El Sute denunció que casi la mitad de las escuelas de Mendoza no cuentan con talleristas de Educación Sexual

Desde el sindicato de los trabajadores de la educación de la provincia, publicaron los resultados del relevamiento sobre la implementación de la ESI en escuelas secundarias de la provincia durante el contexto de pandemia. El informe reflejó que más del 95% de los/as docentes considera que las horas ESI asignadas en la currícula son insuficientes… Continúa leyendo El Sute denunció que casi la mitad de las escuelas de Mendoza no cuentan con talleristas de Educación Sexual

Desde el sindicato de los trabajadores de la educación de la provincia, publicaron los resultados del relevamiento sobre la implementación de la ESI en escuelas secundarias de la provincia durante el contexto de pandemia. El informe reflejó que más del 95% de los/as docentes considera que las horas ESI asignadas en la currícula son insuficientes y dejó en evidencia la precarización de quienes están a cargo de los talleres.

Desde la Secretaría de DDHH y Género del Sute, junto a la Asociación Civil 20 de Septiembre, realizaron un relevamiento en más de 120 establecimientos educativos de toda la provincia sobre la implementación de la ESI en escuelas secundarias de la provincia durante el contexto de pandemia.

Los resultados del relevamiento, que fueron publicados este lunes, arrojaron datos alarmantes sobre la efectiva implementación de la Educación Sexual Integral en las escuelas de la provincia y la precarización laboral de quienes están a cargo de los talleres.

Desde la conducción del sindicato, alertaron que «el 43% de las escuelas encuestadas no contaban con talleristas de ESI al momento del relevamiento y más del 90% de los y las docentes cuentan con una dedicación horaria igual o inferior a 2 horas cátedra para abordar la ESI en todos los cursos y divisiones de la escuela». De las y los trabajadores de la educación consultados, «más del 95% considera que las horas ESI asignadas en la currícula son insuficientes para trabajar adecuadamente los contenidos y las necesidades de su escuela».

El Sute denunció que casi la mitad de las escuelas de Mendoza no cuentan con talleristas de Educación Sexual

De las escuelas relevadas, el 50% no pudieron utilizar efectivamente las horas asignadas a la ESI o lo hicieron parcialmente. «Al respecto declaran en 70% que esas horas se destinaron a resolver emergentes vinculados a la pandemia y a trabajar en proyectos de la escuela no vinculados a la ESI», revela el informe.

«La Educación Sexual Integral siempre genera debate. En este caso el debate lo tenemos con el Gobierno, porque hace 4 años que venimos exigiendo desde el Sute datos reales sobre la implementación de la ESI que desde la DGE no han sabido dar», destacó Natalia Naccif, secretaria de DDHH y Género del Sute.

Otro de los puntos que se destacan del relevamiento es la precarización laboral de quienes están a cargo de los talleres. Naccif denunció que «todos los años, los compañeros y compañeras talleristas de ESI dependen de una resolución para la continuidad de sus horas y, como muestra el estudio, muy pocos de ellos han podido acceder a una titularidad. Esto significa que están en una situación de «hoy trabajo de esto, mañana no se». Hay compañeras a las que les han perpetuado esa cantidad de horas en esa situación y por eso, paritaria tras paritaria, venimos exigiendo que puedan acceder a la titularización y el acrecentamiento de horas». Según el informe publicado, el 86% de los/as docentes de la ESI no son titulares y un 75% no pudo acumular cargos en otras escuelas.

A esta situación de precariedad se suma la sobrecarga de tareas: «un 76% declaró resolver tareas fuera de su horario laboral, un 57% declaró trabajar en varias tareas en simultáneo», aseguraron desde la conducción del sindicato en el informe publicado.

«Nuestro objetivo con este estudio es analizar que sucedió en pandemia con la ESI y, lamentablemente, tenemos que reafirmar que la educación sexual fue tan golpeada como el resto de las y los trabajadores de la educación y los estudiantes. Si en muchos lugares no se pudo garantizar la educación y fuimos los trabajadores y trabajadoras con nuestro internet, con nuestra computadora, quienes la sustuvimos y vimos a un montón de estudiantes que desertaron, lo mismo ocurrió con la ESI», concluyó Naccif.

Esta iniciativa está enmarcada, destacan desde el Sute, en la pelea por un sindicato con perspectiva de género, como se reflejó en la campaña de cara a las elecciones que se desarrollarán este miércoles. Desde la conducción del sindicato vienen exigiéndole al Gobierno más presupuesto para horas ESI. «Se vuelve imprescindible que el Estado de respuestas y adopte medidas que garantizan derechos a niños, niñas y adolescentes. Un sindicato con una fuerte perspectiva de género tiene que ver con conquistar este derecho fundamental que puede prevenir abusos en la infancia, le da elementos a nuestras estudiantas para tomar conciencia de la opresión de género y así ayudar a erradicar la violencia machista. Es importante para fortalecer a las disidencias sexuales que sufren una gran discriminación en las aulas todos los días. Todo esto también es un aporte para las mismas trabajadoras de la educación que pueden estar siendo vulneradas en sus derechos más elementales», destacó una trabajadora de la educación consultada sobre el tema.

Por otro lado, tanto desde la DGE como desde los grandes medios de comunicación pusieron de relieve la resistencia de las familias de las y los estudiantes para justificar los déficits en su implementación. Sin embargo, el relevamiento a las y los talleristas de ESI indica que «el 90% de las personas encuestadas no consideraron que el entorno familiar haya sido el principal obstáculo para tratar estos temas sino problemas vinculados a condiciones edilicias, falta de tiempo y espacios de intimidad».

Junto con la publicación del informe, desde la conducción del sindicato concluyeron que «la ESI favorece la libertad de pensamiento, la autodeterminación de la identidad, la construcción de la autonomía y el cuidado del cuerpo, entre otros. Además trabaja para la concreción de acciones que ataquen los núcleos duros de los problemas relacionados con la sexualidad y la salud desde una perspectiva integral. Por sobre todo, la ESI genera espacios de contención para estudiantes y combate activamente aquellas prácticas que profundizan las desigualdades. Por último, es una herramienta eficaz al momento de pensar políticas educativas para la prevención de las violencias basadas en el género y la orientación sexual».

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