FIN DE LA MODERACIÓN

La renuncia de Trudeau y los desafíos de Canadá

El autor de la nota, Rodrigo Briones, detalla el impacto que producirá en Canadá la renuncia de Trudeau, los desafíos de quien lo reemplace y la agenda amenazante de Trump para el país del norte

Rodrigo Briones
Periodista. Analista Político. Conductor y productor de Radio. Argentino y Canadiense

En el mismo momento en que se verifica que los cien CEO mejor pagos de Canadá ya han recibido en pocos días el equivalente al salario que al promedio de los canadienses les llevará 360 días más poder ganar, se evidencia una brecha de 210 veces entre ambos extremos de la línea de riqueza y pobreza. Sin poner en esta ecuación a los más de un millón de trabajadores inmigrantes a los que los tres mandatos de gobierno saliente no solucionaron su estatus legal en la economía informal. En este contexto, el Primer Ministro Justin Trudeau ha anunciado su intención de renunciar.

Leo en la pantalla de mi teléfono una cita textual del anuncio: "I intend to resign as Leader of the Liberal Party (the process has already begun) and as Prime Minister (therefore he has prorogued parliament until March 23)." En español: "Tengo la intención de dimitir como líder del Partido Liberal (el proceso ya ha comenzado) y como Primer Ministro (por lo que he prorrogado el Parlamento hasta el 23 de marzo)".

El sistema político canadiense es una monarquía parlamentaria y democracia representativa basada en el modelo del Parlamento Británico. A diferencia de muchas repúblicas presidenciales de América, la renuncia de un primer ministro no es automática: hay un proceso formal que seguir.

La jefatura del Estado recae en el monarca del Reino Unido, representado en Canadá por el gobernador general, un cargo ceremonial que actualmente ocupa Mary Simon, la primera persona indígena en desempeñarlo. Sin embargo, el verdadero poder ejecutivo reside en el primer ministro, quien lidera el partido con mayoría en la Cámara de los Comunes. Este parlamento bicameral, compuesto por la Cámara de los Comunes y el Senado, es quien determina quién ocupa la jefatura del gobierno.

El legado de Trudeau

Justin Trudeau, que cumplió 53 años el día de Navidad, asumió el cargo en noviembre de 2015, inaugurando lo que llamó "Sunny Days" (días soleados). Como hijo de Pierre Elliott Trudeau, primer ministro entre finales de los 60 y mediados de los 80, Justin heredó un apellido cargado de historia y expectativas.

Reelegido en tres ocasiones, ha sido uno de los líderes con más tiempo en el poder en Canadá. Sin embargo, su popularidad ha caído drásticamente en los últimos dos años, debido a problemas como el aumento del costo de vida y la crisis de acceso a la vivienda. La situación recuerda las justificaciones comunes en otros contextos: "pandemia, guerra y sequía".

Actualmente, las encuestas predicen una derrota clara del Partido Liberal frente a los conservadores en las elecciones que deberían celebrarse en octubre - pero es muy posible que se anticipen, sin importar quién lidere a los liberales. Las fuertes presiones internas en el partido también han complicado la posición de Trudeau. La renuncia de Chrystia Freeland, su ministra de Finanzas y antigua aliada ha sido quizás la gota que rebalsó el vaso.

Una publicación en las redes sociales llega a mi teléfono: "Me ha quedado claro que, si tengo que librar batallas internas, no puedo ser la mejor opción en esas elecciones" cbsnews.com/news/justin-trudeau-resigns-canada-prime-minister-liberal-party-leader


La sabia reflexión del Primer Ministro llega como regalo del Día de Reyes después de un fin de semana de meditación donde seguramente puso todos los escenarios en la mesa de arena.

Brechas económicas y sociales

Empecé esta crónica con un dato impactante: la creciente brecha entre ricos y pobres en Canadá. Aunque no se espera que los cien CEO más ricos del país resuelvan este problema, sí debería ser una prioridad para la clase política.

