.
El resultado es evidente: en lugar de que la lluvia drene por los canales laterales -que Hidráulica no mantiene en condiciones-, se desborda por kilómetro 48 y kilómetro 49, agravando el desastre. Estos canales deberían conducir el agua hacia el arroyo de Los Pozos y el arroyo de Los Chañares, pero al estar obstruidos, el agua queda retenida y convierte la zona en una trampa de barro e inundaciones.
Un recurso de amparo ante la inacción
Hartos de promesas incumplidas y soluciones que nunca llegan, los vecinos han decidido dar un paso más. El doctor Gonzalo Fernández Caballero presentó un recurso de amparo contra la Dirección Provincial de Vialidad, la Dirección Provincial de Hidráulica, el Departamento General de Irrigación y la Municipalidad de Luján de Cuyo, denunciando desidia, abandono y el incumplimiento de los deberes de funcionario público.
La demanda exige obras estructurales que eviten que cada tormenta se convierta en una catástrofe. Desde hace años se advierte sobre el problema: la falta de canalización y el deficiente mantenimiento de los caminos han convertido la zona en un punto crítico de riesgo.
Los responsables miran para otro lado
No es la primera vez que la Justicia interviene en este conflicto. En diciembre pasado, la jueza Patricia Fox citó a los representantes de Vialidad, Hidráulica y el Municipio de Luján de Cuyo. No asistieron. La falta de respuestas es, en sí misma, una declaración de principios: el abandono es total.
Mientras tanto, las familias ven en peligro sus viviendas y los productores agrícolas enfrentan pérdidas irreparables. ¿Cuánto más deben esperar para que alguien tome cartas en el asunto?
El Estado que no está
Hidráulica, Vialidad y el Municipio de Luján de Cuyo han sido un claro ejemplo de abandono estatal. No solo han sido incapaces de resolver los problemas históricos de la región, sino que ahora parecen alineados con la política de reducción del Estado, dejando a los ciudadanos completamente a la deriva.
En lugar de coordinar esfuerzos para buscar una solución, estas entidades se limitan a pasarse la responsabilidad entre ellas, mientras el agua sigue destruyendo caminos, aislando comunidades y poniendo en peligro la vida de los vecinos.
Cada tormenta es un recordatorio de que aquí no hay Estado presente. Y si las autoridades siguen ignorando los fallos judiciales y el reclamo desesperado de la gente, solo queda una pregunta: ¿esperan una tragedia para reaccionar?