El final del juicio

Por Marcos Pérez Linares, especial para Portada.com.ar Por la ley 9106, sancionada en 2018, la legislatura de la provincia de Mendoza reglamentó que los delitos de homicidio agravado se realizaran por un jurado popular integrado por doce titulares y cuatro suplentes. Uno de tales delitos fue el homicidio de Norma Carleti, cuyo demorado juicio, caratulado… Continúa leyendo El final del juicio

Por Marcos Pérez Linares, especial para Portada.com.ar

Por la ley 9106, sancionada en 2018, la legislatura de la provincia de Mendoza reglamentó que los delitos de homicidio agravado se realizaran por un jurado popular integrado por doce titulares y cuatro suplentes.

Uno de tales delitos fue el homicidio de Norma Carleti, cuyo demorado juicio, caratulado como ?Femicidio, homicidio calificado por el vínculo y homicidio calificado por ser cometido por precio o promesa remuneratoria?, va a concluir.

De los cuatro imputados, sólo dos han declarado, Leonardo Raúl Hisa y Juan Carlos Guerrero.

Es pertinente aclarar que hasta el momento se habían negado a declarar, pero ambos, dieron su testimonio como estrategia de defensa, ya que ni el fiscal ni otros abogados le formularon preguntas.

En el caso de Leonardo Hisa, aclaró varios puntos acerca de las pruebas que lo implican.

Según palabras proporcionadas por su testimonio-, ?estaba siendo sindicado como autor?, aclaró además que, pasó a buscar a Juan Carlos Guerrero, su empleado de confianza, para limpiar y ordenar el mausoleo donde, -sospechaba-, los familiares llevarían a su último descanso a la víctima.

Eso fue a las 7: 30. Un rato después, -y por eso no fue al velorio-, viajó a Mendoza a consultar a un abogado penalista.

Juan Carlos Guerrero, -al momento de dar su testimonio-, se reconoce como empleado de las Lomas SA, (-una sociedad 50 por ciento del ?imputado Leonardo Hisa? y 50 de la ?víctima del homicidio?), sociedad que hacía como un año que era usufructuada por el imputado Leonardo Hisa y constituía motivo de ?desacuerdos? con la víctima.

De hecho, en su testimonio, lo que él llama – ?mi casa de las praderas?-, era la morada que, -a pesar de haber sido diseñada por la víctima-, era ocupada sólo por el imputado Hisa, y también motivo de desacuerdos, como por ejemplo unas fotografías publicadas en las redes por la novia de Leonardo Hisa, meses antes del homicidio, en esa casa, ubicada en el barrio privado Las Praderas.

El otro imputado, -Juan Carlos Guerrero-, explicó que el automóvil Fiat 600 utilizado durante el asesinato, que fue comprado por su pareja en los días previos, fue adquirido para llevar a sus nietos a la escuela. Nietos que habían crecido en hogares de la DINAF y quienes hacía menos de un mes que vivían con él-. Según su testimonio, le dijo a su pareja, que empeñe los ahorros de unos alquileres, y se compren un Fiat 600, para llevarlos a la escuela.

Juan Carlos Guerrero, afirmó además que nunca ponía plata de su bolsillo para trasladarse en vehículo propio, ya que a los lugares adonde lo mandaban, llegaba en los vehículos de la empresa. Sin embargo, siempre se lo veía caminando.

De hecho, cuándo tuvo que ir a limpiar el mausoleo, Leonardo lo había pasado a buscar Uno se puede preguntar, ¿por qué alguien iría a limpiar el mausoleo a las 7:30 y no asistiría al velatorio? el tema fue porque necesitaba ir a hablar con el abogado penalista, ya que le habían comentado que estaría siendo sindicado como autor del crimen

Juan Carlos Guerrero, a media mañana de ese día, lunes 5 de marzo, sería demorado-. Sus nietos volverían al hogar. Sus hijos detenidos.

Por su testimonio, hoy tres años después del homicidio, nos enteramos que, el famoso llamado por teléfono de 14 segundos, -tres horas antes del asesinato-, era para decirle, a su patrón, Leonardo Hisa, que, al otro día, no iría a ir a trabajar porque tenía que llevar a la escuela a sus nietos en el Fiat 600.

Cabe preguntarse ¿Nunca se mostró preocupado por sus hijos ni por esos nietos y ahora según su testimonio, era importante comprar un automóvil para llevarlos a la escuela, y faltar a su día laboral para hacerlo?.

Es también para destacar que nunca mencionó a qué escuela iban.

