Un ejemplo de vida y vocación: Mario Roberto Delpodio
Mario Roberto Delpodio lleva en su apellido una premonición. Supo equilibrar familia, trabajo y deporte con la calma de quien no necesita demostrar nada. Subió al podio de la vida sin hacer ruido, pero dejando huella. Conocé la historia de un hombre que entendió el sentido del verdadero triunfo.
Hay personas que no pasan por la vida: la marcan. Enseñan sin levantar la voz, educan con la mirada, el ejemplo, con la templanza y con la humildad. Mario Roberto Delpodio es una de esas personas inolvidables para quienes han tenido la suerte de cruzarlo en algún momento de sus vidas.
Fue profesor, fue director, rector, fue guía para cientos -si no miles- de alumnos que aún hoy repiten sus frases, como aquella que decía: "Uno es amo de su silencio y esclavo de sus palabras." Una sentencia que tal vez, para los adolescentes de ese momento, no se entendía del todo, pero que con el tiempo se volvió esencial.
Su vida entera ha sido una lección. Desde su vocación docente, ejercida con disciplina y modestia, hasta su rol como padre y sostén de una familia cálida y amorosa. Y también desde el deporte, donde aún hoy nos da el ejemplo de una vida sana, metódica y activa. De hecho, en octubre de 2025 planea participar de un mundial en Australia, lo que no hace más que reafirmar algo que siempre supimos: que Mario Delpodio es un optimista de la vida.
Entrá, sé parte activa y conocé en esta entrevista de Diario PORTADA de cerca a este hombre que, con su seriedad y ternura, marcó a miles de generaciones. Si alguna vez fuiste parte de sus enseñanzas te invitamos a pasar, como cuando se pasaba un machete a un compañero, esta nota o simplemente compartíla con algún amigo y que sea una linda excusa para re encontrarse y como decían los Enanitos Verdes : ¿te acordás que tiempos aquellos ... ? Para que todos puedan decirle "gracias Mario Delpodio", por tanto y que él sepa el honor y orgullo que representó recibir sus enseñanzas. Vaya entonces este humilde, pero sincero homenaje a quien tanto ha dado, y aún sigue dando, con la misma pasión de siempre.
Mario Roberto Delpodio un hombre de historia que se transformó en leyenda.
DP: ¿Dónde nació y cómo fue su infancia?.
Mario de Bebe Junto a su Madre Julia y su Papa Mario
Los recuerdos que tengo de mi infancia y primera juventud son espectaculares. Los centros de socialización inicial fueron la escuela primaria -no existían los jardines de infantes-, el barrio con veredas y calles de tierra y el club de barrio más cercano. Era la época en que los mayores de la familia escuchaban la radio y los menores disfrutábamos la calle y los juegos compartidos con los amigos.
Esta primera etapa de mi vida la transité en la zona de Dorrego, a una cuadra de la Avenida Costanera del zanjón Cacique Guaymallén y Andes Talleres Sport Club fue mi club de barrio.
Mi fecha de nacimiento es el 10 de marzo de 1945, comencé a transcurrir los 80 pirulos. Nacido bajo el signo Piscis, como San Martin.
Los avances tecnológicos me cambiaron la vida. Nunca tuve celular y el teléfono fijo no lo usa nadie. Ahora todo se maneja online, te piden el token y te aclaran que no son robot.
DP: ¿Qué recuerdos guarda de sus padres?.
Mi grupo familiar estaba integrado por mi madre Julia -ama de casa- y mi padre Mario -tenía un pequeño negocio de venta de repuestos de máquinas agrícolas-, ambos hijos de inmigrantes españoles e italianos. Mi hermana Julia Cristina se integró cinco años después de mi nacimiento. Mis padres, con su estudio primario, se preocuparon para que nunca nos faltara nada y que tuviéramos estudios secundarios y universitarios.
DP: ¿Cuándo descubrió que su vocación era enseñar y educar?.
