El avión de guerra inglés que apareció sorpresivamente en nuestro aeropuerto: el misterio del que todos hablaron y pronto callaron
La madrugada del domingo 11 de agosto de 1968 un enorme avión de la Real Fuerza Aérea Británica, un Handley Page Victor SR, perteneciente al temido 543 Squadron, descendió sin autorización ni siquiera identificación, en El Plumerilo. La historia aún guarda secretos que desafían la comprensión.
Lejos de ser una simple escena de una película en plena Guerra Fría, la madrugada del domingo 11 de agosto de 1968 guarda un misterio que desafía la lógica y que la historia parece haber olvidado. La luna, en su fase menguante, iluminaba discretamente el cielo mendocino, mientras, pasadas las 04:10, un guardia aeronáutico de la IV Brigada Aérea, detectó un aterrizaje inusual en el Aeródromo de El Plumerilo, y cuando la torre de control permanecía cerrada y sin personal. Un enorme avión de la Real Fuerza Aérea Británica, un Handley Page Victor SR., perteneciente al temido 543 Squadron, descendió sin autorización ni siquiera identificación, y llegó hasta el sector civil para luego, apagar sus potentes motores, dejando tras de sí un silencio inquietante.
Especial de Orlando Pelichotti
Lo que hace aún más enigmático este suceso es que no existen registros previos de una aeronave con esas características que haya pisado suelo mendocino antes. Inmediatamente, se activó un protocolo de emergencia, y el responsable de la seguridad fue un joven teniente de la Fuerza Aérea Argentina, Roberto Briend, de la promoción 1931. Años más tarde, este mismo oficial sería reconocido por su participación en el Conflicto del Atlántico Sur, destacándose en el histórico ataque al portaaviones Invencible el 30 de mayo de 1982, con un poderoso Hércules C-130/KC-130, en una de las operaciones más emblemáticas de la guerra de las Malvinas.
¿Quién era esa nave? ¿Qué motivos lo llevaron a aterrizar en un lugar tan inesperado, y sin dar anuncio previamente a la base o torre de control de Mendoza? La historia aún guarda secretos que desafían la comprensión, invitándonos a explorar los misterios que se ocultan en las mismas sombras de aquella noche.
Tensa espera con un bombardero británico en suelo mendocino
En una entrevista radial de archivo, el ahora comodoro retirado, que por entonces estaba a cargo de la pista, Roberto Briend, decía: "grande fue mi sorpresa cuando al ingresar a la plataforma vi un enorme y desconocido avión de guerra, Handley Page Victor SR, estacionado, cerrado y sin luces externas. Por entonces era teniente y nos acercamos despacio junto a un tanque liviano y dos grupos de militares. Hoy me imagino los comentarios de los tripulantes dentro de la cabina al ver nuestras caras de asombro. Observábamos movimiento en el interior y les hacíamos señas para que abrieran las puertas, sin éxito alguno. Luego de insistir varias veces, me alejé con la intención de poner en conocimiento a las autoridades de la brigada de aquella extraña novedad".
El reporte dice que tras una tensa espera de doce horas sin acatar las órdenes de abrir las puertas y descender, para entregarse a la fuerza local y recién pasadas las 16:00 de ese mismo día, los militares británicos desarmados, que permanecieron a disposición, los nombres nunca se dieron a conocer, sólo que el teniente tenía 26 años, y cuatro capitanes de 28, 30, 30 y 42 años, los cuales fueron sometidos a un estricto interrogatorio en la misma pista. Posteriormente, bajo una fuerte presencia militar argentina, fueron conducidos hasta el Casino de Oficiales, aunque uno de ellos siempre permaneció en aeronave. La tensión creció hasta la llegada del embajador británico en nuestro país y los representantes de la Plana Mayor Argentina, que llegaron el 13 de agosto, desde Buenos Aires.
La versión oficial, que nadie creyó
Por aquellos días, nuestro país vivía bajo el terror del dictador Juan Carlos Onganía, amparado en la "Revolución Argentina", en Mendoza el interventor federal era el General de Brigada José Eugenio Blanco, el cual mantuvo en total secreto ante la sociedad, utilizando el Servicio de Inteligencia Aeronáutica a cargo de la investigación, incluso donde la prensa apenas tuvo acceso en un par de oportunidades, destacando que una aeronave de gran porte y cuatro turborreactores, partió desde Lima en una misión de reconocimiento atmosférico y toma de muestras del aire, y debía regresar al mismo aeropuerto y sufrió un desperfecto. También se alegó que la misión era para detectar partículas radioactivas, presuntamente provenientes de las pruebas nucleares en las islas del Pacífico.
Pero lo que ocurrió después dejó más preguntas que respuestas. Nadie creía esa versión legal: volar cerca de nuestra ciudad, sufrir un desperfecto mecánico que obligó a la tripulación a realizar un aterrizaje de emergencia, en circunstancias que aún permanecen envueltas en el misterio durante las ochenta horas que estuvo en suelo mendocino. Lo que resulta aún más inquietante es que, tras el incidente, se confirmó que la aeronave no llevaba cámaras fotográficas, filmadoras ni armas. Sin embargo, lo que realmente alimentó las sospechas fue la ausencia total del documento que registra cada detalle técnico del vuelo. La falta de este registro crucial levantó sospechas de que algo ocultaban, quizás una misión de espionaje militar encubierta. Cabe mencionar que la prensa nacional e internacional destacaron este incidente, en todas sus ediciones, incluso algunos escribieron que, en la tarde del lunes, los tripulantes salieron de la Base Aérea, para conocer el Cerro de la Gloria, pero que nunca fue confirmada oficialmente.
Hora de partida
La historia se vuelve aún más enigmática si se considera que este mismo avión tuvo un papel destacado en la Guerra de Malvinas, gracias a su capacidad de reabastecimiento en vuelo a cazas. Pudimos averiguar que en Cancillería Argentina no quedó ningún registro oficial del suceso. Nunca se solicitó una gestión diplomática formal por parte de las fuerzas militares, como si el incidente hubiera sido borrado de los archivos oficiales, dejando abiertas muchas incógnitas y teorías conspirativas. Pero la intriga no termina allí. La misma tarde del martes 13, un equipo de mecánicos reparó en solo 45 minutos las fallas en el ala derecha del avión, con los repuestos que habían venido desde Lima. ¿Qué misión realmente cumplían? ¿Qué repararon exactamente? ¿Qué detalles ocultaron? Nadie lo sabe con certeza.
Al día siguiente, miércoles 14 de agosto, pasadas las 11:00, la aeronave solicitó pista legal y, en un movimiento rápido y secreto, la custodia militar argentina condujo a los cinco tripulantes y los hizo despegar en medio de un silencio sepulcral, sin registros, ni respuestas.
La historia se mantiene envuelta en sombras, y las preguntas siguen sin respuestas, todos callaron rápidamente, alimentando un misterio que parece no tener fin.