Presentamos Modo Mendoza, echále la culpa al Estado

El incremento de la pobreza suma a decenas de personas a buscar estrategias de supervivencia impensadas. En Mendoza el aumento de personas indigentes, asusta. Mientras el denominado modelo «Modo Mendoza» avanza con privilegios y el incumplimiento de las leyes desnuda la desidia institucional. Continúa leyendo Presentamos Modo Mendoza, echále la culpa al Estado

Definir esa auto designación «modo Mendoza» parece despejar varias dudas a la vez.

El estilo de vida de quien pronuncia ese constructo «modo Mendoza» es incompatible con la mayoría, con la mayoría de verdad, esa que contempla a niñas, a niños, adolescentes e indiferentes de la construcción política. Esa mayoría que según los indicadores, Mendoza ha transferido desde el año pasado, 35.880 personas a situación de pobreza y a 43.747 a la indigencia, o sea, personas (no maniquíes ni abstracciones) que no tienen suficientes recursos para lo básico de cualquier humano. Tan tremendo como eficientemente escondido

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Comedor comunitario Guardá ese discurso que está vencido

Es indudable que existe una franja poblacional que supera los estándares de vida del resto, como en todas las sociedades que conocemos, y no es intención aquí abrir un juicio sobre la legitimidad, perjuicios y beneficios del inevitable capitalismo omnipresente, vigente en todos los países del Globo, aunque con diferencias de instrumentación, como ocurre en la República Popular China., capitalismo de partido único.

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Desde hace al menos dos décadas, la estratificación que se hacía, utilizando un modelo de análisis que iba de la A hasta la E, y partía cada estrato incorporando variables complejas como niveles de instrucción y aspiraciones de consumo, dejó de utilizarse. Claro. En diciembre de 2001 se estropearon hasta las herramientas  de evaluación y fue tal el descalabro institucional que se regresó a métodos de subsistencia impensados, mecanismos que afortunadamente impidieron una libanización en Argentina. Mendoza no fue ajena, hoy tampoco.

Los restaurantes colapsados

Afortunadamente para el desarrollo del sector gastronómico y turístico, es innegable el éxito de restaurantes y otros comercios afines, pero suponer que eso rebate los números de pobreza es una clara demostración de bajas calificaciones en aritmética, para no introducirnos en el subjetivo análisis moral. Las mesas y cubiertos, las habitaciones en bonitos hoteles, no revelan ni aquí ni en Atenas la situación económica y social de nuestra (amada) provincia. Dos millones de habitantes, no un puñado de elegantes comensales.

Todo por tu culpa

El resultado de las elecciones es inapeable y concluyente. La mayoría del escuálido 69 por ciento que fue a votar, eligió repetir o reincidir (como prefiera) apoyando un modelo de gestión, modelo que nos trajo hasta aquí, entonces surge una pregunta ¿cuándo se van a hacer cargo? Desde hace 8 años que podemos resumir al «modelo Mendoza» en;  lo bueno es propio y lo malo viene de afuera. Vamos a coincidir en que escamotearle partes a la verdad la desnaturaliza y convierte en otra cosa. La realidad es que la provincia no maneja cuestiones como la inflación, pero las que debería manejar, tampoco.

Anécdotas, no. Ejemplos

Con sólido orgullo exponemos desde Mendoza las primeras leyes que defienden derechos de ciudadanos en tanto consumidores. De acuerdo. Paseamos por «nuestros» coquetos complejos comerciales, y a menos de dos metros constatamos que no se cumple con una ley básica, elemental, aquella de exhibir los precios en vidriera.

