Terraplanistas, los antivacunas, y el peligro de creer

 Por lo general toda teoría conspirativa se origina con el pensamiento de que hay una verdad que no puede ser revelada, que el gobierno, una empresa o personas inventan una mentira, en otras palabras, hay algo grande o superior que nos oculta cosas y posiblemente nos controla.   Creer en este tipo de teorías nos… Continúa leyendo Terraplanistas, los antivacunas, y el peligro de creer

 Por lo general toda teoría conspirativa se origina con el pensamiento de que hay una verdad que no puede ser revelada, que el gobierno, una empresa o personas inventan una mentira, en otras palabras, hay algo grande o superior que nos oculta cosas y posiblemente nos controla.

 

Creer en este tipo de teorías nos hace sentir bien e incluso algo importante porque sentimos que tenemos información que nadie más tiene, el problema es que nos convierte en personas un poco tercas. Creer en esto solo hace que busquemos información que apoyen nuestra creencia, el famoso sesgo de confirmación, es decir le damos más relevancia a la información que confirma lo que creemos, más que a la que lo niega.

Algunos estudios revelan que las personas que creen en teorías conspirativas suelen tener un leve sentimiento de superioridad, son paranoicos extremistas en sus opiniones y se sienten una especie especial, por tener información que los demás no tienen.

El sentimiento de pertenecer a un grupo selecto puede que no sea peligroso, un ejemplo claro es la llegada del hombre a la luna, un suceso que para muchos nunca sucedió, esta teoría dice que la llegada a la luna de los astronautas a bordo del Apolo 11 sencillamente nunca ocurrió, y según quienes defienden esta idea, todo fue un montaje y fue grabado en un estudio para ver como reaccionaba la Unión Soviética en plena Guerra Fría con los Estados Unidos.

¿De dónde surgió esta teoría?

Con la llegada de internet, la no llegada del hombre a la luna, consiguió más adeptos; y se pueden visualizar fotos como la del diario digital Daily Mail, que se centra en una foto donde a uno de los astronautas del apolo 11, se refleja en su lente un tipo de cámara de foto, y con esta ?prueba?, afirman que la misión es falsa.

En diciembre del 1969 el jefe de asuntos públicos de la NASA Michael Collins, quien solía reunirse con un grupo de expertos en aviación en Carolina del Norte, mostró unos vídeos donde se veía a los astronautas y al equipo científico en algo parecido a la luna, luego explicó que eso se había filmado en las instalaciones de la NASA durante unos ejercicios de simulación,  y dijo una frase que terminó dando origen a la duda del hombre en el piso de la luna, Collins dijo: ?se puede falsificar cualquier cosa desde el suelo, casi hasta el punto de la decepción, los invito a que lo piensen y tengan su propia decisión sobre si el hombre realmente caminó la luna?, esta frase la dijo en la reunión anual llamada Men Will Never fly Memoria Society, una sociedad compuesta por un grupo de pilotos y ejecutivos de aerolíneas que se reunió en una noche llena de ironía y sarcasmo, donde bebían mucho alcohol y bromeaban sobre el tema con sus compañeros. Lo que no sabía es que esa frase, dicha en tono irónico llamó la atención de unas pocas, pero muy ruidosas personas, generando tanta repercusión que la nasa en el 1977 tuvo que publicar un texto con la ayuda de los astronautas dando detalles de cómo fue caminar y pisar la luna

Para poner blanco sobre negro, se conocieron datos como la cantidad de personas que trabajaron en la misión del Apolo 11, estuvieron involucrados casi medio millón de empleados de la NASA unos 411.000 para ser más exactos, según diversos estudios hechos en la universidad de Oxford en los cuales no vamos a profundizar, con esa cantidad de gente involucrada en la misión en menos de 4 años del día del alunizaje, la mentira debería haberse conocido, lo que hace sencillamente imposible mantener un secreto durante tanto tiempo con tanta gente conociéndolo, falsificar el aterrizaje lunar en el 69 iba a ser hasta más difícil que literalmente ir a la luna, con la iluminación de la época hubiese sido imposible falsificar las fotos del alunizaje. Las fotos del momento tienen sombras paralelas, ósea que la fuente de luz es el mismísimo sol, el cual muchos kilómetros de distancia, tirando abajo la teoría de que, si todo se tratase de recrear esa iluminación en un estudio, las sombras estarían reflejadas para cualquier lado, sin mencionar que el adversario inmediato de ese momento de Estado unidos, Rusia, nunca se expresó en contra de la noticia.