"La huella abre camino... "
Soy exalumno salesiano. En el Colegio Don Bosco de ciudad realicé mi estudio secundario a partir de 1958. Cursaba tercer año del Bachillerato, cuando el profe de Historia sugirió la lectura extra de un tema en desarrollo sobre la Revolución de Mayo. El libro sugerido fue "El Pronunciamiento de Mayo" de Roberto Marfany que aportaba un conocimiento revisionista sobre mismo. El profe Aurelio Bertagna, sacerdote en ese entonces y luego Canciller en el Arzobispado, fue quien dejó huella y mostró el camino. En quinto año tenía claro que quería ser profesor de Historia, aunque no sabía dónde podía concretarlo. En realidad, tuve suerte porque la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Cuyo estaba ubicada en Avenida Las Heras al 300. Era una casa de familia que había sido alquilada y que quizás no reunía todas las necesidades edilicias al respecto. El Aula Magma nos quedaba chica.
El interés inicial en el acercamiento a la Historia fue la información e investigación. Con el título en la mano apareció la docencia en el aula y descubrí mi verdadera vocación. Me dije estoy es lo mío en el ámbito del colegio secundario.
DP: ¿Qué memorias tiene de su época universitaria?
Recuerdo esa época con mucho cariño y agradecimiento. Ingresé en 1963. El 99% de los estudiantes eran mujeres. En los Campeonatos Interfacultades apenas podíamos reunir un equipo de fútbol.
Mario, de pie; a la izquierda de la foto.
Los dos primeros años los cursé regularmente. La primera materia que rendí fue Latín 1. En 1966 fui convocado al Servicio Militar Obligatorio. Cuando regresé Latín 2 me marcó mi trayectoria universitaria- no lo podía aprobar- y opté por cambiarme a Griego1, también lengua clásica, donde cumplimenté los "tres griegos" correspondiente. El estudio se alargó en el tiempo, pero la meta final se logró con esfuerzo y constancia:me recibí de Licenciado y Profesor de Historia.
DP: ¿Qué significó para Usted recibirse de profesor de Historia?
Fue el cierre de un camino iniciado con vocación. El título me abrió la puerta del aula y allí me encontré con mi verdadera pasión: la enseñanza secundaria.
Un joven Mario Delpodio dando sus primeros pasos en la docencia.
DP: ¿Qué ha significado la docencia en su vida?
"El profe taxi... "
Mi tarea como profesor de Historia transcurrió en muchas instituciones educativas de nivel medio de la provincia. Algunas fueron de gestión estatal y otras privadas. En el Colegio Nuestra Señora del Rosario del departamento de Lavalle realicé mi primera experiencia. Esa primera etapa la compartí con el Colegio Don Bosco de Ciudad, Colegio San Luis Gonzaga, Escuela de Cadetes de Policía Gral. José de San Martín entre otros. En el ámbito estatal trabajé en la Escuela N° 4-054 Juan Isidro Maza de Rodeo del Medio -fui profesor fundador-, Escuela N° 4-048 Panquehua, Las Heras, y Escuela N° 4-073 Adolfo Bioy Casares del Barrio Infanta Mercedes de San Martín, Las Heras. La Escuela N° 4002 Fray Luis Beltrán me permitió ejercer la docencia en un centro educacional histórico de la provincia.
La docencia ha sido mi vocación, mi forma de vida. Me sentí parte activa y transformadora del entorno educativo.
DP: ¿ Cómo vivió su experiencia como líder educativo, ocupando roles como rector o director y qué visión o enfoque tuvo?
Cuando ejercí cargos de conducción, el orden y la disciplina fueron rasgos distintivos. Siempre compartí esa función con el aula. Para los alumnos, la imagen del directivo se "humanizaba" en ese contacto. Me sentí un referente más. Compartí la gestión con toda la comunidad educativa.
