La historia de los 350 prisioneros portugueses que llegaron a la Mendoza Colonial
Un antiguo escrito coloreado de amarillo por el tiempo. Su fecha: 16 de abril de 1777. El enigmático "Documento 48". Una lista con nombres. Todos hombres y en su mayoría militares. Esta es la historia de los 350 prisioneros lusitanos que llegaron caminando, desde Buenos Aires, a Mendoza.
Nos encontramos en la enigmática sala de lectura del Archivo General de Mendoza, donde el silencio es tan profundo que parece cobrar vida propia. Este lugar, que fuera inaugurado hace 115 años para ser la estación principal de trenes del Ferrocarril Trasandino Los Andes - Mendoza, y que hoy guarda miles de secretos del pasado.
Especial de Orlando Pelichotti
Hace mucho tiempo que nadie abre la Carpeta 26 que esconde un tesoro histórico: el Documento 48, fechado el 16 de abril de 1777, que nos transporta a una época colonial fascinante. Con un título en rojo y mayúsculas que impone respeto, se revela el intrigante asunto de la lista de prisioneros de guerra portugueses enviados a la Ciudad de Mendoza. Este documento nos invita a explorar un periodo en el que el Cabildo, situado en lo que hoy es la Plaza Pedro del Castillo, era el centro de la sociedad.
Fotografía tomada desde el Matadero, donde se ve la Plaza (actual Pedro del Castillo) y, en segundo plano, el Convento de San Francisco, un poco más al fondo el Convento de Santo Domingo.
¿Qué historias y secretos se ocultan tras esos nombres y fechas?
Cuando pensamos en las corrientes inmigratorias en el periodo Colonial y que han dado forma a nuestra identidad de provincia, es común que la mente viaje a las comunidades de españoles y chilenos recordando los lazos históricos que nos unen. Sin embargo, hay una historia menos conocida, pero igualmente fascinante, que merece ser contada: la influencia de los portugueses en nuestra sociedad desde esos tiempos, hasta el presente.
El comienzo de la historia
La llegada masiva de 350 lusitanos a nuestras tierras ocurrió cuando el primer virrey del Río de la Plata, don Pedro de Ceballos, en 1777 logró conquistar varias ciudades del estado actual Río Grande del Sur del Brasil, como la Isla de Santa Catarina, Colonia del Sacramento, la isla de San Gabriel, las islas de Annobón, Fernando Poo San Miguel y Santa Teresa; que habían pertenecido hasta ese momento al Imperio Portugués.
En un giro inesperado, decidió enviar a los militares prisioneros de todos los rangos (en su mayoría portugueses nacidos en América, también de las Islas Azores y Oporto, que combatieron en Santa Catarina), a las principales ciudades del Sur. Así fue como, tras una larga y penosa travesía que inició por barcos, hasta Buenos Aires y luego caminando llegaron hasta nuestra provincia, arribando el 16 de abril de 1777.
Muchos de ellos, atrapados entre la nostalgia y la esperanza, optaron por regresar a su país, ya que esa era la condición del pacto entre España y Portugal. Pero otros decidieron quedarse en estas tierras que le ofrecía crecimiento y una rápida inserción social, en total se estima en un número superior a los 300 hombres, según las actas de Registros de Matrimonios en el Archivo Eclesiástico de Mendoza, publicados en 1931 por el historiador Monseñor José Aníbal Verdaguer.
Tras las huellas del pasado
Cientos de documentos, actas y libros de esta época colonial están atesorados en el Archivo General de Mendoza, allí el trabajo de preservación y custodia es constante.
En Diario PORTADA dialogamos con la técnica en documentología Alicia Guevara, quien nos introduce en el tema: "Con el tiempo, estos inmigrantes lusitanos se convirtieron en pilares de una comunidad que les presentaba muchas oportunidades para su desarrollo, aprendieron rápidamente a hablar el nuevo idioma. Varios se dedicaron al comercio, incluso muchos se casaron con mujeres españolas o con descendencia directa y llegaron a representar el 1,5% de la población en 1800, y muchos de esos apellidos llegan hasta nuestros días, según constan en las listas originales del Cabildo, con los nombres de los prisioneros, incluso hay varios expedientes sucesorios ya en el 1900... "
Los nombres que figuran en las actas originales de 1777
Desde aquellos lejanos días en Portugal hasta estas lejanas tierras del Virreinato del Río de la Plata, los ex prisioneros se reunían en casas para apoyarse mutuamente, para comentar las noticias de su país y en su idioma (con el dialecto de las Azores), sus tradiciones y cultura, también creando una red de solidaridad que les permitió prosperar y convertirse en referentes sociales.
