Aguas termales, una historia inconclusa y el olvidado cementerio de Cacheuta
A meses de que se inaugure la nueva trama de la Ruta 82, comúnmente denominada "Panamericana", que conecta al Gran Mendoza con Cacheuta, recorrimos el abandonado cementerio del lugar, antes de que la desmemoria se apropie del paisaje
Aguas termales, una historia inconclusa y el olvidado cementerio de Cacheuta. Lejos de la consciencia de preservación histórica, sin intenciones de rescate cultural, y sin ninguna aspiración para el desarrollo del necroturismo -una vertiente cada vez más demandada- este lugar de responso está al borde del olvido más profundo.
Por Orlando Pelichotti
Casi tan escondido como el penal
En un rincón escondido del cerro Cacheuta, donde el aire es fresco y la naturaleza se despliega en su máxima expresión, se encuentra un lugar que ha sido olvidado por el tiempo: el cementerio del pueblo. Ubicado al costado de la Ruta 82, a sólo 42 kilómetros de la Ciudad de Mendoza.
Para acceder a esa necrópolis de montaña, hay que atravesar el vertiginoso Río Mendoza por un puente colgante, luego subir unas escaleras de piedra y allí aparece un cierre perimetral del imponente complejo Kiam Te, que funciona en ese valle, que incluye la ex Escuela Nacional 54 Victoria Aguirre. No hay carteles que identifiquen ese camposanto, ni mapas, sólo el relato de los mismos habitantes.
"Pasen, caminen hasta el final de la vieja escuela, a su izquierda, encontrarán la escalera rústica y allí lo verán, está abandonado", nos comentó el cuidador, agregando: "Pidan permiso antes de ingresar y cuando salgan, avisen, porque a ellos se les debe respeto. No es muy visitado, hace bastante que vinieron para arrojar las cenizas de antiguos pobladores, y sólo algunos turistas entraron recientemente, no se olviden, pidan permiso", nos reitera el pedido y luego quedamos solos caminando al encuentro.
No hay muchos registros oficiales que revelen esas identidades o datos históricos de los restos mortales en estas sepulturas, jurisdicción de la Municipalidad de Luján de Cuyo, tampoco en el Archivo General de Mendoza.
Descubriendo sueños
Atravesamos una pequeña puerta entreabierta de hierro oxidado. Con apenas cincuenta y cinco sepulturas visibles y un único panteón familiar. Allí las memorias se desvanecen y el silencio es interrumpido a veces por el viento de las montañas, mientras el impiadoso paso del tiempo le gana a la misma historia. Este lugar está protegido por un muro de metro y medio de rocas, que en algunos lugares se desmoronó. Pedimos permiso al ingresar, tal cual nos pidió el encargado. Un viento súbito nos dio en la espalda, inexplicable, como una palmada de bienvenida. De inmediato, para alentar los inevitables misterios del lugar en el que descansan los restos de personas, encontramos tirado un pequeño letrero metálico, justo detrás de la puerta que acusa: "Descubriendo sueños".
La maleza se apropió del lugar y dificulta recorrerlo. Entre las escasas historias que emergen del olvido, se destaca una pequeña lápida de mármol carrara, encerrada por un murete de ladrillos, con plantas autóctonas. Lugar en el que se alojan los restos mortales del joven ingeniero Edmundo Gustavo Fries. Nacido en Karlsruhe, Alemania, en 1903. Apenas con 22 de edad encontró su temprana muerte por un accidente en la construcción del dique derivador y la usina generadora de energía, el 8 de septiembre de 1925, casi un siglo atrás. Algunos diarios de la época comentaron detalles de la tragedia
El extranjero Yanco
Una de las tumbas que más impacto causa la que por fuera tiene forma de ataúd, construida con cemento. Una inscripción en la parte superior remata en un friso de cemento desteñido: "Yanco. Viviste tu existencia solitaria en tierras extranjeras y cuando la llama de la muerte hizo forjar las más bellas ilusiones y estabas a punto de verla realizadas, llegó el soplo despiadado de la muerte y elevó tu alma al cielo infinito, para dejarme con la amargura de una pena muy inmensa Tu novia querida." Es la tumba que pertenece al recordado Miguel Jancovich, quien residió seis años en este pueblo y fue uno de los fundadores del desaparecido Club Sportivo Cacheuta. Había nacido el 10 de septiembre de 1902 y murió el 10 de agosto de 1928. Otro joven que se encontró prematuramente con la muerte.
La maldita polio también anduvo por Cacheuta
Doña María, antigua pobladora ahora vive en la otra margen del Río Mendoza. Nos relató la triste etapa que sufrieron en 1956: "La epidemia de poliomielitis se propagó rápidamente afectando a varios niños que vivían en la Escuela, dejando el saldo de tres infantes muertos y diez fueron trasladados a Mendoza. Aquella vez el cementerio tuvo que ampliarse varios metros hacia el Sur, y así lo vemos hasta hoy".
Vestigios de una cruz
Los restos de una oxidada cruz y una lápida metálica con la fecha 12 de abril de 1923. La llamaban Clarita, se sabe que falleció por una agónica enfermedad, sus padres y hermanos la recordarán por siempre, aunque ese siempre ya no tenga un tiempo en el presente. Apenas unas flores plásticas naranjas la recuerda.
Pudimos llegar a sus sepulturas gracias a su descripción, y sólo uno de ellos conserva una cruz de hierro y un corazón azul desteñido por el paso del tiempo, los otros dos, apenas se notan por una cavidad en la tierra donde las hormigas entran y salen desde su interior.
Hora de partir
Una pequeña imagen de la Virgen, con sus brazos mutilados, a la salida, nos sigue con una mirada nostálgica y piadosa. Cerramos el portón y tal como nos indicó el cuidador, saludamos... a la nada, o a todos...