La Gioconda no tomó la sopa. Un nuevo atentado contra la obra de Leonardo

Según se consigna, La Gioconda, un cuadro de escasa dimensión (77 x 53 centímetros), una tabla de álamo y una figura femenina de misteriosa sonrisa, pintada con óleo, es la obra plástica más famosa del mundo. Su autor, genio indiscutido, Leonardo Da Vinci. El original se exhibe en el Museo del Louvre, en París, Francia y cada tanto sufre algún atentado.

Otra vez, sopa.

El último sábado, dos jóvenes mujeres que responden a la organización  "Riposte alimentaire" (Respuesta alimentaria) ingresaron al Louvre y lanzaron una sopa coloreada con un intenso naranja, sobre la obra de Leonardo,  en señal de protesta por las políticas alimentarias del gobierno de Emmanuel Macron.

Por comida y protección alimentaria.

Afortunadamente la sopa no es indeleble y el retrato está protegido por un impenetrable cristal. Se interpreta que este acto de vandalismo sobre una pieza de tanta valía es el método más eficaz para que se escuchen las demandas que efectúa "Riposti alimentaire"

El motivo de esta agresión es que, según plantea este colectivo dedicado a la salud alimentaria, el 30% de la población en Francia, saltea al menos una comida diaria por falta de recursos y por las inadecuadas políticas del Estado en materia de producción alimentaria y equilibrio en la distribución. 

Políticas desnutridas.

Desde las publicaciones que efectúa Riposti alimentaire, aseguran que hay una contradicción imperdonable, mientras que uno de cada tres franceses no se alimenta convenientemente, por falta de recursos, se desecha el 20% de los alimentos. 

Uno de los comunicados que apareció en la red X, justifica esta irrupción en el Louvre aduciendo que el sistema agrícola en Francia está enfermo. 

El arte atacado.

La respuesta de parte de las autoridades surge desde el área de Cultura, que no es precisamente a quien imputan como responsable por los problemas de los alimentos y del campo. La ministra de Cultura, Rachida Dati respondió diciendo que ninguna causa puede es suficiente como para dañar una obra de arte de esa importancia. Continuó Dati arguyendo que esa obra y todo el legado artístico y cultural les pertenece a las generaciones futuras, y no existe motivo para estropearlo.

Logrando el cometido.

Resulta innegable la eficacia del atentado, única manera de que el mundo sepa lo que, de otro modo, nunca se entera. Durante los últimos días, las protestas en la capital francesa, no han tenido la divulgación que alcanzará con este acto vandálico y sancionable.

Piquetes a la francesa.

El viernes, los agricultores, bloquearon las principales rutas de ingreso a París. Piden desesperadamente el fin al aumento de costos, principalmente en combustibles, que torna inviable la continuidad de la actividad agrícola de baja escala.

La acción vandálica se inscribe dentro de las muchas acciones de reclamo que realizan agricultores y organizaciones sociales.Explican que los pequeños agricultores se ven obligados a vender sus productos a pérdida, frente a los oligopolios de distribución de alimentos. Esta desproporción tiene a mal traer a ese vasto sector de la economía alimentaria de Francia. 

La Mutua Social Agrícola pone en relieve que, desde 2016 y debido a estas políticas, se ha documentado que, cada dos días, un agricultor decide suicidarse. Patético informe que desnuda las consecuencias de la concentración de producción, distribución y venta, frente a una producción controlada.

Retornando al renacimiento.

La figura de La Gioconda, no es la primera vez que ha sufrido actos en su contra. Algunos dañaron el original. En otro caso, fue secuestrada y mantenida dos años en cautiverio. El libro de Daniel López Rosetti, Leonardo y la Gioconda, una historia de ciencia, arte y amor, cuenta aristas muy singulares de la obra y su autor, muy recomendable.