ENTREVISTA

Vóley: Fausto López González de Tunuyán al Mundo

En agosto, Fausto viajará al Mundial de China. Allí, en esas tierras lejanas, luchará pelota a pelota por hacer historia, con la esperanza de dejar una huella imborrable en el deporte argentino. Dialogamos con él y nos contó sobre sus sueños, sus expectativas y el futuro.

El miércoles pasado, cuando el entrenador del Seleccionado Argentino de Vóley Sub 21, Sebastián Fernández, anunció a los doce elegidos que llevarán la bandera nacional en el próximo Mundial de China, en agosto: Lucas Astegiano, Juan Bautista Sánchez, Fausto Díaz, Lorenzo Giraudo, Mateo Gómez Aracena, Gino Bevilacqua, Emiliano Molini, Fausto López González, Leonardo Herbsommer, Iñaki Ramos, Agustín Moyano y Pedro Besso, entre ellos, hay dos nombres que resonaron con fuerza entre la multitud: Fausto López González, 19 años, y Emiliano Molini, de 20. Es que esta dupla es de nuestras tierras mendocinas, dos jóvenes talentos se preparan para un destino que podría marcar sus vidas para siempre.

Por Orlando Pelichotti

Pronto deberán presentarse en el CeNARD, el Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo, donde permanecerán hasta el 6 de agosto, en un período de concentración y entrenamiento intensivo, que desarrollará Sebastián Fernández, Marcos Blanco, el kinesiólogo Guido Malagrino, junto al estadista Adrián Dezzutti y el manager: Fernando Valli. Luego, partirán en una gira preparatoria por Egipto (que se extenderá hasta el 18 de agosto), antes de embarcarse hacia la República Popular de China. Allí, en esas tierras lejanas, lucharán pelota a pelota por hacer historia, con la esperanza de dejar una huella imborrable en el deporte argentino.

Vóley: Fausto López González de Tunuyán al Mundo

Diario PORTADA dialogó con el tunuyanino Fausto López González, ese mismo niño que alguna vez estudió en la Escuela Niño Jesús, y que hoy mide 1,98 metros, pero que guarda cientos de recuerdos de infancia y familiares repletos de felicidades y en ellos se apoya cada vez que se viste la camiseta 9 del seleccionado.

"Llegamos a la Ciudad de Tandil, en Buenos Aires, todo el cuerpo técnico, con un plantel de 20 convocados, allí convivimos durante 10 días y creamos verdaderos vínculos deportivos y humanos, sabiendo que sólo seríamos 12 los que integrarían esa tan ansiada lista final, para representar a nuestro país en la Mundial Voley Sub 21 en la República de China. El día a día fue durísimo (como cuando logramos la clasificación en el Sudamericano U21 en Perú, en noviembre del año pasado), y en cada jornada se nos presentaban nuevos retos. Desde el desayuno y hasta el mediodía realizamos rutinas específicas en el gimnasio e inmediatamente nos llevaban a realizar la Técnica de pelota, en donde se trabajaban los puntos específicos de cada posición, es decir corregir fallas, evolucionar estrategias de ataque, defensa y todo bajo el fortalecimiento del equipo. Vivimos momentos únicos que atesoraré para toda la vida", nos confiesa mientras sus ojos delatan ese sentimiento de felicidad de un niño que se presenta en las canchas, como un verdadero titán. "Por las tardes luego de almorzar, se desarrollaban los extensos partidos, donde se presentaban cientos de situaciones con juegos reales, y sus resoluciones inmediatas, es muy apasionante y cansador, pero sabemos que este mundial es nuestra oportunidad de mostrarle al mundo quién es Argentina".

De Tunuyán al Mundo

Sus días en el Valle del Uco transcurren en la calma de su hogar, entre la tranquilidad que solo la tierra natal puede ofrecer y las salidas con amigos que mantienen vivo su espíritu. Pero detrás de esa aparente serenidad, se esconde una historia que parece sacada de un relato de misterio y grandeza.

Desde hace años, Fausto López González es un referente, un símbolo de los logros que nacen en las raíces más profundas de Mendoza. Todo comenzó en un invierno con apenas 8 años, en un acto de sueños y determinación, le pidió a sus padres, Marcelo López y la reconocida artista plástica Mariela González, que lo dejaran jugar al vóley en el equipo de Municipalidad de Tunuyán, dirigido por José Sancer y Rafael Ganem. La rutina diaria se convirtió en un ritual: la escuela por la mañana, y por la tarde, los entrenamientos, con aquella pequeña remera blanca y negra, que pronto marcarían su destino.

Vóley: Fausto López González de Tunuyán al Mundo

Los partidos llegaron, y con ellos torneos y viajes, hasta que a los 12 años, fue convocado a la Selección Mendocina de Vóley, bajo la dirección de Yuyo Torrez. Rápidamente, descubrieron que su lugar natural era ser Central, un puesto que definiría su camino. Años de partidos, giras y campeonatos lo llevaron a un punto de inflexión en 2022, con apenas 16 años: formó parte del equipo de la Liga Federal en Tunuyán y ahí nomás fue llamado para representar a Argentina, en el Mundial U19 que se disputó en la vecina provincia de San Juan.

Vóley: Fausto López González de Tunuyán al Mundo

Pero la historia no termina allí. Cuando cumplió 18, un llamado desde Buenos Aires cambió su destino para siempre: el Club Atlético River Plate lo integró en su plantel, bajo las órdenes de Lucas Pandolfi. Allí, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, comenzó una nueva vida, lejos de su tierra, lejos de su familia, en un mundo que es un reto diario.

Vóley: Fausto López González de Tunuyán al Mundo

En sus palabras, se revela un silencio cargado de emociones: "En Buenos Aires pude comenzar a vivir una experiencia nueva, sin de mis padres, de mis hermanos Martino, (que también juega a este hermoso deporte desde niño), y de mi hermana menor, Francisca, que es mi fan número uno y me apoya en cada locura desde que nació". Pero en ese silencio, quizás se esconde la nostalgia, el deseo de las conversaciones en la mesa familiar, los ñoquis del domingo que su madre prepara con amor, y las amistades del Valle que son su pilar invisible.

Un joven que, con esfuerzo y humildad, sabe que su historia aún no termina. Que hay más por venir, y China será esta oportunidad para más logros que conquistar, más misterios que desvelar en su camino hacia la grandeza. Porque en su mirada, en su silencio, se esconde la promesa de un futuro que aún guarda secretos por revelar.

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