Entre ellos se encontraban nombres como: Capitanes Jose Teixeira y Joaquin Madeixo, Piloto Francisco Santos, Francisco Ferreira, Elias Antonio, Nicolas Joaquin Ferreira, José da Silva, Jose Francisco Abreu, Manuel Fernandes, Manuel José Diaz. Marineros: Manuel Correa, Joaquin Jose, Nicolas Diza, Manuel Andrade, Francisco Rodrigues, Antonio Jose Diaz, Antonio Ferreira, Jose Gomes, Jose Teodoro Silva, Jorge Pereira, Sevastian Mendez, Domingo Silva, Antonio Fernandes, Bartolome Juan, José Joquin Pereira, Jose Martin Cuello.
En calidad de desterrados: Francisco Llaga, Teniente Antonio Jose Correa, Sargento Ignacio Duarte Cuello, Cabo Manuel Texeira. Soldados: Jose Acosta, Feliz Luis, Antonio Acosta, Joaquin Rivero, Francisco Amaxa, Victorino Diaz, Manuel Acosta, Jose Joaquin, Nicolás Vofante, Jose Ferreyra, con dos pulperías, Pascual Escalante, Jose Oliveira, José Silva, Jose Antonio Lima, Gregorio Lepe, Diego Murero, Antonio Jose de Melo, José Ferreyra, Pascual Rodrigues, Antonio Félix y Manuel Diaz, Antonio Leal, Jose Silva con dos pulperías, Tomas y Pedro Suares y Antonio Ferreyra.
La nueva sociedad
A casi una década de su arraigo, en 1786, al hacerse el remate público en el Cabildo, de todos los bienes de la Compañía de Jesús, varios portugueses fueron postulantes e incluso ganaron varios de los lotes y en las afueras de la Plaza Mayor, entre ellos se recuerdan a Jose Pinto Baudeyra y Jose Ferreyra de la Cruz.
A medida que se extinguió el siglo XIX, don José Ignacio Pintos de Silva, miembro de la Hermandad de la Caridad, se destacó por ser un médico que trataba muy cordialmente a los pueblos originarios, con la autorización de un Tribunal del Protomedicato, uno de los estudios más completos en este periodo, lo lleva adelante el investigador genealógico Luis César Caballero, en su libro "Raíces y Rastros en el Tiempo de Mendoza, Descendencias Centenarias de Algunos Indígenas y Extranjeros".
Ya en 1796, el ciudadano portugués Domingo Silva se destacó como apoderado del gremio de carreteros de Mendoza, mientras que otros, como Jacinto de Camargo y Loaysa, Fernando Guiraldes, Lucas Neyra y Pacheco, desempeñaron roles importantes en la administración local, según actas del libro oficial del Cabildo, reflejado en el libro "Portugueses en el Periodo Colonial", de la historiadora Rosa T. Guaycochea de Onofri.
Lamentablemente el gran terremoto del miércoles 20 de marzo de 1861 que azotó nuestra provincia borró mucho de ese pasado colonial, incluso sus enterramientos y sus legados materiales.
Miguel Telles Meneses: La aventura de fundar un fuerte en el final del Virreinato
Entre los prisioneros existió el teniente coronel Miguel Telles Meneses, quien fuera encomendado en varias oportunidades en la ampliación de la frontera agrícola hacia el Sur, llegando al Valle de Uco y al Fuerte de San Carlos con rango de Jefe de la Frontera y, finalmente, en la incorporación de todo el territorio comprendido entre San Carlos y el lejano río Diamante, mediante la creación del fuerte de San Rafael y que la historia lo recuerda como un hombre alto, de cabellos castaños que brilló por su estrategia y habilidad para negociar durante casi un mes con los pueblos originarios, logrando el respeto en ambos lados. Fue así que el 2 de abril de 1805, con el grado de comandante, Telles Meneses fue encomendado a fundar el Fuerte San Rafael del Diamante, conocido en la actualidad como Fuerte San Rafael, una de las últimas fortificaciones militares del Imperio Español, bajo la orden del virrey Rafael de Sobremonte, quien representaba al rey de España Carlos IV.
Los estudios de la historiadora Florencia Roulet subrayan la importancia de estos eventos para el dominio español en el Sur, revelando cómo los portugueses crearon en nuestra provincia es un capítulo lleno de intrigas y contribuciones significativas que han dejado una huella indeleble en nuestra cultura.
Las huellas de esos 350 portugueses no es sólo un relato de inmigración, sino un testimonio de resiliencia y adaptación que sigue resonando en nuestra identidad actual. La historia está lista para ser desenterrada del inconsciente colectivo que se destruyó definitivamente en el terremoto de 1861, y estamos aquí para descubrirla y comprender el origen de nuestros apellidos.