La tierra no es redonda, Terraplanistas

 

La definición es sencilla, y como el nombre indica, este grupo piensa y tiene la teoría de que la tierra es plana, y que obviamente todas las fotos de la NASA son falsas, algunos de ellos creen que la tierra tiene una forma redondeada pero no esférica, como una especie de media esfera. Según ellos el Polo Norte está en el medio del mapa y la Antártida rodeando todo como si fuese un muro gigante de unos 3000 metros de altura, el cual contiene el agua de los océanos al estilo del muro de Game of Thrones, algunos también dicen que hay algo así como una cúpula o domo arriba de la tierra.  Además, creen que la mayoría de fotos que vemos de la tierra son tomadas con un lente ojo de pez, como el que usan los skaters, esto para darnos la ilusión de que es esférica, lo mismo con las ventanas de los aviones, que según ellos tienen un aumento estilo lupa, efecto para que así la NASA puede engañarnos y ocultarnos que la tierra es plana. Todas estas definiciones y teorías que les sirven para instalar ideas e hilar junto con la llegada del hombre a la luna, un plan conspirativo donde nos controlan en absolutamente todo.

El peligro de una teoría, los antivacunas

Si bien nadie va a morir pensando que el hombre nunca llegó a la luna, o que la tierra no es redonda, están los que motivan e impulsan un pensamiento muy peligroso, el movimiento antivacunas. Resumidamente y en la menor cantidad de palabras posibles el movimiento antivacunas, prácticamente plantea que las vacunas que nos ponemos, son causantes de entre otras cosas el autismo, y por esa razón hay cada vez más padres y madres que rechazan la idea de vacunar a sus hijos.

Hoy por hoy se podría segmentar a los antivacunas en tres grupos, en primer lugar, a los que no vacunan por motivos religiosos, en segundo lugar, a los que no vacunan por motivos naturistas, ya que dicen que tu cuerpo genera sólo los anticuerpos, y por último los conspiranoicos , estos aseguran que no vacunan a sus hijos  porque es una herramienta para poder controlarnos, y para que los laboratorios se hagan millonarios con esto.

El caso más resonante de la construcción del mito de la vacunación, es el que la relaciona con el autismo. En 1998, la revista The Lancet había publicado un artículo del médico Andrew Wakefield, que afirmaba que había estudiado a 12 pacientes que habían recibido la vacuna triple viral, y que 9 de ellos habían mostrado desórdenes que incluían autismo. Más de una década después, una investigación de otra publicación científica, The New England Journal of Medicine, reveló que Wakefield a quien se le prohibió ejercer la medicina, había montado un fraude para impulsar otra vacuna que él había patentado, aunque The Lancet se retractó, esta información sigue circulando una y otra vez en internet.

A través de las redes sociales circula mucha información falsa, y el poder de algunos personajes mediáticos hace que estas opiniones se difundan de manera rápida.+, pero este es un defecto que debemos combatir con una buena información científica, sin dogmatizar, empatizando con la gente y generando credibilidad.

Hace poco Facebook, anunció que notificará a sus usuarios que interactúen con publicaciones falsas sobre la pandemia de coronavirus, que fueron más de 40 millones en un mes, según reconoció la propia red social.

El antivacunismo es desinformación organizada, la rivalidad entre partidos y la politización de las decisiones sanitarias como la vacunación tienden a adoptar posiciones emocionales y extremas (tanto a favor como en contra) en tiempos de crisis.

 

Por: Fernando Cascino