Con los pies en las estrellas
Carlos Martín Eguía vuelve a mostrar su solidez narrativa con "Conur et Sidereus", su nueva novela.
La gata desaparecida de la vecina (que, como un fantasma, se le aparece cuando menos lo espera), la novela que ya escribió (en un cuaderno verde y que cuenta las peripecias de una araña entre los resortes de una escultura de metal) y la que está escribiendo (con más incógnitas que certezas), el crecimiento desmedido de Conur y los problemas con la ciudad de Lan Ush (cosas que siente que son importantes sólo para él), las presiones de las amigas de su madre (que juegan al bingo y lo presionan para que deje de escribir y comience a leer más) y la presencia de ese sórdido personaje que es Murillo, el Señor del Cemento, candidato a diputado provincial y amante de su vecina, la dueña de Ana Livia, la gata desaparecida.
Por Alejandro Frías
Por todo lo anterior, y varias cosas más, pasan las obsesiones del protagonista de "Conur et Sidereus" (Paradiso Ediciones), la nueva novela del siempre sorprendente Carlos Martín Eguía.
El problema es que mi vida es extraordinariamente rutinaria, metida en un río también rutinario, solamente pasa.
Declara con toda la angustia nuestro protagonista, que después de salir de su última internación psiquiátrica intenta escribir su segunda novela, alternando la cotidianeidad con las presiones a las que lo someten su madre, las amigas de su madre, el marido de su madre y la obligación de trabajar (o al menos asistir diariamente, aunque no haga nada más que estar presente) en la clínica traumatológica de este.
Con su ágil estilo y su estética tan personal, de una fortaleza narrativa siempre audaz, Eguía nos pone esta vez ante una trama en la que la estabilidad emocional, psicológica y social de un joven se ve permanentemente amenazada por un medio hostil y siempre al acecho.
Siguiendo las cavilaciones de nuestro personaje en esta novela narrada en primera persona, el mundo que lo rodea pareciera vivir en un pasmoso transcurrir que pretende succionarlo, y para evitarlo cuenta con la compañía de su perro Cheché, en primer término, y luego con el apoyo y la complicidad de otros personajes que irán apareciendo a lo largo de la trama para apartarlo del mundo de balcones, animales (conejo, tortuga, gata) y exigencias que lo atosiga y pasar a tener proyectos mediatos e inmediatos, aunque estos no sean del todo santos.
Carlos Martín Eguía vuelve a mostrar su solidez narrativa con "Conur et Sidereus".
"Optar por lo simple / y trancarle la puerta / a la corrección continua", dice una de las máximas de un decálogo escrito tomando vino y que, con el desarrollo de la novela, en conjunción con los hongos, va materializándose.
Con "Conur et Sidereus", Carlos Martín Eguía nos sumerge en una historia que, como se sugiere desde el título, va desde la materialidad insoportable de lo terrenal (Conur nos remite a Conurbano) al equilibrio etéreo de las estrellas.