DP: Eso se puede ver por el cariño, respeto y admiración que aún sigue despertando en sus ex alumnos y el afecto con que que siempre se refieren a Usted a traves de las Redes Sociales. ¿Por qué cree que ha dejado una marca profunda en tantos alumnos?.
Quizás por haber compartido el aula con ellos, por haberlos escuchado y acompañado. El cariño que recibo a través de medios o encuentros me conmueve y reconforta.
DP: Muchos lo vieron como un verdadero padre, especialmente en los viajes de egresados. ¿Cómo vivió esos momentos?.
Fue un espacio de convivencia diferente, donde el lazo se estrechaba. Era un tiempo de alegría, de emociones, de cierre de etapas. Muy gratificante.
Algunas de las actividades coprogramáticas, complementaban el programa académico, fuera del aula y contribuían al desarrollo integral de los alumnos, movilizaban a la comunidad educativa. Entre ellas recuerdo los Viajes de Egresados. El Instituto se caracterizó desde sus inicios por realizarlos.
Participé invitado en algunos de ellos.
¿Alguna anécdota significativa ?
En esos años mi deporte principal era el triatlón . Es un deporte combinado que involucra tres disciplinas: natación, ciclismo y carrera pedestre, su entrenamiento implica dedicarle mucho tiempo. El Liceo me movilizaba de 7:00 hs hasta 1200 hs y el ingreso al Instituto era 13:30 hs hasta 18:30 hs. Para realizar el ‘entrenamiento en bicicleta' procedí a utilizarla para transportarme a ambos colegios. Salía de mi casa con ropa de ciclismo, en el Liceo tenía la vestimenta formal para realizar mi actividad docente, recuperaba la deportiva para viajar a Rodeo del Medio donde repetía la rutina inicial formal y luego la deportiva para retornar a mi casa. El recorrido total sumaba aproximados 40 kilómetros. En el regreso la tarde comenzaba a oscurecer y solía usar una pechara fosforescente para que me visualizaran en la ruta. ¡Una cosa de locos...! En esa época vivía en el Barrio Municipal del Challao en Las Heras. Este es mi segundo domicilio a partir de mi casamiento con Ana, mi esposa.
Durante todo el proceso de este conocer mas a la persona , Mario fue más que generoso: compartió recuerdos, ideas, afectos. Se brindó entero, sin reservas, con mucha lucidez, con la humildad serena y luminosa que solo tienen los grandes. Iclusive nos envio una foto en la que ocupaba el tercer lugar, cuando sabemos que muchas veces ha estado en el primer puesto, sin embargo quienes lo entienden como él , lo importante no es llegar primero , si no saber llegar .
Esos que no necesitan levantar la voz para dejar una huella.
Le basta con estar, con mirar con ternura, con decir lo justo, con hacer lo correcto.
Y al final, uno se queda con la sensación de haber descripto a un hombre bueno. De esos que hacen bien. De esos que, sin buscarlo, te enseñan .
Finalmente, ¿quién es Mario Delpodio ? ¿Siente que coincide con la imagen que otros ven en usted?
Soy un docente más. Alguien que vivió y se formó como tal. Quizás la imagen que tienen de mí es más grande de lo que siento ser. Pero si me ven como un referente humano, cercano, coherente... entonces he cumplido con mi propósito.
Hay apellidos que parecen portar un designio, una carga simbólica que antecede a sus portadores. Tal es el caso de Mario Delpodio, cuyo apellido no podría ser más elocuente: ha sabido escalar -en sentido literal y metafórico- hasta ocupar un lugar destacado en el podio de la vida. Podemos hablar de verdadero éxito cuando una persona logra armonizar los pilares fundamentales de la vida: la familia, el trabajo y el deporte. Quien alcanza ese equilibrio no solo triunfa en uno de esos ámbitos, sino que se consagra en todos. En ese punto, el éxito deja de ser una meta lejana para convertirse en una consecuencia natural.