El Malestar con la Cultura
El autor, profesor León Repetur, destaca la actualidad de las gestiones culturales y más allá del diagnóstico, pone en consideración las posibilidades y oportunidades existentes
Imitadores. Mientras Milei hace y deshace, sus seguidores provinciales: gobernadores y séquito, comunicadores a sueldo y empresarios "enRIGIzados", negocian las migajas que les dejan caer. En la base de la pirámide social, los sectores populares se esfuerzan por sobrevivir y mantener los valores de la argentinidad y la defensa de sus magros salarios y jubilaciones.
Por León Repetur
En este escenario, debatir acerca de políticas culturales parece un cuento de hadas. Pero esa es nuestra pasión y por este sendero seguiremos.
Frente al futuro, el gobierno cultural puede seguir con la inercia del pasado o pasar a desempeñar el papel que exigen los tiempos. Dejar de ser productor de espectáculos y eventos, para ser el articulador político y social, responsable de gestionar y promover, nada más y nada menos, que un estilo de vida y de valores que la sociedad ha venido construyendo durante años.
Para ello, se debe convertir en el nexo entre las demandas de mayor bienestar económico y socio cultural de todos sus habitantes y los artistas y gestores que trabajan en la trinchera creativa y comunitaria del territorio.
Esta competencia se puede desplegar si hay ánimo de diálogo, de encuentro, de trabajar mancomunadamente entre la sociedad civil permanente y la administración gubernamental transitoria.
Sin debate, sin planificación, sin monitoreo de metas, el malestar con la cultura se extiende.
El paso acelerado que la revolución tecnológica nos está obligando a tomar, pasa por superar los antagonismos entre lo gubernamental y lo no gubernamental. Sinergia es la palabra que podría sintetizar una inteligente transformación de la gestión cultural pública, privada y comunitaria.
Más de lo mismo o...
Si seguimos el camino de la simulación de la gestión cultural que campea en los espacios oficiales, nada nos será beneficioso. El revoltijo imperante en la cabeza de los funcionarios de cultura, que siguen confundiendo espectáculos y eventos con desarrollo cultural, nos remite al estancamiento y la anomia imperantes.
El viejo pan y circo de los emperadores romanos está en su apogeo. Las políticas "ocurrenciales" son moneda corriente y vivimos el carrusel de festivales, fiestas empresariales y regodeo de los "restos" de clases medias y altas con las muestras de artes visuales y "degustaciones" acompañadas de algo de música ambiental.
Mientras tanto, los estudios acerca de la caída del consumo cultural son alarmantes. Se informa de una reducción altísima en todo: venta de entradas de cine y teatro, venta y edición de libros, reducción a cero de la filmación de series y películas, disminución de la venta de música. Un 40 % de los argentinos ha huido de las plataformas de streaming; siete de cada diez argentinos disminuyeron sus cenas afuera o celebraciones con amigos.
Frente a este panorama, las políticas culturales oficiales insisten con la doble censura: de contenidos (prohibiciones) y económica (consumo). Queda claro que el objetivo es seguir arrinconando a los sectores populares, consolidando guetos de supervivencia en los barrios y provincias más empobrecidas.
Este panorama desalentador se agrava cuando además de los desaciertos culturales y educativos del oficialismo, le sumamos los efectos de estas carencias en la salud física y mental de las poblaciones más agredidas por estas políticas culturales. Si no tenemos en cuenta estos impactos de la "batalla cultural" del Macrimileismo y sus seguidores, no podremos dar cuenta cierta del malestar imperante en la sociedad.
El 'no future' de fines de los noventas se convirtió en el 'black present' de la actualidad. Un 'no future' 2.0, donde la estabilidad emocional es un bien escaso´ concluyeron desde la Consultora Sentimientos Públicos.
Otra Política Cultural es posible
"Sin jugar con la fantasía nunca ha nacido algún trabajo creativo. La deuda que tenemos con la obra de la imaginación es incalculable" - Carl Jung.
Si hay algo que debemos usar en la Gestión Cultural es la imaginación.
¡Imaginemos si comenzamos a trabajar en forma coordinada, sin depender de imperativos coyunturales o electorales!
Al no sumar fuerzas y conocimientos existentes en la comunidad, no sólo nos debilitamos como sociedad sino que nuestras políticas nacen deformes y con menos musculatura. De ahí que necesiten terapia desde su concepción. Y la terapia es la represión, la imposición y el abuso.
Si hay sinergia hay potenciación. Una política cultural consensuada, trabajada con criterios modernos, con diagnósticos y metas concretas permite evaluaciones, aprendizajes y correcciones. Para ello es necesario superar el narcisismo estatal y la fantasía de las agendas sin participación y protagonismo de la sociedad civil.
Un Consejo Cultural para el Desarrollo a Escala Humana sería una alternativa a tanta mediocridad y desconocimiento, rayano con la irresponsabilidad que campea en los actuales operadores políticos disfrazados de Gestores Culturales.
¡Imaginemos si realizamos políticas transversales entre Cultura y Salud!
Ambas áreas tiene similares objetivos: garantizar la salud psico física de los ciudadanos. Y también tiene en su haber algunos aciertos: Coros en Centros de Salud, Bibliotecas Públicas en Hospitales y Salitas, Talleres de Cine y de Literatura en espacios de la Tercera Edad y Personas con Discapacidad, Elencos de teatro y radios en Instituciones para Enfermedades Mentales y mucho más.
Las políticas transversales son caminos de sinergia entre espacios públicos y sus resultados ya han sido ponderados por la UNESCO y otros organismos internacionales. Es una forma de superar la supuesta "diferencia o superioridad" de la cultura respecto de las otras políticas públicas. En este campo hay que incentivar la imaginación para potenciar las políticas conjuntas con Educación, Seguridad, Urbanismo, Ambiente, Transporte, Deporte y Relaciones Internacionales.
¡Imaginemos si con los avances tecnológicos no podríamos avanzar en el uso de la digitalización para incrementar nuestra presencia en el mundo!
El rol del estado es crucial en la digitalización de la cultura y su monetización, como paso a una nueva forma de desarrollar las actividades rentables artísticas y la conquista de nuevos públicos y creadores. Pensemos nada más en la capacitación necesaria que hay que implementar para que el sector cultural y creativo profundice su paso a lo digital. Tenemos acá un enorme desafío para la administración de cultura. Pensemos en la implementación de una plataforma virtual, algo así, como un Teatro Independencia virtual, que planifique y programe una agenda de espectáculos on line, con contratos, bordereaux, promoción, venta de entradas on line, comentarios, crítica, etc.
Imaginemos una Galería de Arte Virtual, con diversas salas, que vaya contratando a los artistas plásticos, artesanos, fotógrafos, etc. para la realización de muestras con recorridos virtuales, curados y bien guiados, agregando la comercialización de las obras en forma digital y generando subastas virtuales abiertas a todo el mundo.
Pensemos unas Ediciones Culturales Mendocinas operando como editorial en serio, con sus diversos catálogos, contratando con adelantos en dinero a los escritores, ilustradores, diseñadores, correctores, para concretar las producciones literarias que serán puestas a la venta, en papel y libro digital, estableciendo los porcentajes que la industria editorial comercial ya maneja con toda habilidad.
También podemos cambiar la estructura de mausoleo de nuestros Museos, digitalizándolos y poniéndolos al servicio de la educación, el ocio y el placer del mundo entero.