Otro punto muy llamativo que se desprende del testimonio del imputado Hisa, fue su apreciación de que ?la justicia es deshonesta?. Y que a él ?lo quieren relacionar?, y que extraña a la que fue su compañera?.

En ningún momento de su testimonio aludió al hecho del asesinato. Nombró al hijo que tenían en común varias veces. Y aseguró que no todos los Carleti piensan igual. La perspectiva de la víctima no apareció en ningún momento de su testimonio.

Dejaba traslucir con su llanto, que la preocupación no era tanto lo que le pasó a la víctima, -un homicidio-, sino que iba a tener que consolar a su hijo, -quién según Hisa- desbalancea el acuerdo económico que intentaban dirimir.

Cuando se refirió a este ?acuerdo?, (pre-divorcio podríamos decir), -motivo de una larga disputa, sugirió para describirlo que, si lo dividimos en tres partes, podemos decir que las dos primeras estaban bien, ¿y la tercera?; podemos preguntarnos ¿quedó indefinida?

¿Podemos pensar, y preguntarnos que si esa tercera parte no está siendo considerada tal vez sea porque la víctima fue asesinada de 52 puñaladas?

Y en la escena del crimen están los hijos del imputado que quería llevar a sus nietos a la escuela y el Fiat 600 estacionado a un par de cuadras.

Y al final, no pudo llevar a sus nietos a la escuela porque al Fiat 600 lo incendiaron.

Y en la escena del homicidio, -tuvieron tiempo de olvidarse mucha plata arriba de la mesa-, y hasta de hablar con el encargado de la prisión domiciliaria, como es el caso de otro de los imputados, que llevaba pulsera por estar con prisión domiciliaria.

Y durante el asesinato, -olvidando treinta y pico mil dólares arriba de una mesa- según el testimonio de ambos imputados, queda claro que fue un robo, porque en esa casa se manejaba mucho dinero; tal vez se demoraron porque darle puñales a un cuerpo de mujer, les hizo perder tiempo y -por eso no pudieron robar ese dinero que quedó intacto arriba de la mesa. Pero fue un robo, -dicen los abogados defensores y también el hijo que tenían en común la víctima y el imputado Hisa.

Por supuesto, también para el otro imputado Juan Carlos Guerrero y los abogados defensores fue un robo.

Según lo que podemos leer en algunos fragmentos de una carta escrita por la víctima Norma Carleti, para ella también fue un robo:

 

?Él se enojaba cuándo yo no quería tener relaciones sexuales.  Y yo me se sentía violada. Y al decírselo se enojaba mucho. Asumí que era yo quién tenía el problema. Y acudí a una sexóloga, pero cuando ella lo citó para hacer ejercicios, -él se negó y tuve que cancelar la terapia-. (?)

Sufría maltrato sicológico y emocional. Él siempre estaba enojado. No quería compartir nada. Yo era su cloaca. Cada vez que no hacía lo que él quería, amenazaba con matarme a mí, a mi hijo y suicidarse. Yo estaba dolida por su abandono y su infidelidad (?)

Todo el dinero que recibía de mi padre, lo tenía que aportar para las lomas. Hasta que decidí controlar esas cuentas y allí se agravaron las discusiones.

No quería ningún tipo de rendición. Igual yo iba llevando un cuaderno con entradas y salidas.

En 2013, empieza la estafa. Yo le firmaba los papeles que él me traía. Yo los firmaba porque confiaba en que los había hecho el contador y estaban bien.

Hoy me doy cuenta que él decidió terminar con la pareja en 2013. Pero no me lo comunicó.

Armó un plan para dejarme en la calle Y mientras tanto fingía estar en pareja para hacerme firmar papeles que lo favorecían económicamente sabiendo la confianza que yo le tenía.

Comencé a notar muchas contradicciones. En los conflictos, como siempre la culpa era mía. Fue allí cuándo tomó el manejo de la cuenta y de la caja y se molestaba cuándo yo le preguntaba algo. Teníamos muchas discusiones por temas de trabajo y manejo de fondos. (?)

 

El testimonio del imputado Hisa es para los medios de comunicación de Mendoza el testimonio de alguien que sigue siendo un exdiputado radical, tal vez porque su sobrino, el legislador Emiliano Campos , es respetado por los propietarios de canal 9 y canal 7 y por todas sus repetidoras. Emiliano Campos, -según constan en audios de la causa-, le sugiere a Hisa que no hable por teléfono y curiosamente, el secretario privado de Campos fue el testigo que entró a la escena del crimen.

En fin, el jurado popular tendrá que deliberar.

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