Desde 2019, la inflación ha dominado la agenda. Tras la pandemia y la guerra en Ucrania (¿no lo había dicho ya?), el Banco Central buscó controlarla mediante aumentos en las tasas de interés, sin abordar problemas estructurales como la ruptura en la línea de suministro a nivel global. Las grandes cadenas de supermercados, por ejemplo, admitieron haber aumentado precios de manera preventiva, contribuyendo a la crisis. Y no dieron marcha atrás, pese a los intentos del gobierno.

Al mismo tiempo, las familias canadienses enfrentan niveles récord de deuda, lo que agrava su vulnerabilidad económica. Para completar el panorama, en las principales ciudades del país, el acceso a la vivienda propia se ve cada día más lejos. Como dijo Serrat: Y cuanto más voy pa' allá más lejos queda, cuanto más de prisa voy más lejos se va.

Batallas políticas

En el frente político, la oposición es feroz. Los conservadores, liderados por Pierre Poilievre, aspiran a reemplazar a Trudeau, mientras que los liberales intentan inventar un nuevo liderazgo. La propuesta del conservador debiera ser revisada por la masa de votantes de manera crítica, porque lo que se ha visto es una oposición del tipo "lo que yo te ofrezco es mejor", sin detallar qué, quién, cómo, cuándo, dónde y porqué. (Y la radio nos confunde a todos)

Por otro lado, el NDP (Nuevo Partido Demócrata) ha logrado avances significativos en su agenda, como el acceso universal a atención dental para niños y adultos mayores que se logró en alianza con Trudeau, pero ahora tiene que distanciarse del primer ministro renunciante para tener alguna chance.

Los medios en un costado

Obtenemos la información a través de los medios de comunicación, que no han encontrado a ningún político que apoye a Trudeau. Da la sensación de que lo único que pueden escribir los periódicos, radios y canales de TV es: 'Trudeau, acepte que tiene que irse'. Por deformación profesional se me hace imposible soportar este tipo de desinformación serial.

Mirando al Sur

El presidente que asume en el vecino país ha dicho que ve con agrado que Canadá se transforme en el estado 51 de la Unión o subirá los derechos de importación al 25%.

Un insulto a quienes se sienten canadienses. Un típico gesto de patotero que ladra fuerte para sacar ventaja en la negociación, sin buscar un acuerdo de consenso que le garantice lo que realmente necesita: protección para su industria.

Ya lo hizo en su primer mandato y la renunciada Chrystia Freeland logró negociar un acuerdo tripartito beneficioso con México y EE. UU., el cual hoy vuelve a estar en el tapete. Lo cierto es que las dos economías están muy imbricadas. Las bravuconadas tienen patas cortas, pero hay que bancarse los ladridos.

Abriendo el gran angular

Las corporaciones ven con preocupación: la agenda del cambio climático, el acceso irrestricto por y en Polo Norte, las reservas de petróleo embebidas en las arenas bituminosas del centro de Canadá y las reservas de agua dulce de este país. Cualquiera que aspire a suceder a Justin Trudeau deberá estar alineado con estos intereses

Ahora, ¿quién podrá salvarnos?

Esa incógnita está en manos de las pitonisas, los entusiastas de cada partido, los magos de las encuestas y la voluntad de voto de los que se sientan llamados a votar, ese histórico y magro tercio de los habilitados.

Al final, todo dependerá de cómo los canadienses decidan participar en las próximas elecciones. Trudeau sugirió en su discurso de renuncia que Canadá necesita un nuevo sistema electoral que permita opciones más representativas y menos polarizantes, idea que tuvo que descartar en 2017 - ¿se le acabaron las propuestas?

El destino de los sectores más desfavorecidos y los nuevos reclamos está en manos de los votantes, los partidos y la voluntad de construir un consenso en un país que enfrenta desafíos creciente

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