Edgardo Robert: Mendoza y el arte que prefiere olvidar

Artista integral, escritor, periodista y docente, Edgardo Robert desarrolló una obra vasta y adelantada a su tiempo que Mendoza nunca terminó de asumir. Perseguido durante la dictadura cívico-militar e incómodo para los relatos culturales oficiales, su legado persiste en su obra y en una práctica artística y docente entendida como resistencia.

Adrián Characán
Adrián Characán

Un aniversario del natalicio de Edgardo Robert. Una marca del calendario que no admite liviandad. Demasiada obra para una provincia pequeña. Murió a los 64 años. Temprano. No por falta de obra, sino por exceso. Por haber producido demasiado y en demasiadas direcciones para una provincia que necesita simplificar para poder archivar, mencionar al pasar y, finalmente, olvidar.

Edgardo Robert: Mendoza y el arte que prefiere olvidar

Edgardo Robert fue un artista integral. Y ese fue su mayor conflicto con el entorno cultural mendocino. La palabra multifacético -tan amable, tan inútil- funcionó como coartada perfecta: permitió reconocer su talento sin hacerse cargo de su complejidad. Admirarlo sin estudiarlo. Nombrarlo sin leerlo. Recordarlo sin trabajar su obra.

La incomodidad de no encajar

¿Fue mejor poeta que narrador?

¿Fue más potente su pintura que su producción escultórica?

¿O fue la Escultura habitable su gesto más radical, más incómodo, más adelantado a su tiempo?

Edgardo Robert: Mendoza y el arte que prefiere olvidar

En 1971, en el marco de la Feria Internacional del Vino, Edgardo Robert realizó esa obra que hoy debería figurar en cualquier historia seria del arte contemporáneo mendocino. No se trató de una escultura para contemplar a distancia, sino de una estructura de gran escala, construida con hierro, madera, yeso y metal, que el público podía atravesar y habitar. Incorporaba luz estroboscópica, proyecciones audiovisuales y sonido, proponiendo una experiencia sensorial integral cuando todavía no existía el lenguaje legitimador que hoy abunda en catálogos y curadurías. No había objeto decorativo: había cuerpo, espacio y percepción alterada. Mendoza no supo qué hacer con eso. Como tantas veces, lo dejó pasar.

Edgardo Robert: Mendoza y el arte que prefiere olvidar

También existen registros patrimoniales de su obra gráfica: dibujos en tinta de fuerte impronta expresionista, hoy incluidos en inventarios educativos oficiales de la provincia. Obras que dan cuenta de una búsqueda constante, de una mano inquieta, ajena a la complacencia estética.

Edgardo Robert: Mendoza y el arte que prefiere olvidar

Escritura, guion y premios que no entraron en el relato

Pero Edgardo Robert no fue solo artista plástico. Fue escritor, poeta, narrador y guionista. En ese campo también obtuvo premios y reconocimientos que hoy casi nadie se ocupa de mencionar. No por falta de mérito, sino por una memoria cultural selectiva, siempre más atenta a lo cómodo que a lo desafiante.

Periodismo con riesgo y preguntas

Ejerció el periodismo con la misma amplitud intelectual. Fue jefe de la sección Arte del diario Mendoza, en una época en la que el arte todavía era conflicto, discusión y pensamiento, no simple contenido. Hizo periodismo científico cuando ese cruce no estaba legitimado. Y se animó a explorar territorios no convencionales desde "Contacto en el Cosmos", su programa emitido los domingos por la noche en AM 680 Radio Nihuil, donde ciencia, esoterismo e hipótesis convivían sin pedir permiso al sentido común local. Eso tampoco se le perdonó.

Edgardo Robert: Mendoza y el arte que prefiere olvidar

Perseguido por la dictadura, abandonado por la provincia

Entre 1975 y 1984 fue un perseguido más de la dictadura cívico-militar. No fue una incomodidad difusa ni un mal momento personal: fue persecución política, cultural e ideológica. Como tantos artistas, docentes y periodistas, quedó expuesto a un sistema que buscó disciplinar el pensamiento, borrar la diferencia y sembrar miedo. Mendoza -una vez más- no ofreció resguardo ni memoria: administró el silencio.

La docencia como resistencia

La docencia fue, quizás, el espacio donde encontró mayor coherencia. No como repliegue, sino como práctica de resistencia. Enseñar como forma de transmisión cultural, de pensamiento crítico, de incomodidad productiva. Allí dejó una marca profunda, aunque poco visible en los relatos oficiales.

Edgardo Robert: Mendoza y el arte que prefiere olvidar

La provincia que borra su propia historia

Esta provincia tiene una habilidad notable para desprenderse de su mejor historia. Lo hace con la misma naturalidad con la que se reconstruye después de los terremotos: tapa, nivela, sigue. El problema es que cuando se borra la memoria cultural, no hay reconstrucción posible. Solo repetición del vacío.

Edgardo Robert: Mendoza y el arte que prefiere olvidar

No sorprende el silencio alrededor de Edgardo Robert.

Lo que duele es la persistencia de ese silencio.

La comodidad con la que se evita revisar obras, archivos, procesos, ideas.

La obra persiste.

Edgardo Robert fue -y es- un ARTISTA, PERIODISTA y DOCENTE.

Su obra existe, aunque no se la nombre.

Su pensamiento persiste, aunque incomode.

Lo que falta no es legado.

Lo que falta es una Mendoza capaz de estar a la altura de quienes no se dejaron domesticar.

La obra persiste. La memoria, todavía, está en disputa.

Esta nota habla de:

Nuestras recomendaciones