La ley lo expresa y así lo exige. https://www.mendoza.gov.ar/prensa/defensa-del-consumidor-la-exhibicion-de-precios-en-comercios-es-obligatoria/

Desnudos

El primer día arguyen que la vidriera está en reparación. El segundo, también. Pero al otro día notamos que ni antes estuvo dañada la vidriera (para repararla) y no cambió ni la postura del maniquí. Curiosidad insaciable. Buenas tardes. Discúlpeme ¿qué valor tiene ese ambo en vidriera?, el joven bien dispuesto y sin dudar ni revisar lista o nómina soltó: 605 mil pesos. Sí. Seiscientos cinco mil pesos. Pregunta 2: ¿y por qué no ponen el precio en la vidriera, será por vergüenza?. El joven educado ensaya una respuesta mal aprendida. Sí, conocen la ley, pero se les ocurre NO cumplirla

Vidriera sin precios

El otro local

De la misma empresa, a pocos metros de distancia,, versión legal. Sí. Ahí están indicados los valores. Sensiblemente inferiores  y no entremos en talles ni en detalles, pero la diferencia es tan ostensible que alienta la suspicacia.  Los accionistas de esa tienda son mendocinos. Los precios, no. Ignoro si aún, pero el principal accionista de esas tiendas, fue dirigente de ACDE, Mendoza. De esos que profesan una filosofía que contradice de manera torunda su accionar.

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Palmeras, preferencia forestal del «modo Mendoza»

El botón de muestra, no el de pánico

Continuando la visita ocular, comprobamos que -como testimonian las fotos de escaso nivel técnico pero documentales- también en otras tiendas utilizan el recurso de VIOLAR LA LEY. Sí, la incumplen a sabiendas. La ignoran voluntariamente. Podrá pensar alguien que esto es insustancial, nimio y en nada se relaciona con las decenas de miles de personas que en Mendoza la pasan mal, y no les alcanza para la mínimo, vital y móvil. Lamento desdecirlos.

Pugna de intereses

Si los que insisten en «achicar» el Estado como solución a todos los males, son estos empresarios inescrupulosos, guarda lógica. Hacer y deshacer a su antojo, sin que alguien los controle y sin que tributen, qué mejor. Lo paradójico es que propugnen la disminución del Estado los que siempre vivieron de él. Flagrante contradicción, para no suponerlos corruptos. Los unos y los otros.

También

Las generalizaciones son dañinas porque no todos incumplen. Y la mejor manera de evitar generalizaciones es que se ocupen los que deben hacerlo. Es un deber del periodismo descorrer el manto que oculta la corrupción, pero es potestad del Estado actuar con las herramientas que posee en defensa de lo que el mismo Estado define como política. En Mendoza crece la pobreza y la indigencia por diversos factores, sí, pero es momento que se ocupen de las que pueden arbitrar, ya. Si sabemos de las multicausales, pues accionen al menos con las posibles, o acaso creen que la pobreza es una descripción literaria para que conozcan los que calzan trajes de 600 mil pesos.

Enojados y enjundiosos

Si la vehemencia que aplican para denostar a los contrincantes (ocasionales, antes fueron socios y muy probablemente mañana vuelvan a hacerlo) la pusieran al servicios de las personas que componen la sociedad mendocina, posiblemente podrían bajar los índices de pobreza e indigencia.  Si exigieran trabajar a sus discípulos para recaudar ante los evasores, infractores y tramposos, quizá no sólo estarían repletos los restaurantes y los hoteles, sino también los platos con comida nutritiva.

Ponele precio

Fue Joseph Fouché, aquél indecible político y funcionario de notoria adaptabilidad quien pronuncio aquella frase de tanta vigencia «Todo hombre tiene su precio, el desafío reside en saber cuál es» No por casualidad detentó poder en la Revolución Francesa; luego sirvió al Emperador Bonaparte y no tuvo pudor en colaborar con la Restauración de los Borbones.  Algo que estremeció la ética en la política de entonces y hoy es tan habitual como insultar por redes. Hoy no pedimos tanto como eso, simplemente, que unos cumplan con la ley y los otros, controlen y en última instancia, en última, eh, sancionen y cobren multas, al menos que alcance para un café y una factura en un bonito bar que se adecue al «modo Mendoza»

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