Se abre una ocasión para volver a reírnos
Historias fantásticas y dibujos que ayudan, en un sólo ejemplar: ¡Abra la Cabra", el libro de Walter Cáceres que nos propone esta semana Alejandro Frías
Una popular aplicación que permite viajar en el tiempo falla, y esto hace que un ilustrador y escritor que tenía cita con una editorial se encuentre de repente en medio de una plaza pública en la que está siendo enjuiciado. ¿Enjuiciado por qué? Vaya uno a saber. Lo cierto es que, como una suerte de Sherezade venida a menos, para intentar postergar el momento de la sentencia, además de, ingenuamente, plantear así su defensa, comienza a mostrar sus ilustraciones y a leer sus cuentos a un público que no alcanza a divisar a través de las ventanas.
Por ahí va ¡Abra la cabra!, de Walter Cáceres, una delirante colección de relatos e ilustraciones que es una de las más recientes novedades editoriales en Mendoza.
Walter Cáceres. Escritor. Dibujante.Autor de ¡Abra la Cabra!
El autor
Ilustrador, animador y director, Cáceres nos propone esta vez un libro de humor en el que el protagonista no llega a su cita porque se ve retrasado por el Carrusel Vendimial. Esto da pie para que el humor gráfico y el humor literario se alternen en una secuencia que a cada página nos saca una sonrisa, cuando no una carcajada.
A la ya desopilante situación de aparecer como acusado en otro tiempo se suman, entre otras, la de un tipo cuyo conflicto es haber pasado sólo dos veces a la bandera en la escuela, aunque su carta astral diga que pasó una tercera vez en una vida anterior y él no la recuerde, una brevísima historia de la princesa encantada, el devenir de un jugador de fútbol que volaba, la trágica historia del agente Muzaluna, la inquietante situación de tener como vecina a una niña gigante, la representación de El lago de los cisnes en el lugar y el momento equivocados, y una representación de la eterna lucha entre dos eternos rivales: el caballero y el choique.
La galería de situaciones y personajes es amplísima en ¡Abra la cabra!, libro en el que Cáceres demuestra que puede manifestarse en clave satírica tanto a través de la animación y la ilustración como de la narrativa, además de aportar al universo literario mendocino el género humorístico, algo que no abunda, salvo en los fanzines.