Confesiones de primavera, la muerte nos acecha, cuando no.

La intoxicación informativa sólo compite con la imposibilidad de tocarnos, de abrazarnos, de besarnos. Abrumados de tanto no poder, la única posibilidad de continuar es que el virus no se ensañe y de ensañarse, aún haya una cama, médicos y enfermeras dispuestos a arriesgarse por nosotros. Más allá de merecer o no ese trato y… Continúa leyendo Confesiones de primavera, la muerte nos acecha, cuando no.

La intoxicación informativa sólo compite con la imposibilidad de tocarnos, de abrazarnos, de besarnos. Abrumados de tanto no poder, la única posibilidad de continuar es que el virus no se ensañe y de ensañarse, aún haya una cama, médicos y enfermeras dispuestos a arriesgarse por nosotros. Más allá de merecer o no ese trato y esa cama, clamaremos por nuestras vidas, como si los cementerios no estuvieran atiborrados de imprescindibles.

Mientras algunos le rezan a la Virgen del Rosario dos rosarinos,  Paez y Nebbia , coinciden o se plagian: sólo se trata de vivir

Luego de algunos meses y devenires, celebro haber recuperado el aire. Un período de silencio de radio fue sólo un paréntesis, a pesar del gran esfuerzo de adversarios y enemigos.

Festejo el dictamen favorable en la bochornosa cámara baja del Congreso de la Nación. La ley de aporte solidario consigue un avance.  Aporte solidario: hermoso eufemismo para que los tenedores de grandes fortunas esta vez repartan sin invertir el mazo de naipes.

Personalmente me veo obligado en pedirle a la administración de justicia que, sin actos eróticos mediante, imite a los diputados, cuestión de acelerar los pagos que mis acreedores, ricos y famosos, aún no realizan. Como siempre, lo digo en carácter personal y asumo el riesgo. Recuerde señora justicia que se trata de pagarme, no de pegarme.

Sano y salvo, y salvo honrosas excepciones, no he dejado de trabajar jamás. Aunque me faltó el aire y eso quita fuerzas. Me refiero al aire de la radio, durante algunos meses. Pero he regresado y con un entusiasmo impropio para alguien que ha atravesado 40 años en medio de los medios. Debe ser que no estoy solo en estas cuestiones de navegar por el espectro. Probablemente obedece a que el aliento de tanto afecto haya servido como el boca a boca en un ejercicio de resucitación.

Todo nos resulta diferente y todo nos suena distinto. Debe ser que todo es distinto y diferente aunque queramos negar esta actualidad.

 

Es como descifrar signos sin ser sabio competente, decía Violeta Parra en volver a los 17. Y nadie en verdad es idóneo en eso de escudriñar la verdad de una vez y para siempre. Pero intentarlo es lo que me ha mantenido vivo.

Eso me envalentona para abordar la actualidad de frente y con postura de  gladiador inerme.

Así como de inesperada una pandemia, resulta inquietante que un escándalo imperdonable embriague las mentes con tal eficiencia que ni los cotidianos índices de muertes y contagios le ganen en rating.  Una anécdota, un detalle, un hecho absolutamente repudiable y sancionable sirve para ocultar lo mejor y lo peor de un sistema que elegimos no volver a abandonar desde 1983, estoy hablando de la democracia.

Alguien podrá juzgar de solemne, otros de exageración dramática y habrá quienes van a sostener que este es el límite de tolerancia. Y eso es grave. Muy grave, tanto que se convierte en peligroso.

Demasiadas marchas para pocos meses de gobierno. Escasez de festejos cuando se alcanzó un acuerdo muy conveniente con los bonistas por una deuda que, de otra manera, haría estallar al país en una crisis insalvable. La comunicación no está en la agenda del gobierno nacional. Silencio cómplice de muchos personajes en demasiados medios sobre el desempeño de la gestión sanitaria frente a grandes potencias que sufren grandes pérdidas, tanto humanas como económicas.

Quienes hemos padecido el deceso de seres queridos durante este período, sabemos que esas muertes no se pueden traducir en promedios ni estadísticas, son tragedias. Pero somos conscientes que en las cifras generales, los números, serían suficientes para una campaña de propaganda política eficaz y ganadora.

Leer el proyecto de presupuesto 2021 que elevó el poder ejecutivo para tratar en el Congreso, mirarlo con detenida atención,  abre esperanzas, claro, para un sector de la sociedad, para el más numeroso, aunque si existiese sentido soberano de nación, también para el resto. A esa esperanza se encarga de lesionarla con insistencia cotidiana una atmósfera densa, silente, que sólo insinúa y desde las sombras, y a veces desde el prime time de la televisión, un ambiente destituyente, peligroso, violento, que no se ajusta a ninguno de los datos duros ni de los hechos que estamos viviendo en Argentina.

La obscenidad de un ex diputado, la absurda actitud de un senador que el pudor no le fue suficiente como para renunciar, los errores de los poderes ejecutivos de la Nación, de la Provincia y de los municipios no son suficientes razones para sabotear un sistema que, como aquél nobel y primer ministro inglés sostuvo es: La democracia es el peor de los sistemas de organización, exceptuando a todos los otros. Y su rival intelectual y maestro, el irlandés G. Bernard Shaw, definió con su manejo extraordinario de la ironía,  La democracia es el proceso que garantiza que no seamos gobernados mejor de lo que nos merecemos.

He regresado para respirar desde la radio AM 780 y FM 92.7 un espacio en el que la comunicación franca es el motivo.  Créame que no fue gracias a la meritocracia pero tampoco por el nepotismo ni por gambetas legales. Ha sido por la persistencia y por amigos y amigas que no permitieron que la saturación del oxígeno llegara a niveles letales.

A mis compañeras y compañeros, a mi piloto y en ocasiones copiloto Emilio, al capitán Beto y principalmente a quienes en vez de cambiar de hábito prefirieron cambiar el aire: Muchas gracias

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