CAMBIO CLIMÁTICO

Sandra Díaz, la mujer que enfrenta al negacionismo climático con flores, datos y coraje

Una científica cordobesa entre los 100 nombres que pueden cambiar el mundo. Es Sandra Díaz. Es ecóloga. Es argentina. Asegura: "Nos quedan 10 años. Después, será tarde". En tiempos oscuros, la ciencia es una luz que no grita.

Adrián Characán

El mundo se calienta. Y no por ideología, sino por termómetros. La naturaleza grita lo que los gobiernos niegan. Y entre tanto ruido, aparece una voz clara, pausada, sin estridencias pero imposible de ignorar: Sandra Díaz, ecóloga argentina, nacida en Bell Ville, Córdoba, criada entre libros, bosques y preguntas que incomodan.

Este abril, la revista TIME la eligió entre las 100 personas más influyentes del planeta. Una lista donde conviven Elon Musk, políticos globales, celebridades y ahora, una mujer que estudia plantas. 

Que no vende futuro en cápsulas, sino que pelea por salvar el que tenemos. La que da batalla -desde el Sur del Sur- al negacionismo del calentamiento global.

No es la primera vez que el mundo la reconoce. En febrero de este mismo año, fue galardonada con el Premio Tyler 2025, conocido como el "Nobel del Medio Ambiente". La ceremonia fue en Los Ángeles. Pero la raíz de todo está en Córdoba.

Una científica del CONICET -ese instituto venerado en el mundo y vilipendiado por Milei

Sandra es investigadora del CONICET y docente de la Universidad Nacional de Córdoba. Es decir: trabaja en esas dos instituciones públicas que Javier Milei y sus voceros ningunean con desprecio, como si pensar fuera un lujo o investigar, un gasto innecesario. Pero resulta que desde ahí, desde ese rincón de la Argentina castigada, se producen los saberes que el mundo escucha.

Su teoría sobre la "diversidad funcional" cambió para siempre la forma en que se mide la biodiversidad. No todas las especies son iguales, dice. Algunas plantas regulan el agua, otras almacenan carbono, otras protegen el suelo. Si desaparecen, el ecosistema colapsa.

"La velocidad con la que están ocurriendo los cambios en la naturaleza es inédita", dice la experta argentina Sandra Díaz.

Esa mirada se convirtió en el Espectro Global de la Forma y Función de las Plantas, la primera base de datos mundial sobre estos rasgos. Desde ahí, Sandra demuestra lo que los presidentes negadores quieren tapar: que estamos destruyendo el sistema que nos sostiene. Y que no hay segunda Tierra para mudarse.

Córdoba: espejo y advertencia

Sandra nació y estudió en Córdoba. La Córdoba que hoy arde cada verano. Que pierde su monte nativo. Que tiene niños sin sombra y ríos sin agua. Esa Córdoba es su origen, pero también su alarma.

Habla de su provincia con amor y con dolor. Como quien ve deshacerse la casa donde creció. Por eso insiste, con voz mansa pero firme, que el daño ya no es futuro: está ocurriendo. Y si seguimos negándolo, será irreversible.

"Nos quedan 10 años. Después, será tarde"

Lo dijo sin estridencias en una entrevista reciente en Radio con Vos:

Si perdemos esta década, perderemos oportunidades para siempre.

No es un slogan. No es una amenaza. Es la proyección científica de quien estudia los sistemas vivos del planeta.

Nos quedan 10 años para dejar de destruir bosques, para cambiar cómo comemos, cómo nos trasladamos, cómo consumimos. Diez años para que el poder deje de burlarse de la ciencia. Diez años para escuchar, por fin, a quienes saben.

Una voz que no pide aplausos: pide acción

Sandra no quiere estatuas. Ni cargos. Ni honores. Lo suyo es otra cosa: la batalla silenciosa por la verdad. Por eso baja del laboratorio y da charlas, entrevistas, talleres. Habla con chicos, con mujeres rurales, con comunidades indígenas. Porque sabe que si el conocimiento no se comparte, no transforma.

"La ciencia no puede quedarse en el laboratorio", repite. Y lo demuestra cada día. Aunque la política mire para otro lado. Aunque el presidente tilde de "gasto" al conocimiento. Aunque el fuego avance.

En un mundo que arde, escucharla ya no es una opción. Es una urgencia.

Hay voces que el mundo reconoce porque gritan. Y otras, porque resisten. Sandra es de estas últimas.

Una mujer que estudia el tejido de la vida con la misma precisión con la que otros deshilachan el país.

Una científica argentina entre las más influyentes del planeta.

Una cordobesa que no se calla.

Una investigadora del CONICET -ese faro que el poder quiere apagar- que decidió decir lo que nadie quiere oír:

Nos quedan 10 años. Después, el silencio.

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